— Grace ¿quieres ser mi novia?— dijo Lucas con un hilo de voz pero sin titubear, fije mis ojos en él y vi que está a avergonzado, pero totalmente seguro, lo cual me trajo un no deseable recuerdo.
Habíamos comenzado a salir hace un par de meses, antes éramos amigos, así que las cosas iban con calma, teníamos confianza, no era necesario colocar un título.
Era un día normal, estábamos en vacaciones de invierno, como siempre el venía a mi casa, mi madre lo adoraba (hasta el día de hoy lo hace) pero este día en particular él estaba extraño, nervioso mejor dicho, había querido venir a mi casa en un horario poco habitual, eran las 8 de la mañana y golpeaba la puerta de mi habitación.
—Hola, nena— dijo mientras abría la puerta, con la mano aun sujetando la manilla de la puerta — levántate, tenemos mucho que hacer hoy— dijo y luego colocó su inolvidable sonrisa.
Me levanté mientras él me esperaba en el salón con mi madre, me puse ropa abrigada, bufanda y hasta gorro, de verdad hacía frío, aun así me sorprende que no esté lloviendo.
Salimos con mi no novio, pero mi mejor amigo, no sin antes despedirnos cariñosamente de mi madre.
Caminábamos de la mano, sin decir ninguna palabra, nervios atravesaban toda mi piel, nunca estábamos demasiado tiempo en silencio, siempre encontrábamos temas de conversación, esto está mal.
—Yo... yo— soltó un largo suspiro.
— ¿Pasa algo?— le pregunto tímida y con miedo a que me contestara algo malo.
— Sí, pasa algo— mi corazón comenzó a latir fuerte ¿quería seguir siendo sólo amigos? Había estado enamorada de él tanto tiempo, que ya me parecía una mentira los últimos meses vividos.
— No es necesario que sigas... — intenté decir, pero fui interrumpida.
— ¿Qui—quieres ser mi novia?— preguntó tímido, agachó la cabeza avergonzado, levanté su cabeza poniendo un dedo en su mentón...luego asentí ligeramente, esto era mejor que un sueño.
Las comparaciones son malas, pero la diferencia entre ellos es que Lucas lo dijo con entera confianza, sin miedo a mi respuesta, de hecho pienso que cualquiera le diría que sí, y en estos momentos quiero ser ese cualquiera.
—Si— logré decir pese a todo lo que había pasado por mi mente.
Lucas me miraba sorprendido, como si no hubiese esperado esa respuesta.
— ¿De verdad?— pregunta con una sonrisa incrédula.
Yo asiento, me agarra de la cintura y me besa, sus labios son tan suaves, siento como me derrito y hablo de algo literal, subir cuatro horas este cerro ha sido bastante agotador.
Recorrimos toda la cima de la mano, ya que como contrario de lo que pensaba esta tenía varios metros de largo, nos besábamos de vez en cuando, con sonrisas bobaliconas.
Nos reunimos nuevamente con todos los demás, me senté en una roca cercana, relajándome, mientras que veía como todos se sacaban fotos, cerré los ojos unos instantes, disfrutando del sol, sentí como Fefa y Kathe se acercaban a donde yo estaba.
—Son unos niños— dijo Fefa, me incorporé para ver de quien se trataba, aunque obviamente se refería a los chicos.
Fijé mi mirada en ellos y estaban sin camiseta, a torso desnudo, hacían movimientos extraños, lo que pude identificar como “Dragón Ball”, Lucas y Diego hacían la típica pose de fusión, mientras Scott les sacaba fotos.
—Luego le pones efectos especiales— decía Lucas a Diego, el cual asentía fuertemente emocionado.
—Estoy agotada— decía Kathe mientras se sentaba a mi lado y apoyaba su cabeza en mi hombro.
— ¿Por qué tanto amiga?— le preguntaba Fefa.
—No estoy acostumbrada a hacer actividad física— luego soltó un suspiro.
— Yo venía bien, bueno Scott me motivaba— dice mi castaña amiga muy feliz.
—Señoritas ¿me permiten unos minutos con mi novia? — habla Lucas cuando se acerca a nosotras.
— ¡¿NOVIA?!— preguntan las dos al mismo tiempo y me miran asombradas.
— Hace 10 minutos— digo disculpándome y luego sonrío. Kathe me abraza y Fefa se acerca para hacer lo mismo.
—Diego quiere hablarte—le dice Lucas a Kathe y ella va inmediatamente hacia donde el recién nombrado.
Fefa se va con Scott.
— ¿Me permite esta selfie?— dice Lucas y me estira la mano y con la otra me muestra el celular.
Nuestra primera foto juntos, puse una amplia sonrisa mientras el besaba mi mejilla.
Luego nos sentamos tranquilamente a ver el paisaje que nos rodeaba, estaba sentada entre las piernas de Lucas, ambos mirando el horizonte. Pasaron algunos minutos hasta que sentí un suspiro de Lucas y luego beso mi cabello.
— ¿Sucede algo?— pregunto.
—Nada— siento su sonrisa en mi cabello.
— No insistiré— a veces me quedo con la duda por ser orgullosa.