Take Me: Tómame

Capítulo 26

Caro Ortega

Me mantengo en la dulcería donde vi a Roxy, veo hacia la rosa roja mientras mi mano se mantiene sobre el collar, juego con él dentro del bolsillo de mi abrigo, en silencio, concentrada, respirando acompasadamente para encontrar tranquilidad y paz mental. Inhalo suavemente y saco el aire por la boca.

—¿Nerviosa?—, volteo hacia mi derecha y me encuentro con Verdandi. De inmediato inspecciono al resto de las personas en la tienda, algunas son agentes de civiles, entre los cuales se encuentran Akos y Doherty. —Descuida, no me pueden ver.

—Siempre me va a sorprender la manera en la que dominan el seidr.

—Y a mí siempre me sorprende descubrir que cada vez que hablo contigo, eres un poco más vikinga jajajaja— su comentario me hace sonreír, después de todo era algo que tenía que pasar de convivir tanto con esos nórdicos.

—¿Qué haces aquí?—, me mantengo tranquila sin prestarle mucha atención.

—Vine a desearte suerte… y… a… darte aquella visión del presente que ya no fui capaz de entregarte— volteo de nuevo con curiosidad, ¿a qué se refiere?, —¿lo recuerdas?, cuando me preguntaste por Aiden.

—De eso han pasado cinco años, ¿qué te hace creer que lo quiero ahora?

—Porque a veces las cosas llegan cuando las necesitas, no cuando las quieres…

—¿Por qué necesitaría ahora esa visión?

—Porque Skuld cree que la necesitarás…

—¿La necesitaré?—, de nuevo frunzo el ceño y me muestro molesta, Akos se acerca a mí y pone su mano en mi hombro, claramente ya se dio cuenta de que hablo sola, debe de pensar que estoy nerviosa.

—Sí… es el momento en el que debes de saber qué fue lo que vi, para que lo entiendas, es importante para que pase lo que tiene que pasar…

—No tengo tiempo para esto— me acomodo la gabardina y veo de reojo a Akos, está preocupado. Asiento con la cabeza dándole a entender que estoy lista.

—Tienes que saberlo, pero no te lo puedo brindar como una visión, pues ese momento ya es parte del pasado, ya forma parte del mundo de Urd, pero te puedo decir que fue lo que vi…— comienzo a caminar hacia la puerta de la dulcería y Verdandi me sigue de cerca, pero hago lo necesario para ignorarla —…Cárter.

—Si pertenece al mundo de Urd, ¿por qué no vino ella a darme la visión?

—Porque yo fui quien la vio, porque creyeron que lo recibirías mejor de mí.

—Jajajaja “creyeron”

—Vi a Aiden… solo… consumido por el dolor, gritando tu nombre mientras sus muñecas sangraban, transformándose en monstruo y envolviéndose en llamas, lo vi buscando su final, lo vi sufriendo… lo vi suplicando por evocarte y que te lo llevaras a donde tu estuvieras…— un escalofrío me recorre y por un momento me quedo con la mano contra la puerta de la rosa roja. No dudo de hacer lo que tengo que hacer, dudo en mi percepción de Aiden y la confianza que le tengo a Verdandi, antes de entrar volteo de nuevo hacia ella y sus ojos son suplicantes —él sufrió el resultado de sus decisiones… y lo único que ansiaba era la muerte… él te vio morir, ¿tu podrías verlo morir?

—¿Es una visión del futuro?—, siento un nudo en la garganta que cada vez se hace más grande.

—Recuerda que yo solo veo el presente— me guiña un ojo y se desvanece en el aire como humo.

Me quedo unos segundos con la mirada perdida ahí donde ella desapareció, respiro profundamente, cierro mis ojos, escucho mi corazón y entonces, antes de abrir la puerta, me quito los lentes, los guardo en la gabardina y me coloco el collar que me dieron las nornas, mi cuerpo se transforma al mismo tiempo que atraviesa la puerta y las veo ahí, formadas, con sus conjuntos de lencería, todas las chicas hermosas del último piso, como soldados, firmes, frente en alto y la mirada perdida.

Frente a ellas un grupo de hombres con pasamontañas ocultan sus rostros, tienen las bolsas de tela negra con las que las cubrirán durante el trayecto, solamente uno de ellos tiene el rostro descubierto de forma cínica, cuando voltea hacia mí, lo reconozco, se trata de Tin-Tin, sonríe ampliamente y camina hacia mí con las manos a la espalda.

—¡Roxy, llegas tarde!—, me regaña madame Marie, levanta una ceja mientras pega en la palma de su mano con el abanico, de nuevo tengo regresiones, recuerdos de mi infancia bajo la tutela de mi abuela.

—Lo siento… yo— mi voz no es la de siempre, escucho el timbre de Roxy pronunciando las palabras que articulo, es tan confuso como la primera vez que me transformé en Caro Ortega.

—No digas nada, no me hagas perder más el tiempo, dime que vienes preparada— me ayuda a quitarme la gabardina, donde van mis lentes, los micrófonos y el rastreador, lo mejor será que se queden aquí, lo siento Akos, no es mi intención preocuparte, pero en este caso debo de ir sola, sin tu ayuda, como aquella vez.

Me quedo en lencería roja de encaje, frente a la mirada de todos, yo soy la única que se siente extraña, el resto de mis nuevas compañeras visten igual y parece que las miradas lascivas las reciben de mejor forma; trato de recordar lo que se sentía caminar por la casa de Burak en paños menores con una botella de tequila en la mano. Creo que después de todo, esto no será fácil, no he superado esos viejos traumas y amenazan con hacer mi cabeza pedazos.




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