Tyler
Sacudo la cabeza y miro frente a mí, justo donde he escuchado mi nombre. ¿Me han llamado? Veo la mirada de Marcus puesta en mí, y me centro yo también en él.
–¿Me has hablado? –pregunto directamente.
–Sí. Te preguntaba que dónde os metisteis tú y Nora en el preestreno. Cuando salimos, ninguno de los dos estabais –dice y se queda mirándome, esperando una respuesta–. De hecho, ahora tampoco está aquí.
–Es… ella se encontraba mal y la acompañé al hotel. Se ha quedado en la habitación descansado –digo rápidamente.
–¿Qué le pasaba?
–Ella… –vale, a ver qué digo yo ahora–. Le dolía bastante la cabeza y decía que se sentía cansada.
–Oh, pues espero que mañana ya esté bien.
Asiento con la cabeza lentamente y vuelvo a centrarme en mi plato. Pero me percato de las miradas insistentes de Dylan y Carol puestas en mí, aunque las evito por completo. Estoy seguro de que ninguno de los dos se creen para nada mi excusa –puede que nadie lo haga–, pero no insisten con el tema y yo tampoco me muestro abierto a hablar de ello. Ni de nada, básicamente.
Sigo cenando tranquilamente, fingiendo prestar atención a la conversación cuando realmente estoy centrado en otras cosas. Y ya os podéis imaginar el qué. La tarde que he pasado con Nora ha sido… genial. Volver a pasar el tiempo con ella después de tanto tiempo, sin acabar discutiendo y como si todo volviese a estar bien entre nosotros… lo echaba de menos, lo admito.
Eres un egoísta.
Ya lo sé.
Pues te lo repito.
¡Ya lo sé!
Pero de nuevo he tenido que ser yo quien arruinase el buen rato que estábamos pasando juntos. ¿En qué momento pensé que era buena idea volver a llamarla Pitufina?
Básicamente, no estabas pensando.
Eso es verdad.
Ha sido un impulso. De nuevo. Después de sujetarla cuando estuvo a punto de caer, recordé aquella primera vez que hablamos, en el rodaje, cuando estuvo a punto de caer de la silla. Y yo no tengo nada mejor que hacer que repetir lo mismo –o casi lo mismo– que dije aquella vez. Por supuesto, me he dado cuenta de su reacción y de que apenas quiso hablar después de eso. Ni siquiera ha bajado a cenar.
Poniéndome en su lugar, la comprendo.
Suspiro casi inaudiblemente y dejo los cubiertos a un lado. Aún no he terminado de cenar, pero no me apetece seguir haciéndolo. Intento mostrarme atento a la conversación que mantienen todos, pero acabo llamando la atención de ellos cuando me aclaro la garganta y me levanto.
–Voy a subir a mi habitación, yo también quiero descansar –digo simplemente–. Nos vemos mañana. Buenas noches.
Escucho un buenas noches por parte de todos, pero al intercambiar una mirada con Dylan, identifico la mirada significativa que me lanza. Sabe que algo ha podido pasar. Actúo como si todo fuese normal y, un minuto más tarde, ya estoy subiendo a la planta donde se encuentra mi habitación.
Justo estoy entrando en mi habitación cuando una llamada entra en mi teléfono. Inevitablemente, pongo los ojos en blanco al leer el nombre de Jessica, y tardo unos segundos de más en contestar.
Di que sí, como buen novio.
Cállate.
¿Quieres dejar de mandarme callar? Qué pesado.
Pues anda que tú.
Habla con tu novia.
–¡Hola, amor! –exclama en cuanto acepto la llamada.
–Hola, cariño –murmuro, caminando por la habitación–. ¿Qué tal? Estaba a punto de llamarte.
Mentira.
Bueno, pero eso ella no lo sabe.
Debería insultarte ahora mismo.
E, intentando mostrarme súper feliz y con ganas de hablar con ella, salgo al balcón y hablo con ella; o, más bien –casi como cada vez que hablamos–, escucho lo que ella me dice y yo resumo el día de hoy en pocas palabras. Por supuesto, sin contarle el detalle del rato que he pasado con Nora.
Casi media hora más tarde –sí, media hora–, colgamos al mismo tiempo –puede que yo con más prisa que ella– y me quedo un momento mirando las vistas que hay desde el hotel. Hacía demasiado tiempo que no estaba tan confuso. Sé que estoy siendo un poco capullo con Jess. Ni siquiera sé por qué actúo de esta manera. Yo tenía claro lo que quería cuando llegó Jessica y…
No. No lo tenías tan claro.
Vale, igual no tanto. Pero tomé una decisión y debería estar conforme con ella.
¿Qué me está pasando? Creía tenerlo todo claro, creía saber que, aunque con Nora sentí algo, estar con Jessica era la opción correcta. Pero claro, no era verdad. Ha sido ver de nuevo a Nora y… ¡pum! Todo vuelve a cambiar.
Por fin te das cuenta.
Y tú podrías dejarme en paz un momento, bastante tengo con estar yo confuso para que estés todo el rato molestando.
Soy tu conciencia. Existo para eso.
Suspiro y me paso las manos por el pelo. Me voy a volver loco. Miro al frente unos minutos más hasta que decido entrar de nuevo, salir de la habitación y… quedarme frente a la habitación de Nora. Subo y bajo la mano para llamar un par de veces hasta que, al final, doy un par de toques y espero a que abra.
Pero no lo hace.
¿Sabrá que soy yo y por eso no lo hace?
Podría ser.
Llamo un par de veces más, pero sigue sin abrir. Y no escucho nada al otro lado de la puerta. ¿Realmente está dentro o habrá ido a algún lado?
A la azotea.
¿Qué?
Puede haber subido a la azotea. Como la otra vez.
Conciencia, ahora me has caído súper bien. Si sigues así, nos llevaremos bien.
Me giro y camino decidido hasta una de las puertas que hay al lado del ascensor, subiendo después las escaleras hasta la azotea. Me quedo parado frente a la puerta de metal unos segundos hasta que al final, abro y salgo. Miro a mi alrededor un momento hasta ver la figura de Nora de espaldas a mí, a varios metros.