Nora
Cojo aire y lo suelto lentamente, cerrando un segundo los ojos. Al volver a abrirlos, me apresuro a caminar junto con los demás a la furgoneta, ya de vuelta a Los Ángeles.
Sí, por fin hemos vuelto. Después de todos estos días fuera, y después del último viaje que quedaba a México después de Argentina, por fin vuelvo a mi ciudad. A mi casa. ya tenía ganas de hacerlo, sobre todo después de…
–¿Te ayudo? –pregunta Tyler a mi lado, señalando mis maletas.
…él. Ya os podéis imaginar.
–No, puedo yo sola –murmuro, sin siquiera mirarle.
Con fuerza, agarro mis maletas y las meto en la parte trasera de la furgoneta, junto con las demás. Paso por su lado y me vuelvo a sentar en el mismo sitio de siempre, con Carol y frente a Dylan. Veo de reojo como Tyler también entra y se sienta al otro lado de la furgoneta, por lo que evito mirarle en todo momento.
No he vuelto a hablar con él. No después de la llegada de Jessica a Argentina y de como él se olvidó por completo de mí. Sí, recibí un mensaje suyo esa misma noche, pero… bueno, no me apetecía volver a ser el segundo plato de alguien. No cuando llegaron juntos al hotel como la pareja feliz que deben ser.
¿De qué me sirve que me busque con la mirada y quiera hablar conmigo si cada vez que ve a Jessica se va con ella? Tantas promesas y tanto decirme que era yo y que quería estar conmigo… nada, he vuelto a confiar en él para nada.
Además, hoy seguramente también esté en el preestreno, así que de vuelta a la incomodidad de siempre.
Pues ve tú y dile a Jessica que os acostasteis la otra noche.
No. No haré eso.
Yo lo haría.
No quiero ser tan capulla. Debe ser Tyler quien se lo diga.
Suspiro y miro mi móvil un rato, pensativa, hasta que la voz de Marcus me saca de mi ensoñación y levanto mi vista, centrándome en él.
–El preestreno empezará a las 18.00, así que quiero a todo el mundo listo a esa hora. Pasará la limusina de siempre a recogeros –nos explica y detiene su mirada en mí–. Nora, dime tu dirección, por favor.
Asiento y se la digo rápidamente. Después, bajo mi vista al móvil un rato hasta que desvío la mirada a la ventanilla.
Todo el mundo va bajando en diferentes paradas, hasta que me toca hacerlo a mí. Parece que Marcus también le ha dado la dirección a este conductor para dejarme en mi casa, y no es sólo para buscarme esta tarde como pensaba.
¿Dónde pensabas que te dejaría?
Pues en el estudio, sinceramente.
Al detenerse cerca de mi edificio, me desabrocho el cinturón y me apresuro a bajar, despidiéndome de todos –sobre todo, de Carol–, antes de acercarme al maletero y sacar mis cosas. Mi mirada se cruza con la de Tyler cuando me alejo de la furgoneta y les miro para despedirme de nuevo, así que la aparto rápidamente y me giro hacia mi edificio.
Vale, admito que estos últimos días he estado un poco más fría de lo normal. Pero ya os podéis imaginar por qué.
Subo con pereza a mi apartamento y estoy a punto de bostezar nada más entrar cuando Selena se sitúa frente a mí, dando un pequeño salto.
–¡Sorpresa! –exclama.
–¡Joder, qué susto! –me llevo una mano al pecho, siendo aplastada (literalmente) al instante por sus brazos–. Pensaba que no estarías aquí.
–Bah, te mentí para darte una sorpresa. ¡Abrázame, que llevo mucho tiempo sin verte!
Río y termino abrazándola yo también de la misma fuerza que ella. Sinceramente, la he echado de menos estos días a pesar de haber hablado cada día con ella.
Cuando nos separamos, me sonríe ampliamente y se queda mirando mi rostro, cambiando su expresión a una más seria con ojos entrecerrados. Ladea la cabeza y se mantiene así unos segundos.
–¿Qué haces? –le pregunto.
–Comprobar que no vas a llorar de un momento a otro.
Ruedo los ojos y paso por su lado, llevando mis cosas a la habitación.
–Estoy bien –murmuro, dejando mis cosas sobre la cama.
–No sé yo, pero no voy a insistir –viene detrás de mí y se sienta en la cama–. He traído un conjunto súper bonito que me compré el otro día. Seguro que te encanta. ¿Tú qué te vas a poner?
–Pues no sé, ahora miraré –me encojo de hombros.
–Vaya, parece que estás muy emocionada por el preestreno de unas horas –enarca una ceja.
–He ido a demasiados ya. Eso no quiere decir que no tenga ganas, pero no voy a actuar como tú –río por lo bajo–. ¿Has traído la cámara?
–Sí, ahí está –señala la mesa de la cocina.
Porque sí, Selena va a acompañarme esta vez, y no como invitada como mis padres u Olivia –a quienes veré en un rato, cuando estén en el cine donde se hará el preestreno–, sino como fotógrafa. Me llamó para pedirme que hablara con Marcus y, aunque dudé en hacerlo, lo hice anoche, después de cenar.
–Marcus –le llamé, acercándome a él. Estaba hablando con William–. Perdona que te interrumpa, pero ¿puedo hablar contigo de una cosa?
–Sí, claro –asintió rápidamente–. Dime, ¿ocurre algo?
–Verás, sé que no tengo derecho a pedirte esto, pero… a ver… –me aclaré la garganta–. Mi mejor amiga es fotógrafa, trabaja en una revista con sus tías, y me ha pedido el favor de que te pida si puede estar en el preestreno con nosotros, para hacer varias fotos para la revista –le expliqué.
–Claro, sin problema –dijo simplemente.
Ya os podéis imaginar mi cara de asombro cuando aceptó tan rápido.
–¿Sí? –pregunté–. ¿No supone ningún problema?
–Por supuesto que no –sonrió ampliamente–. Y puedes invitar también a tus padres, para que vean la película con nosotros. Dime sus nombres y podrán estar allí sin problema.
Y, pese a mi asombro del principio, acabé dándole el nombre de mi mejor amiga, de mi padre y de Olivia –sin mencionar el por qué mi madre no viene, obviamente– y él lo apuntó todo en su teléfono. Esta mañana me explicó que ya había hablado con quién sea que organiza todo aquello y que no habrá ningún problema en que ellos vayan.