—Desde que supe que la hermosa Bella era la maldita perra de narcóticos… admito que me sentí timado y no solo eso, vimos como Burak perdió la cordura, pasó de ser un alma depresiva con ansias por vengarse a un tipo obsesivo… consiguió todo tu expediente, lo leía como leería un niño su cuento favorito antes de dormir… unos días quería matarte, otros lloraba por ti, no sabíamos si prometerle traer tu cabeza o tu corazón… hasta que Grange decidió tomar el control… salió un día con toda la disposición de acabar contigo… sabíamos que sería difícil, no eres cualquier novata… así que no me sorprende que lo hubieras matado, lo que me sorprende es que te haya matado y… que estés aquí, frente a mí— jala una silla y se sienta, me señala la silla de mi lado invitándome a hacer lo mismo.
—Creo que… no era mi hora— veo la copa entre mis manos y decido beber.
—Jajajajaja ¿qué no era tu hora?, todos te dieron por muerta, te dieron de baja en todos lados, se celebró un velorio… todo parecía tan… real jajajajajaja Cárter… Cárter… eres peor que una patada en los huevos… difícil de erradicar.
—¿Qué es lo que quieres T-Bird?, has ahuyentado a todos tus trabajadores, a tu seguridad, quedando solo tú, abriéndome la puerta… dejándome entrar… recibiéndome de esta forma cuando me he encargado de tus compañeros… Gideon, Fun Boy, Top Dollar… tu primo…
—Ya te dije… sabía que un día terminaríamos muertos gracias a ti, no sabía cuándo ni cómo… y mira… eso es lo que estás haciendo, matándonos.
—¿Quieres que te mate?—, mi pregunta lo hace sonreír y acabarse por completo su copa, se levanta y camina alrededor de la mesa, sus dedos pasean cerca de cada platillo, el lugar está inundando con el aroma delicioso de la comida recién hecha, cada platillo es un gusto a la vista y al olfato.
—Cuando era humano tenía menos de lo que ves en la mesa… comía hamburguesas de segunda, papas fritas remojadas en aceite rancio, cerveza barata… y ansiaba que llegara el día en que pudiera comer como rey, tuviera dinero para arrojar al cielo y eso era algo que poco a poco estaba consiguiendo a lado de Burak, me ofreció la salida fácil para hacer mis sueños realidad…— toma un trozo de pan que parece recién horneado y lo mete a su boca, cualquiera se deleitaría, pero él parece asqueado —…Burak no solo nos prometió riquezas, prometió que seriamos más fuertes, más hábiles, más rápidos… que nuestra piel sería impenetrable, nadie podría contra nosotros, los policías, los militares… no encontrarían forma de detenernos y no solo eso… seríamos inmortales, no moriríamos como lo hizo Grange… suena genial ¿no?—, me mantengo en silencio mientras la frustración se apodera lentamente de su semblante —¡todo sonaba perfecto!, nadie se negó, nadie creyó que sería difícil, nadie pensó que no valdría la pena…— se apoya contra la mesa delante de tanta comida —…fue cuando nos habló de esa perra, esa maldita bruja, Sigyn, nadie podía verla más que él, cuando nos dijo la idea de volvernos superhombres, creímos que bromeaba, pero después conocimos a Grendel, el hijo de esta mujer, vimos la bestia que vivía dentro de él, aunque nos dio miedo, nos motivó saber que podríamos ser como él con el sacrificio adecuado… así que… todos escogimos a la persona que más amábamos… le dijimos a Burak y dejamos que él se encargara…
—¿Qué él se encargara?—, me inclino hacia delante buscando una explicación.
—Tenía una hija… una pequeña niña, lo único bueno de mi jodida vida… lo único que amaba y que me quedaba…
—¿Valió la pena?—, mi pregunta duele más, hace que sus ojos se irriten, pareciera estar a punto de llorar.
—Tengo todo lo que ofreció Burak, soy más fuerte, soy más rápido, me convierto en una bestia que no podrían controlar, las balas no atraviesan mi piel… pero jamás nos dijo los efectos secundarios y nosotros nunca leímos las letras pequeñas…— sus manos se aferran al respaldo de la silla en la que estaba sentado —…no sabes lo que es tener hambre y no poder saciarla, comer todos estos manjares y que su sabor parezca diluido, incluso… insípido…— toma la pierna de un pavo horneado y le da un mordisco, pero termina escupiendo la carne al piso, deja la pieza en la mesa y se limpia la mano con una servilleta mientras camina hacia mí. De inmediato me levanto, no en vano he visto como su mente se ha ido degenerando con forme la plática ha avanzado —no sabes lo que es ansiar estar con una mujer, tener el dinero para comprar su tiempo…— se planta frente a mí y con el dorso de su mano acaricia mi mejilla —…no sabes lo desesperante que es tenerla en el lecho y perder el control, pasar de la pasión a la violencia, al hambre, la desesperación, dejar de besar su piel para encajar tus dientes, haciendo crujir su carne y sentir como su sangre llena tu boca—su mano baja hasta mi cuello y comienza a apretarlo suavemente, aprieta sus dientes como si quisiera recuperar el control de su extremidad —no sabes lo que se siente ver a esa mujer muerta sobre tu cama mientras le arrancas trozos de su carne y te alimentas, con asco, con repulsión por quien eres…
—Te vuelvo a preguntar… ¿valió la pena?—, sus ojos pasan de su mano alrededor de mi cuello a mi mirada, veo dolor, agonía, tanta que siento lástima por él.
—No… no valió la jodida pena… no lo vale… no…— mueve su cabeza de un lado a otro mientras sus lágrimas comienzan a salir, cayendo por sus mejillas. —Una maldición así… no es para cualquiera— cae de rodillas frente a mí, derrotado, humillado, jamás me imaginé ver a un hombre como él, arrogante y orgulloso reducido a esto.
Es entonces cuando pienso en Aiden, él pasó por lo mismo, mucho antes de que nos conociéramos, él se alimentó de su familia para poder ser lo que era, lo obligaron y aun así, pese a todo, está aquí, controlando lo mejor que puede sus instintos, ¿cuánto debe de sufrir cada vez que tiene hambre?, ¿cuánto debe de sufrir esas noches que la pasamos juntos entre las sábanas?, cierro los ojos, controlo mi dolor, un nudo en la garganta se forma, pero no por T-Bird, sino por Aiden, por todos los años que ha tenido que sobrevivir a él mismo.
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Editado: 07.01.2022