1 año y 3 meses después.
Me preparo mentalmente para lo que estoy a punto de hacer, cierro los ojos e intento concentrarme en todo para que no se me olvide nada de lo que quiero decir. Una mano delgada me aprieta el hombro, abro los ojos para ver a mi preciosa mejor amiga embarazada, aún no me puedo creer que vaya a ser tía tan pronto. Creí que ellos esperarían algún tiempo más después de la boda pero no, quieren tener hijos.
— ¿Estás lista?
— Lo estoy. – sonrío. – Es hora de que la gente sepa la verdad. – ella asiente.
— Mereces justicia Marie, Nathaniel merece justicia.
Me levanto de donde estoy sentada cuando un hombre me avisa de que ya puedo salir, de que ya ha empezado el directo que pedí. Aún no sé cuantos hilos movieron mi padre y Aura, muchos de seguro, para conseguir esta entrevista o más bien monólogo. No es que me vayan a preguntar nada en realidad, yo voy a soltar toda la verdad que debí contar hace años.
— Buenas tardes y bienvenida a nuestro programa, Marie. – me saluda un hombre de mediana edad. – ¿Cómo se encuentra hoy?
— Tranquila, muy tranquila. – le sonrío.
— Nos han dicho que esto es una exclusiva.
— Lo es. – él me sonríe complacido. – Mi padre y mi mejor amiga confiaron en usted para esta gran exclusiva.
— Les agradezco esa confianza. – asiente. – Puede empezar.
— Antes quiero desearle un feliz cumpleaños al que aún es senador, el senador Moore. – sonrío con cierta maldad. – Espero que aprecie mi regalo señador.
— Felicitaciones de mi parte también.
— Hoy vengo a revelar donde se encuentra Angel Moore, el desaparecido hijo del senador. – el entrevistador me mira curioso. – Hace varios años, cuando a penas éramos dos adolescentes imbéciles, Angel y yo solíamos salir, hicimos cosas estúpidas de adolescentes y quedé embarazada cuando tenía diecisiete.
— Nunca supimos de esto.
— Así lo preferí. – contesto rápido antes de continuar. – Angel tuvo miedo, pero cuando lo supimos era demasiado tarde para hacer nada, había que hacerse cargo de nuestra irresponsabilidad. – tomo aire. – Él no quiso, así que lo lleve a corte cuando nuestro hijo, mi pequeño Nathaniel, nació, no por mí, el dinero nunca ha sido un problema, sino porque mi hijo merecía un padre.
— ¿Dónde está el niño?¿Lo trajo con usted?
— Continuemos antes. – él asiente. – El juez falló a mi favor, aunque las cosas entre ambos acabaron tan mal que no nos podíamos ni ver, era horrible y siempre acabábamos a los gritos. No era justo para nuestro hijo estar viendo eso, así que nuestra comunicación pasó a ser a través de su hermana a excepción de los cumpleaños. – hago una pausa para beber agua.
>> El primer año las cosas fueron complicadas, éramos a penas dos adolescentes siendo padres por separado, nunca fuimos un equipo debo reconocer parte de mi culpa en eso. Pero las cosas empezaron a fluir un poco más, Nathaniel crecía saludable y sus cumpleaños ya no estaban llenos de tensión. Nos podíamos soportar por el bien de nuestro hijo o al menos eso pensé.
— ¿Tiene usted la custodia de su hijo? ¿Angel huyó de sus responsabilidades? – niego con la cabeza.
— Angel y yo cumplíamos con el régimen de custodia impuesto por el juez, no solía haber problemas. – tomo aire. – Angel comenzó una relación con una nueva chica Penélope Carter, era modelo, no sé si la recuerdas. – el hombre asiente. – Al principio no vi ningún problema, ambos parecían felices y mi hijo nunca se quejaba de ella, así que no tenía ningún problema.
>> Y entonces ocurrió una desgracia, me llamaron de madrugada, Angel estaba algo alterado pero no tanto como esperaría de alguien cuyo hijo acababa de ahogarse en la bañera. – el hombre me mira con los ojos muy abiertos. – Corrí al hospital, como es normal. Yo me desvivía por mi hijo, era mi mayor orgullo.
— No me diga.
— No había nada que hacer por mi niño, pero lo mantuve con vida por las máquinas, su cerebro estaba muerto. A mi hijo solo le funcionaba el corazón y los pulmones porque yo aún me negaba a aceptar que estaba muerto. – sollozo. – Angel quería desconectarlo pero me negué, y agradezco mi dolor por negarme. Había cosas que eran imposibles de entender.
— ¿Imposibles de entender?
— Mi hijo no era un bebé de un año, podía pararse, su espalda era fuerte. No era posible que se hubiese resbalado y ahogado. La policía lo sabía y yo también. El que mantuviese con vida artificial a mi hijo, les sirvió a los investigadores para hacer ciertas pruebas. – el entrevistador me pasa un pañuelo. – A mi hijo lo drogaron, y lo ahogaron.
— No. – el hombre suelta algunas lágrimas.
— Angel Moore y Penélope Carter ahogaron a mi bebé porque suponía un estorbo para ellos, hubiese aceptado tener la custodia completa y que solo le pasase pensión o incluso que no la pasase si eso hubiese mantenido a mi bebé con vida.
— ¿Están en la cárcel?
— Les dieron diez miseros años, salen en tres meses. – tengo un enorme nudo en la garganta. – La única persona de mi lado de la familia Moore fue su hija mayor, esa que echaron supuestamente por estar en un lío de drogas. El senador defendió a los asesinos de su nieto hasta cuando les dieron la sentencia. – enderezo la espalda. – Me hizo firmar un contrato de silencio, le hizo firmar un contrato a una mujer muerta de dolor por le pérdida de su hijo, solo para asegurar su puesto en el gobierno.
— Siento mucho lo que le pasó. – veo que no sabe que más puede decir.
— Al menos la gente ya sabe la verdad. – me levanto sin su permiso y me voy.
Ya está hecho, y me da igual lo que pueda pasar, no me importa porque al fin soy libre de llorar la perdida de mi bebé.