Capitulo 14



Envenename lentamente, un beso a la vez.

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Los rayos de luz iluminaron el espejo de agua, como bailarinas doradas al atardecer. Dulces bailarinas que se ahogaron cuando Cupid y sus sombras llegaron a la orilla del lago.

Había cambiado su vestido rosa, por uno más apropiado. Uno tan oscuro como la noche eminente. Como su mechas de cabello, y su corazón.

Dió un paso al frente, y a su alrededor las flores se marchitaron, el viento comenzó a volverse frío, y los pocos animales que ahí había, corrieron a esconderse. Dió otro paso, y otro más, hasta estar dentro del agua, clara y gélida...

Cupido... Princesa... Canturreo una voz incorporea.
Villana... Hechizera... Susurro otra.
Asesina... Reina... Exhaló una tercera, tan cerca de su rostro, que pudo sentir la respiración fantasmal de las almas en pena que rondaban el lago. Su cuerpo se estremeció lentamente. Alzó la vista al cielo, donde la luna comenzaba a eclipsar al sol, tiñendo el dorado cielo, en color lila pálido, luego azul oscuro, y finalmente, de un inmenso negro.
Su mirada había quedado embelesada por el astro que reinaba sobre su cabeza, mientras ella seguía avanzando entre las aguas, cada vez más profundas. Pero pronto todo comenzó a tornarse borroso. Difuso. Y las voces, esas voces, lo llenaron todo.

Su cabello se tornó completamente negro antes ser arrastrado al fondo del lago.