Bryony
Me desperté entre atolondrada y resacosa.
Entre tranquila y relajada.
Entre animada y con flojera.
En conclusión.
¡No puedo deducir como me siento!
Lo único que si soy capaz de deducir, es lo que soñé toda la bendita noche.
Perfectos y hermosos ojos negros me miraba a mí y solo a mí.
No los pude alejar de mi mente ni un momento, incluso recién despertada lo que hago es pensar en él. Por lo que decido levantarme y ducharme para despejarme de mi noche anterior.
Iba a bajar directamente al comedor, como siempre hago, solo que esta vez Alexa está aquí y debo ir a buscarla para que baje a desayunar con nosotros.
Mamá y papá ya deben estar despiertos. Llego a la habitación que está al lado de la mía y entro sin si quiera tocar. No hay nada en Alexa que yo no haya visto antes, la masturbación figura de primer lugar en esa lista, así que no existe la pena entre nosotras.
Ella sigue en el séptimo sueño todavía. Pero… ¿saben qué? Hay un dicho por ahí que relata que la venganza es dulce. Y yo justo en estos momentos estoy a punto de hacer algo que siempre he querido y nunca he podido.
Me acerco a su cama muy lentamente, para no hacer ningún tipo de ruidos. Y me agacho un poco, quedando justo pegada a su oreja. Inspiro algo de aire y preparo mis cuerdas vocales.
Cuando ya me siento lista grito — ¡Despierta! — Ella se cae de la cama por culpa del susto, ni si quiera me da chance a respirar.
La risa que me ataca es simplemente incontrolable. Su rostro es un poema, parece que al despertarse, se hubiera encontrado de frente con la monja de la película El conjuro.
— ¿estás loca? — Gruñe molesta — ¿cómo se te ocurre despertarme así? — sigue reclamando, yo sin embargo no puedo dejar de reír.
—Ojo por ojo, diente por diente y caídas de culo por caídas de culo— ofrezco mi mano para ayudarla a levantarse — ¡anda a bañarte que pareces un mapache! — tenía todo el maquillaje corrido por la cara.
— ¡te odio!
—En cambio yo te adoro— le guiñe un ojo para irme de su habitación —te espero para desayunar— grité una vez cerré la puerta.
—Buenos días— Fue lo primero que dije al entrar al comedor y encontrar a mis padres presentes.
Mamá en lo que me ve, rápidamente intenta limpiar su cara, como si eso fuera suficiente para que yo no me dé cuenta de que está llorando.
Me preocupo de inmediato.
Intento acercarme a ella pero papá con un sutil movimiento de cabeza hace que me detenga.
— ¡buenos días princesa! — en cambio habla como si nada. Yo solo puedo ver a mi madre mientras esta con la mirada baja — ¿cómo te fue anoche? ¿Te divertiste? — insiste él, para que mi atención ya no esté en ella.
¿Pero quién en su sano juicio vería a su mamá llorar y haría como si nada estuviera pasando? Entonces me acerque a ella — ¿qué pasa mamá, porque lloras?
— ¡no estoy llorando hija, sólo tengo alergias!
Me reí ante su respuesta. ¡Por Dios! Que ya no tengo cinco años.
— ¡está bien que no me quieras contar! Pero no me trates como si fuera una estúpida porque no lo soy— respondí molesta.
—eso lo sabemos— menciono papá para calmar el ambiente de tensión que nos rodeaba — Es solo que, tu madre se levantó algo nostálgica por un sueño que tuvo.
Asiento inconforme, pero por el momento lo dejare pasar. Hay otra cosa de la que les quiero hablar.
— hay algo que quiero comentarles.
— ¿Bry que pasa? — pregunta mamá, muy alterada para mi gusto.
— ¡Buenos días! — Saluda Nani — ¿Desean que les sirva ya el desayuno?
Yo le digo que se espere unos diez minutos más, mientras baja Alexa.
Papá no sabía que ella se había quedado con nosotros.
En realidad ninguno lo sabía. Cuando llegamos todos dormían excepto Frank.
Momentos después entra Alexa fresca como una lechuga saludando a mis padres, y se siente justo al lado de mí...
Nos sirven el desayuno y conversamos de todo un poco.
— ¿entonces que es lo que tienes que decirnos?
— ¡quiero mudarme! — dije sin hacer mucho énfasis en el tema, no porque no me importe. Porque si me importa mucho. Pero no espero que se vea lo necesitada que estoy de distancia.
— ¿porque quieres mudarme? ¿Te están amenazando? ¿Están diciendo cosas para que te alejes de nosotros? — bombardeo mi mamá a preguntas mientras comenzaba a llorar.
O a tener alergias.
— ¿qué pasa mamá?
— ¡Nada Bryony! tu mamá sólo pasó mala noche y no se siente bien— dice papá, mientras se levantaba y se llevaba a mama con él a su habitación.
—Ellos están muy raros— La opinión de Alexa es tan obvia como alarmante.
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Editado: 05.10.2020