Al momento de escuchar que Tessa había aceptado ir, Coulson le propuso que viajarán ese mismo instante, pero ella se negó ya que no podía irse así de la nada, tenía que arreglar unas cosas en su trabajo, y eso fue lo que hizo.
A su jefe le dijo que tenía que salir de la ciudad por unos días debido a problemas personales. Solamente le dio tres días, Era más que obvio que iba a terminar despedida, esos míseros tres días no le iban a servir de nada.
Ahora si, sabiendo que si en tres días no llegaba alguien más ocuparía su puesto de trabado le dijo a Coulson que ya podían dar marcha a Nueva York. Viajaron a las 11:16 A.M horario de Francia y llegaron a las 20:43 P.M horario de la ciudad de Nueva York, y solo fueron tres horas metida en el Quinjet un vehículo aéreo que superaba la velocidad de cualquier avión.
Su ceño fruncido demostraba el descontento que sentía en ese momento. Después de bajar del Quinjet la metieron en un auto negro con los vidrios polarizados y más agentes, había perdió la noción del tiempo de cuanto habían viajado y cuando miró por la ventanilla del auto no tenía ni la menor idea en donde estaba.
— ¿Dónde estamos? —preguntó aún mirando por la ventanilla, estaban estacionados frente a uno de los edificios de los tantos que habían ahí.
— Estamos en Midtown Manhattan —y por eso su descontento.
Presionó un botón y el vidrio polarizado de la ventanilla bajó. Un aire frío golpeó su rostro, sacó la cabeza hacia afuera del auto, y desde donde estaba pudo ver ese nombre en grande; grande y brilloso nombre, una sonrisa sellada apareció en su rostro.
— ¿Dijiste que tenía una reunión con Fury no? — tomó asiento, subió el vidrio de la ventanilla y miró a Coulson—. Y dudo mucho que Fury este ahí.
— Tenemos que hacer una parada rápida primero.
Coulson salió rápido del auto sabiendo que si no lo hacía iba a escuchar una queja de parte de ella.
Por otro lado estaba Tessa, mirando como el agente entraba al edificio sin que nadie lo detuviera y con el teléfono celular pegado a su oreja.
Diez minutos; diez malditos minutos habían pasado desde que Coulson entró al edificio y ella ya no aguantaba más estar estacionados frente a esa torre viendo como la gente pasaba y pasaba sin ningún rumbo, "bueno si, tal vez esa gente si tenía algún lugar determinado a donde ir por ejemplo sus casas" se dijo a si misma. Sin importarle nada más, bajó del coche haciéndole caso omiso a los llamados de los agentes, dejó de escucharlos cuando entró al edificio... vacío.
— Gran seguridad Stark — habló en voz alta, total nadie la iba a escuchar, eso era un desierto.
Entró al ascensor que Coulson había utilizado y presionó el último botón del último piso del edificio.
Su pie derecho comenzaba a dar pequeños golpes en el piso del ascensor, verificó cuanto tiempo estuvo metida en esa caja de acero inoxidable, y solo habían pasado quince segundos. Si que iba a tener que trabajar en eso de ser más paciente o el día en que compre un café y la fila sea muy larga iba a morir de impaciencia.
— Las horas de consulta son de ocho a cinco.— escuchó esa voz masculina bastante familiar.
— Esto no es un consulta.— y luego a la persona que fue hasta Francia y la había traído hasta aquí.
— ¡Tessa! — se podía escuchar una pizca de emoción en la voz de la mujer de cabello pelirrojo.
Tony al escuchar ese nombre miró a su novia y luego a la chica que salía de esa caja de acero, con una expresión de confusión en su rostro.
— ¿Qué haces aquí? — se podía escuchar el desconcierto en la voz de Stark.
— Sí, también es bueno verte Tony — la ironía no hacía ausencia en las palabras de Tessa.
Y ahí estaban, los dos hermanos mirándose fijamente a unos cuantos pasos del uno al otro, con el ceño levemente fruncido.
Ni idea de la diferencia de hora entre Francia y Nueva York, así que la inventamos porque ni ganas de entrar a Google y buscar.
Capítulo corto, pero bueno hace meses(creo)que no actualizo y se me dio la repentina ganas de escribir a las 6:50 AM (Argentina)