Hablé con mi madre, quien obviamente me retó por no haberla llamado, me mencionó dramáticamente que casi compra un boleto de bus para venir a verme, también me dijo que si hubiesen pasado dos días más hubiese llamado a la policía por presunta desgracia. Mi madre es un tanto sobe protectora, tuve que tranquilizarla diciéndole que en un par de meses iría a visitarla.
Luego de desayunar-almorzar con mis amigas y Lucas comenzamos a realizar uno de los tantos trabajos que nos habían asignado, avanzamos más de la mitad, por lo que me vine a mi habitación para estirarme un poco, me duele la cabeza, si bien el dolor ha disminuido, sigue siendo horrible, no debí beber.
Golpean la puerta.
—Pase—. Digo mientras me giro en la cama para ver quién es.
—Hola— dice Lucas asomándose por el umbral, me muestra una amplia sonrisa— vine a despedirme, otro día terminaremos el trabajo—me explica.
—Bueno, adiós— le digo en un tono neutral mientras muevo mi mano, es lo único que soy capaz de mover.
—Espera... ¿no habíamos dicho que hablaríamos lo que pensábamos uno del otro?— interroga con un tono que me hace pensar que estuvo pensando en eso todo el tiempo.
— ¿Ahora?— hago una mueca, no tengo ánimo, ni siquiera de seguir respirando.
—Me mata la intriga— dice sarcástico— pero sí, quiero saber— sus cejas se juntan en forma de ruego.
—Está bien — digo con fingido ánimo— ¿Cómo lo haremos?— me siento en la cama y le señaló que se siente junto a mí.
— Pregunta y respuesta, así después digo lo que pienso, sirve para que nos conozcamos mejor— se sienta en mi cama, frente a mí. —tú empieza— yo asiento rendida.
— ¿Qué fue lo primero que pensaste de mi cuando me conociste?— no sé de donde salió esa pregunta, no es que me interese, bueno, quizás no tanto.
— Pensé que de seguro eras muy estudiosa, no me equivoqué, te enojaste mucho cuando me dormí en la clase, pero linda — dice lo último un poco nervioso— ¿cómo me encuentras, feo, lindo, pesado, Dios griego?— ruedo los ojos.
— Eres... lindo, muy atractivo...— siento como el calor sube a mis mejillas— pero muy ególatra— intento disimular lo que acabo de decir.
—Me quedaré con las dos primeras— sonríe— te toca— me incentiva con un gesto de cejas.
— Misma pregunta ¿cómo me encuentras?— tengo cierto interés en esa respuesta, aunque ya me dijo que me encontró linda cuando me conoció, pero quiero saber más.
— Te diré, pero mañana lo olvidas ¿ok?— yo asiento, obviamente no lo olvidaré, sólo quiero que me diga— Grace, eres... hermosa—comienzo a sentir cosquilleos en mi panza— pero una pesada, intentas bajar mi autoestima— dice fingiendo enojo.
—Te toca— el asiente.
— ¿Me besarías?— lo miro confundida y asombrada —para sacarle celos a Liam— aclara.
—Sí— me encojo de hombros— es solo un beso, y tu ¿Le sacarías celos a Kathe besándome?
—No sé...— se golpea la barbilla con el dedo índice — tal vez sí— niego divertida.
—Te toca—le digo nuevamente.
— ¿Eres virgen?— mis ojos se abren— es solo una pregunta— se encoje de hombros restándole importancia.
— ¿Tú que crees?— inquiero aburrida, este juego ya no me está gustando.
—Algo me dice que si—dice burlándose de mí.
—Pues te digo que no, tuve un novio, duramos 2 años— explico llena de fastidio.
— ¿Por qué terminaron?
—Me... me fue infiel— duele recordar eso, que alguien te falle de esa manera.
Fuimos novios cuando yo tenía 17 años, cuando me vine a la universidad él me fue infiel, aunque considero que es un tema sumamente superado, sigo teniéndolo presente, él fue mi primer amor, el que dicen que nunca se olvida.
—Seguro te fue infiel porque no eras buena... tú me entiendes— dice burlón ¿por qué dice eso? Es un real idiota.
—Eres un imbécil— el abre mucho los ojos con asombro, no se esperaba esa respuesta, luego me mira enojado.
—Adiós— se levanta de mi cama, sale de mi habitación dando un fuerte portazo.
Genial, se burla de mí, pero se enoja él.
Luego de un rato, Fefa y Kathe llegan a mi habitación.
— ¿QUÉ PASÓ?— grita Fefa entrando a la habitación.
—No grites, mi cabeza— me tapo los ojos con mi antebrazo.
—Pero... ¿por qué se fue enojado? ¿Pelearon? — pregunta una preocupada Kathe.
—No, bueno, no sé, salió el tema de Ignacio, ustedes saben que me pongo sensible con ese tema— lágrimas caen por mis mejillas— yo, yo no quería pelear con él, pero solo le dije imbécil— hablar de mi ex novio me pone muy sensible.