Frederick
A pesar de lo grandioso que es lo que ella ofrece, no puedo evitar sentir un sabor amargo en la boca del estómago y es porque solo seré su empleado, está visto que yo no tuve en ella el mismo efecto que ella en mí.
Lo primero que haré es presentar mi renuncia en el restaurante.
Ojala no sea una decisión errada la que estoy tomando y luego me vaya a arrepentir.
— ¿señor Gonzales me permite unas palabras? — pido llegando a hasta donde él se encuentra. Él me señala una parte alejada, donde pueda hablar sin ningún tipo de interrupciones lo que agradezco ciertamente —¡vengo a informarle de mi renuncia! ya sé que debería haber presentado mi pre-aviso mucho antes, pero me surgió un empleo que no puedo rechazar. De todas maneras ya está al tanto la Señorita Mathews, por lo que solo quería mencionarlo con usted, además de decirle que estoy muy agradecido por haberme brindado esta oportunidad— no comento que trabajaré con la misma señorita Mathews, porque no es algo de relevancia, no quiero malos comentarios y sé que eso es lo que habrá de saberlo, aunque tarde o temprano se enteraran espero que sea tarde.
El señor Gonzales no pone ninguna objeción. Solo solicitó que culminará mi jornada el día de hoy. Y es lo que hice.
Luego en un breve momento me despido de mis compañeros y de este lugar, salgo y me monto en mi moto ¡quería arrancar ya! pero la ansiedad que tengo en este momento no me permite hacerlo por lo que marco el número de Chanel.
Repica, repica, repica...
Hasta que ella contesta la llamada —necesito hablar contigo, es importante— digo sin si quiera esperar a que hable.
—Mmm ¿Frederick? Así... Eres tú ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu día? — Pregunta, pero no me deja responder porque continúa — ¿yo? Bien de maravilla, gracias por preguntar es muy amable por tu parte— ironía, ella es la reina de la ironía.
—me alegra que este bien, siempre soy muy amable— contesto de la misma forma —pero necesito hablar contigo ¿dónde estás?
—acabo de llegar a casa ¿qué pasa?
—Voy en camino entonces y allá hablamos— cuelgo y guardo mi teléfono antes de arrancar en dirección a mi pequeño apartamento que en unos días dejare de habitar.
Me gustaría pensar que Bryony me ofreció el trabajo a mí porque desea tenerme cerca, que no soy solo un empleado más para ella, que me quiere en su vida tanto como yo la quiero en la mía, pero mi fantasía está muy lejos de la realidad y tengo que aceptarlo.
Cuando llego, mi hermana está esperándome en la puerta, por lo que tomando su mano me dirijo hacia la sala y me siente en el sofá trayéndola conmigo.
— ¡Estas asustándome!
—No es nada por lo que debas preocuparte— le digo para calmar sus nervios — ¡pero si es importante!... lo que sucede es que me encontré con Bryony— sube su ceja tan alto que le debe llegar al cabello —La chica de la foto, por si no lo recuerdas... ¿que? Pensé que no te acordabas— digo al verla poner los ojos en blanco.
— ¿Cómo olvidarla si la nombras hasta dormido?— ok eso ella no debería de saberlo.
—En fin, me encontré con ella en el restaurante y me ofreció un trabajo como su escolta personal, eso no es lo relevante, lo que sí es importante es que debemos mudarnos a su residencia permanente o sea tu y yo lo que se traduce a los dos, porque ni drogado te dejo aquí sola, ella estuvo de acuerdo y yo acepte el trabajo, pero solo después de haber aceptado me di cuenta de que no espere tu opinión.
—sabía que te gustaba ¡pero Dios! Hermanito por tu mirada deduzco que ya te perdí.
¿Saben que paso luego de ese comentario?
¡Me sonroje!
Si malditamente me sonroje ¿y lo peor? Justo en frente de Chanel.
Sonrió sin tratar de ocultar la evidencia —claro que me gusta, a cualquier hombre le gustaría, ella es una chica preciosa— eso lo sé, como también sé que tal vez de entre esos muchos hombres que se fijan en ella yo no sería el elegido —pero acepte más que todo por acompañarla, recuerda que murieron sus padres y tal vez se sienta sola, además...— joder no tengo más argumentos que darle.
Ella continua por mí — además te tiene enamorado y quieres vivir lo más cerca de ella posible ¿no es así?
Asiento confirmando, porque de nada valdría negarlo.
—está bien... ¿Entonces cuando nos mudamos?
[...]
Dos días después, estamos listos para empezar una nueva vida, ya renuncie, ya empacamos todo, solo me queda llamarla y esperar, tengo mi celular en la mano desde hace más de media hora y aun no me decido a llamarla, aunque lo hago minutos después.
—hola ¿quién es? — pronuncia su dulce voz al contestar la llamada.
¿Dulce voz?
¡Bah! Me doy asco.
—Es Frederick.
— ¿me llamas para decirme que ya están listos cierto? — quiero pensar que no es mi imaginación la que me hace sentir su voz emocionada.
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Editado: 05.10.2020