Mason
La llamada de Asher me dejó un poco desconcertado, no porque lo hiciese, comprendo que me llamase para avisar. Soy como el hermano mayor de su novia y la pareja de la mejor amiga de Aura. Solo, no lo esperaba a pesar de saber que toda la atención mediática era más de lo que mi pequeña podía tolerar.
Llamo a la puerta de mi cuarto donde se encuentra Marie trabajando en una cosas de su padre. Ella me sonríe, aún con algo de tristeza en esos preciosos ojos, pero va avanzando, poco a poco las cosas son más fáciles para ella y para mí. Pero también tenemos a la prensa encima. Marie y yo hemos podido soportarla en este tiempo, pero con Aura se han cebado. No la dejaban ni siquiera tranquila en su casa. Entiendo porque ella ha decidido marcharse.
— ¿Pasa algo?
— Aura se ha marchado a Colombia, no aguanta más a la prensa. – ella hace una mueca.
— La entiendo.
Estira su brazo para coger el teléfono, supongo que para llamar a su mejor amiga, niego con la cabeza antes de que lo haga. Me mira confusa pero deja el teléfono donde mismo estaba. Asher me avisó de que ella no se va a llevar nada con lo que nos podamos comunicar, al menos no por el momento.
— No se ha llevado ni su teléfono, ni su ordenador, quiere aislarse.
— Colombia siempre le hace bien, suele volver renovada. – asiento. – Tenemos que ir a recoger a tu padre. – dice mirando su reloj.
No nos cuesta más de lo habitual salir de mi apartamento, aunque Stella al principio adoraba a la prensa porque la trataban como una princesa, ahora la detesta y se pone de mal humor cuando uno de esos tipos se acerca. Nosotros intentamos no ser crueles, pero a mi hija ya le da igual y la entiendo. Yo también estoy cansado de todo esto, estoy más que harto de esta mierda.
Ya no nos persiguen a cada lugar que vamos, los amenacé con denunciarlos ya que yo no soy una figura pública y no he accedido ni a que mi foto o la de mi hija salga en revistas y periódicos. Por suerte, difuminan la cara de mi hija aunque la mía no. Mi prioridad es Stella, y mientras su identidad esté a salvo, yo puedo estar tranquilo.
— Señor Taylor. – me sonríe la mujer del centro. – Esperamos no tener que volver a ver a su padre.
— También lo espero. – correspondo su sonrisa.
Stella, Marie y yo esperamos pacientes a que mi padre salga por las puertas. Marie y mi padre no se conocen personalmente, hablaron hace un par de semanas por teléfono pero nada más. Hoy es la primera vez que se conocerán y estoy nervioso. Yo conozco a su padre, incluso cuando este me odiaba porque su hija lo hacía. Mi padre ni siquiera ha visto una foto de ella.
— Hijo. – me sonríe cuando sale.
Está bastante más delgado que antes, pero ahora se ve sano, se ve como el padre que solía recordar antes de que se ahogase en el alcohol y en las drogas.
No puedo resistirlo, vuelvo a convertirme en aquel adolescente que echaron de la casa que siempre conoció y que solo tenía a su padre por apoyo. Vuelvo a ser ese chico perdido que dejó embarazada a su ex novia de la universidad, y él vuelve a ser el padre, que aunque no estaba bien, me dijo que todo saldría bien.
Lloro mientras lo abrazo, mi padre ha sido mi mejor amigo y mi único compañero por muchos años, por demasiados. Y de verdad, espero que no vuelva a caer en las drogas, entiendo porque lo hizo antes pero ya no hay razones para que vuelva a caer. Ni siquiera voy a beber cuando él esté cerca para evitarlo lo máximo posible.
— Te ves genial, te ves como tú mismo. – mi padre sonríe.
— Gracias hijo, por todo. – le devuelvo la sonrisa. – ¿Ella es tu novia?
— Marie, es un placer conocerlo. – se presenta ella con su encantadora sonrisa, aunque sigue triste.
— Se te ven los ojos tristes, niña.
— Mi mejor amigo falleció hace poco tiempo. – mi padre asiente. – Voy poco a poco, se le ve a usted genial.
El camino a mi apartamento no es para nada silencioso. Stella le hace un montón de preguntas a mi padre y Marie no se queda atrás en ningún momento. Ella no deja de preguntarle a mi padre como era yo de pequeño y todo ese tipo de cosas. Mientras yo solo puedo sonreír. Yo tengo una nueva familia, y mi padre también la va a tener.
— Papá. – le llamo la atención mientras Marie y Stella suben delante de nosotros. – Killian quiere hablar contigo.
— Todavía no, dame un tiempo.
— Lo entiendo papá. – él me sonríe. – Vamos a tu nuevo hogar, estamos para lo que necesites.
— Gracias hijo mío, aún no sé que hice para merecer que aún me quieras.
— Hubieron buenos momentos, y sabía que podía recuperar al hombre que eras antes de las drogas. – él asiente. – Vamos dentro.
Marie
Dejo que Stella y Mason disfruten de su abuelo y padre a solas, ellos tiene muchas cosas de las que hablar y yo sé que es un momento íntimo para ellos. Me quedo en la habitación hasta la hora de la cena.
Busco entre mis papeles la carta que me dejó Liam, creo que me siento con fuerza de leerla y de soltarlo. Nunca olvidarlo, pero si soltarlo.
“Lo siento Marie, de verdad que lo siento, pensé que había superado todo el dolor, pensé que la depresión ya no era parte de mi vida. Pero me di cuenta de que no era así, y no podía más, seguir viviendo era como una prisión.
Sé que te paré muchas veces de que intentases quitarte la vida, sabía que tenías un futuro brillante por delante. Y pensé que yo también lo tenía, juro que lo llegué a pensar. Pero me di cuenta que no soy más que la sombra de Mario. Me di cuenta de que estaba idolatrando a una persona que solo merecía mi desprecio. No sé cuantas veces me advertiste y cuantas no hice caso.
No sé ni siquiera de donde saqué las fuerzas para decir hoy, hoy se acaba mi sufrimiento y el dolor con el que llevo años cargando. Por favor, pídele perdón de mi parte a Aura, fui una persona horrible con ella, cuando ella había sido una magnífica cuñada en el pasado. Fue la mejor de todas, no sé como fui tan estúpido como para darme cuenta que no era normal que mi hermano saliese con la que era la mejor amiga del amor de su vida.