—Se escapó —me responde Dusha sin que si quiera haga la pregunta.
—¿Quién se escapó?
—Doherty —cuando me responde me quedo sin aire.
—¿Cómo que se escapó? —, frunzo el ceño y el corazón se me quiere salir del pecho.
—Su hermanita y su padre van rumbo Francia, ahí los retendremos mientras todo se soluciona, pero ella se rehusó a ir con nosotros —me contesta Camille, cruzada de brazos, como si no le importara.
—¿Qué?, ¿por qué no la obligaron?, no es como que tuvieran que preguntarle —le reclamo— se supone que son lo mejor de lo mejor, ¿cómo se les pudo ir una torpe como Doherty?
—Doherty no es una niña tonta, Simone, es una agente del equipo de narcóticos y recientemente de homicidios, sabe pelear, sabe disparar y al parecer huir, se escapó y no por suerte, en verdad imprimió esfuerzo —me dice Dusha agitando su abanico frente a su rostro.
—¿Ahora qué? —, frunzo el ceño y volteo hacia Aiden— ¿crees saber dónde puede estar?
—No estará en su casa, tampoco regresará a la comisaría, sabe que ahí la podrán encontrar fácilmente… ¿qué otro lugar le queda? —, sonríe de lado, pero no expresa felicidad, más bien molestia.
—Burak —respondo con desagrado, tuerzo los ojos y trato de respirar— ¿crees qué…?
—¿Qué lo traiga aquí?, depende… ¿crees que todo lo que le dijiste pudo herirla al punto de terminar de explotar su odio contra de ti? —, ya extrañaba ese sarcasmo que lo caracteriza.
—Bien, entonces tendremos que actuar más rápido que ellos… distraer su atención de aquí — volteo hacia Dusha quien parece comprender lo que digo. En el pórtico desvencijado de la casa se asoman mis inmortales, escuchando pacientemente—. Esta noche muere Skank… prepárense. Ivar levanta un grito de júbilo, brinca y le pega en el brazo a Björn, es el primero en entrar a la casa emocionado, supongo que dispuesto a prepararse para la contienda.
Entramos a la casa comunal, todos sacan sus mejores armas, en su mayoría son hachas y espadas, escudos fuertes y grandes. Llego a mi habitación, saco mi ropa de asesina que últimamente uso para estos momentos especiales, sacudo la gabardina y la pongo sobre la cama, me enfundo los pantalones negros y mis botas de cuero, me coloco mi corsé del mismo color y material, Aiden se acerca para ayudarme a correr los cinturones que le dan firmeza a mi torso y besa mi hombro descubierto con cariño.
—Debes de usar esto algún día en la cama —me dice en el oído robándome una sonrisa.
—jajajaja ¿te gustaría?
—Me encantaría quitártelo suavemente al descubrirte, arrancarte esa coraza, esa imagen de asesina y verte sucumbir mientras me muevo entre tus piernas —su voz me eriza el vello del cuello y un calor comienza a crecer en mi cuerpo.
—No me tientes… que podríamos intentarlo en este momento —volteo hacia él y lo beso; sus labios se mueven con ansiedad, hambrientos devoran mi boca, me toma de la nuca y me mantiene fija contra su rostro.
—Yo no soy quien tienta al otro —me dice separándose un poco de mí, después de robarme el aliento. Retrocede mientras se quita su saco y lo deja sobre el perchero.
—¿Vendrás conmigo? —, me acerco acariciando su espalda.
—A donde vayas —voltea de nuevo hacia mí, noto el compromiso en su mirada.
Asiento con la cabeza y le sonrío antes de caminar hacia la mesa donde descansan las hachas de mi abuela, hasta ahora me doy cuenta que no hay mucho espacio entre Ladgertha y yo hablando generacionalmente, las hago girar en mis manos antes de atorarlas en el cinturón de mi pantalón. Tomo la mascada que siempre cubre la mitad de mi rostro y la acomodo en mi cuello.
—¿Estás lista? —, entra Tyra y me quedo con la boca abierta. Es como ver a una vieja valquiria, tiene su cabello peinado en finas trenzas hacia atrás, solo de un costado, también tiene marcas pintadas con hollín en su rostro, está lista para la guerra.
—Eso creo —deja un cuenco en la mesa mientras yo me siento en la cama. Al igual que yo porta ropa de cuero, con correas que sujetan sus armas a ella.
Se sienta detrás de mí y comienza a acomodar mi melena rubia, lo peina con delicadeza y lo trenza de un lado al igual que ella, como si no quisiera que ningún cabello se liberara. Cuelga pequeños aros de metal al trenzarlo y cuando termina, acomoda los mechones que aun quedaron sueltos, Aiden me ve con una sonrisa, pareciera apreciar lo que Tyra hace en mí, ella le pide con la mano que le acerque el cuenco con cenizas y este no duda en dárselo. De pronto la tengo frente a mí mientras mete sus dedos colectando ese color negro.
—Eres la viva imagen de tu abuela, eres idéntica a Ladgertha, fuerte, decidida… con la misma mirada, si creyera en la reencarnación, podría asegurar que tú lo eres —levanta sus dedos llenos de hollín y aunque mi primera intención es alejarme, me mantengo firme. Pinta mis ojos trazando una línea horizontal sobre de ellos, de una a otra sien. —Era una guerrera valiente y muy decidida, además de inteligente, imposible que la engañaran al pelear… y no tenía compasión, no dudaba al atacar, siempre la admiré.
Le da los últimos toques a mi maquillaje de guerra y se levanta, viendo su trabajo terminado. Sonríe satisfecha y voltea hacia Aiden quien parece maravillado con la transformación, se planta frente a él y lo ve fijamente.
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Editado: 07.01.2022