He perdido la cuenta de cuanto falta para terminar esta apuesta, perdí la cuenta de cuanto llevo en este manicomio, perdí la noción del tiempo por completo. Sinceramente deje de intentarlo, ya no me interesa salir, pues parece que ya es imposible.
- Veo que este lugar no era tan acogedor como decía el folleto.
Estaba Isaac en la puerta, observándome seriamente como de costumbre. Se acerco a mí y me cargo para sacarme del lugar.
- ¿Por qué me sacaste de ahí? O cómo me encontraste…
- Ya todos saben de tu apuesta, y creo que te imaginas cual es mi opinión sobre esto. Mas te vale que termine en buenos términos, o ninguno de los dos terminara bien.
Sonrió de tal manera escalofriante, la cual me dejó paralizado del terror. Al llegar a casa me quité toda esa ropa espantosa del manicomio y me di un buen baño, no fue agradable verme luego de tanto tiempo encerrado, torturado y manipulado por extraños.
- Tal vez Tristan recapacitó en el tema de las trampas, pero como no se bien la diferencia horaria entre ambos mundos, no sé si tuvo o no la intención de sacarte de ahí. Bueno… eso será un misterio. – soltó una carcajada al terminar de hablar y se fue a nuestro hogar.
Miré hacia la puerta que va al patio, temo volver allí, volver a estar encerrado, solo y abandonado.
- Perdóname señorita, pero no quiero estar atrapado otra vez.