Sonia Doherty
Llego a la comisaría, con dolor de cabeza y mareada, es como si hubiera salido a beber toda la noche, pero lo único que pasó es que no pude dormir ¿cómo pude besar a Aiden?, ¿en qué estaba pensando?, ¿creí que tendría mi cuento de hadas con él?, ¿qué lograría llegar a su corazón y podría llenar los zapatos de Cárter?
No puedo creer que al principio veía a Cárter como mi heroína, quería ser como ella, pero ahora parece que su sombra comienza a opacarme, quiero ser la mejor agente, quiero ser tan buena investigadora como ella, pero a cada paso que doy comprendo que no estoy ni lejos de ser su competencia y ahora con Aiden, no sé, pero me siento frustrada, puedo jurar que si él ya la hubiera olvidado tal vez ese beso hubiera terminado diferente, pero… ¿tan grande es su amor y admiración por ella como para no permitir que ninguna otra mujer se acerque?
Me dejo caer sobre el escritorio, derrotada y desganada, no tenía ni siquiera ganas de venir a trabajar, pero claro, como buena adulta responsable, aquí estoy. De pronto veo llegar a un tipo con bata, del laboratorio, al escritorio de Ortega, está dejando unos papeles encima. Doy un brinco y camino hacia él.
—Buenos días… ¿todo bien?—, me asomo por encima de su hombro tomándolo por sorpresa.
—Buenos días, agente Doherty, solo quería entregar los resultados de ADN de las muestras de sangre— mi mirada brilla y de inmediato extiendo la mano hacia el folder.
—Que gran noticia, gracias— comienzo a hojearlo con interés, el laboratorista empieza a tronarse los dedos, nervioso, ansioso por quitarme los documentos y volverlos a colocar en su lugar. —¿Algo nuevo?, ¿bueno?, ¿relevante?, ¿encontraste al puto culpable?—, no puedo evitar mostrar mis ansias porque esto se acabe de una buena vez.
—Em… no… solo encontré ADN de la víctima, eso es todo— me responde apenado, con angustia en la mirada.
—Imposible, deberías de haber encontrado el ADN del asesino, me debes de estar jugando una muy mala y pesada broma, ¿entiendes?, hay un vídeo que muestra que la asesina sangró en el suelo como a un metro de la víctima… no me salgas con que no encontraste otro ADN— dejo el folder en el escritorio y tomo al laboratorista por la solapa de su bata, acercando mi rostro de forma amenazante.
—Wow… tranquila, aquí no golpeamos a los laboratoristas— dice Müller apareciendo a tiempo para liberarlo de mis garras —recuerda, ellos son nuestros amigos, nosotros colectamos las muestras, ellos las interpretan, no hagas nada estúpido— se pone de barrera entre los dos, evitando que mi mirada asesina siga intimidando a mi víctima.
—Con permiso— baja la mirada con pena mi víctima y prácticamente sale corriendo, alejándose lo más rápido posible.
—¿Qué fue eso?—, Müller me toma de las muñecas e inspecciona mi rostro.
—Lo siento, estoy demasiado tensa… no pude dormir bien— me libero de su agarre y retrocedo.
—Bien… y… ¿el resto del equipo?—, me pregunta girando en su eje, revisando con la mirada cada rincón de la comisaría.
—Ni idea…— me dejo caer en el asiento de la teniente y sigo hojeando el reporte, sin ilusiones ni esperanzas, me siento estancada.
—¿Tampoco ha llegado Ortega?—, pregunta frunciendo el ceño.
—Aquí estoy, disculpe la tardanza— de pronto aparece Ortega con unas ojeras peores que las mías, es curiosos, sus ojos vuelven a tener esa llama, pero es como si al resto de ella la hubiera arrollado un camión.
—Creo que hoy no es un buen momento para trabajar…— dice Müller viendo con desagrado a Ortega.
—Fue una noche muy pesada— sonríe apenada y toma el folder de su escritorio.
—Ya somos dos— suspiro pesadamente, cada vez que tengo unos segundo con mi mente en blanco vuelvo a ese momento en mi habitación, intentando besar a Aiden y terminando rechazada.
—Vaya, solo espero que su desvelo no sea por el mismo hombre jajajajaja— Müller se ríe, encontrando gracioso su comentario, pero Ortega y yo, por el contrario, lo vemos con molestia, nada atinada su broma, no me dio el mínimo de gracia y mucho menos a la teniente.
—Como sea… ¿encontraron algo?—, Ortega comienza a revisar el reporte con atención.
—Nada… solo lo que ya sabíamos… me siento tan… atascada— termino de decir, me levanto estirando mi espalda y de pronto un nombre comienza a resonar en el interior de mi cabeza. —Torstein…— digo en voz baja y recuerdo la última vez que lo vi, sabía que Burak haría todo esto, que pondría a sus hombres en lugares importantes, sabía que tenía gente dentro que lo podría ayudar y ahora que lo pienso, dudo que sea lo único que sabe, debe de tener más información. —¿Qué día es hoy?
—Viernes…— responde la teniente sin dejar de prestarme atención.
—Tengo que salir…— me cierro la chamarra y emprendo mi camino hacia las puertas del edificio.
—¿A dónde irás?—, me pregunta Ortega pisándome los talones.
—Tengo un contacto… él sabía lo que haría Burak antes de que todo esto pasara, iré a hacerle unas cuantas preguntas.
—¿Dónde?
—En el mercado ambulante pegado al Danubio…
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Editado: 07.01.2022