Simone Cárter
—Comprendo que… no solo has contado con el apoyo de Karime…— Aiden camina alrededor de la cama como un depredador, de nuevo esa mirada empoderada y arrogante se apodera de sus ojos —… y por tu expresión con respecto a la cultura nórdica, quienes te acompañan son de tu mismo linaje—. Creo que en este punto de la relación no tiene sentido guardarle nada.
—Mi familia, Tyra, mi prima… pues… no es mi prima… es hermana de Ragnar Lodbrok…
—¿Eres descendiente de Ragnar Lodbrok?—, pregunta con sorpresa.
—Así parece… él y algunos de sus hijos han decidido ayudarme, además de que pedí ayuda a la bratvá, me han ofrecido hombres y dinero, tengo recursos para declararle la guerra a Burak.
—Pero la Cárter que yo conozco no haría algo así, por el contrario, creo que eres una persona más de estrategia, más sutil, por algo estás aquí…
—Por respuestas que pareces no querer darme— sonríe de lado, sintiéndose descubierto por mi comentario audaz. Regresa hacia mí, mostrándome ese perfecto abdomen marcado por el fuego, no puedo evitar sentir dolor por él, por lo que intentó hacer cuando estuvo intoxicado de dolor.
—Burak tiene un contacto al cual no conozco, solo sé que es mujer y es la madre de Grendel, pero no sé más, ella es quien le ha dicho como crear wendigos y le ha ayudado a que Tin-Tin, T-Bird y Skank se hayan convertido en esas bestias, los demás que ya mató “la asesina nórdica” no terminaron su transformación…
—¿Skank?
—Así es… tomará su lugar como jefe el departamento de homicidios, pero sin intentas matarlo te llevarás una sorpresa… tienes que medir muy bien tus movimientos, Cárter— se recarga en la cama con ambas manos y me ve directamente a los ojos.
—Bien, supongo que ya acabé con los humanos… ahora debo de acabar con los monstruos… aunque… me falta Darla— recuerdo a esa mujer que se encarga de conseguirle las prostitutas al equipo de Burak.
—Está en proceso— responde rápidamente Aiden.
—¿Es en serio?, ¿qué hay de Myca y su bebé?
—¿La novia que se parece completamente a ti y su hijo?
—Sí, esa…
—Ni idea, no se pasa por aquí, Burak no habla de ella…— una punzada de angustia atraviesa mi pecho.
—¿Crees que…?
—¿Se la comió y a su bebé?, tal vez… tal vez ya sea un monstruo más.
—Es por eso que la buscó… es por eso que tuvo a su hijo, era la forma de transformarse en un wendigo, alimentándose de los que más quiere— aprieto los dientes y me da horror pensar en el pobre niño.
—No hay más Cárter, no descubrirás más de lo que ya te he dicho…— me advierte Aiden, vuelve a su caminata por la habitación —…mañana cuando vengan por ti, regresarás con tus amigos de la policía y harás lo que tengas que hacer…
—¿Y tú?—, voltea a verme de reojo mientras toma del escritorio el collar que me arrancó.
—Seguiré aquí, tengo que conocer a quien orquesta todo esto y cuando lo haga la mataré…
—¿Cómo sabes que no te descubrirán?
—Jajajaja porque no tienen a nadie tan inteligente como tu entre sus filas…— parece tener un exceso de confianza.
—Aun así no deberías confiarte… tal vez Burak y lo que queda de sus hombres no sean capaces de descubrirte, pero… ¿qué tal ella?—, su semblante cambia, se queda viendo hacia el horizonte como si pudiera ver a través de los muros.
—Sigyn…— pronuncia ese nombre con suavidad —…así se llama la madre de Grendel, la titiritera… Sigyn…
—Sigyn… suena nórdico— un escalofrío me recorre todo el cuerpo.
—Sigyn una aesir, su nombre significa “amiga de la victoria”, es esposa de Loki el Dios de la oscuridad y el engaño, la trampa…— dice Aiden haciéndome sentir de nuevo mal, supongo que eso es algo que debería de saber yo y no él, después de todo ¿quién es la inmortal nórdica?, —…que hilarante…
—¿Hilarante?, claro… que quien manipula todo sea la esposa de un Dios nórdico demente y mañoso, que tenga a un monstruo como hijo… que su nombre signifique eso no me da gracia— salgo de la cama y tomo mi ropa, aunque no es mucha.
—¿Qué piensas hacer?
—Saldré de aquí, la buscaré y la mataré… acabaré con todo esto antes de que siga su curso— Aiden se pone frente a mí y me toma de los hombros, no está dispuesto a dejarme ir.
—Siempre tan imprudente, siempre tan temeraria… no permitiré que lo hagas, no es forma… ni siquiera sabes si está aquí… ya te dije que me quedaré y averiguaré lo más que pueda para que tu actuar sea con cautela e inteligencia— siento como sus pulgares acarician mi piel desnuda haciendo pequeños círculos y de nuevo las piernas comienzan a fallarme.
—Aiden… yo…— intento encontrar las palabras adecuadas para que me deje continuar, pero… entre más lo veo más se me escapan, incluso se me olvida como hablar.
—Confía en mí— me pide con esa voz suave como terciopelo, tan grave y ronca, pero a la vez tersa, sus ojos se clavan en los míos y no siento que pueda con ese poder de convencimiento —déjame ayudarte…
—Creí que estabas ayudando a la policía…— mi comentario apenas audible lo hace sonreír.
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Editado: 07.01.2022