Frederick
Me despedí de ellas al ver que el Jefe se acercaba, no es como que le temiera o algo así, pero tampoco quería que me dijera algo delante de las chicas, a él le gusta eso de vanagloriarse del poder que tiene dentro de su disco, se cree un Dios.
¡Claro!
Esa no fue la única razón, vi a Liam hablando por teléfono, señalándome y riéndose como Loky, por lo que deduje que está hablando de mí.
Lo que no sé es con quien. Él reía sin dejar de mirarme — ¡Si no lo veo, no lo creo! — volteo los ojos y atiendo a un par de chicos que se acercan a la barra mientras lo sigo escuchando a mi lado —Si hasta creí que se había ido del otro lado del páramo— inmediatamente volteo y le lanzo un pedazo de hielo a la cara por ser tan imbécil.
Intenté quitarle el celular para que no siguiera disfrutando a costillas mías, cuando lo logre vi el identificador de llamadas, era Chanel. Mi hermana... ¡qué raro! Pensé.
— ¡Oh, por Dios! — escuche que ella gritaba al otro lado del teléfono.
Estaba jodido, sabía que la chismosa esa me haría un tercer grado en lo que llegara a casa, así que opte por hacerme el inocente —no le creas nada, esta ebrio.
— ¿cómo se llama? ¿Quién es? ¿Es bonita?
— ¡Eres la hermana más bella del mundo! y aunque te extraño enormemente tengo que seguir trabajando así que...-
—Frederick ni se te ocurr...— muy tarde para ella... Colgué sin pensarlo dos veces.
Observo a Liam antes de entregarle su teléfono. Lo observo tanto que me pregunta que pasa.
— ¿Desde cuándo tú y Chanel tienen tanta confianza? — me esquivo la mirada.
Eso no me gusta.
—mmm, solo hemos hablado de vez en cuando, no exageres, además…— y entonces llegan unas chicas a pedir bebidas, y no puedo escuchar el final de su respuesta
Por curiosidad volteo hacia donde estaban Bryony y su amiga, ellas hablan y ríen, ella tiene una sonrisa muy bonita, en realidad toda ella es bonita.
Seguro es un dolor de cabeza.
Seguro es que lo que tiene de bonita, lo tenga de caprichosa, así son todas las niñas de mamá y papá. Analizando lo que paso minutos atrás, me sorprendo de que ella haya sido tan simpática, si contamos que trató conmigo, que soy lo que para ellas representa alguien inferior.
—Tu culo en las bodegas— me dice Luis, otro de mis compañeros.
Voy hacia donde me mandan y me concentro en lo que tengo que hacer, que no es precisamente analizar el comportamiento de preciosas chicas millonarias.
Mi trabajo posterior se convirtió en hacer un reconteo de todo el licor que tenemos, de cuantos hemos vendido, del cual necesitamos y de cuáles no.
Así paso lo que quedo de mi noche.
Cuando termine eran casi las dos de la mañana. Y aún quedaban bastantes personas. Pero mi turno ya había acabado. Fui hasta la barra con intención de ver a Bryony una última vez pero ya no estaba. Por lo menos no cerca de donde estaba cuando llego.
En dirección al estacionamiento veo a Diego bajarse de un magnifico R8 Spider, ese pequeño orgasmo con motor es una máquina. Cualquier hombre estaría orgulloso de manejar un auto así. Pero no es de un hombre.
Si no de una bella y hermosa chica.
Chica que en estos momentos está dando vueltas en el aire desde los brazos de Diego.
¿Porque Diego tiene que estar haciéndola reír?
¿Y porque a mí me importa?
Solo unos segundos después de verla flotar en el aire con esa perfecta sonrisa se estaciona frente a ellas una camioneta negra. Esta es blindada hasta en la pintura por lo que se ve. De ella se baja un hombre de traje. Se acerca a Bryony y sin mediar palabra le recibe las llaves del R8. Ella y su amiga suben en la otra camioneta y se van, mientras yo como un estúpido sigo parado en el mismo lugar.
Diego se me acerca — ¿viste esos mujerones todo terreno? En momentos como estos es que amo mi trabajo.
Asiento para confirmarle que si lo vi, pero solo quiero saber una cosa — ¿Conoces a la chica?
Niega —Nah, que va— no sé porque me alegra saberlo — ¿lo preguntas por mi efusivo momento vergonzoso de pobretón eterno?
—Aja— murmuro mientras saco las llaves de mi moto, del bolsillo de mi pantalón.
—Solo fue por dejarme dar una vuelta en ese asquerosamente lujoso auto. Eso… y por ser tan hermosa obviamente, aproveche la oportunidad.
Me sentí extraño al oírlo. No entiendo porque. Me despedí y me fui a casa. Chanel seguía despierta, haciendo no sé qué en la cocina.
— ¡Quiero detalles!
—Por un momento pensé que me extrañabas y que te preocupaba que me pasara algo en el camino de regreso a casa y por eso extrañamente no podías dormir. ¡Que pendejo me siento!
—Quiero. Detalles.
—ya te lo explique y no lo voy a repetir— conteste cansado.
—Es muy hermosa— bien, ese comentario llamo mucho mi atención.
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Editado: 05.10.2020