Te ayudaré a enamorarla

Capítulo 20-. Despedidas (Parte 4)

Lucas

— ¿Qué te pasó, primito? —pregunta Mels acercándose a mí.

Hace unos minutos que estaba en la cocina de la ahora casa de mi tía, he bajado más de cinco veces en lo que va de la noche para tomar agua o simplemente para no seguir acostado. Era lógico que alguien escuchara.

—Nada – respondo con una sonrisa en el rostro.

—Lucas, son las 2 de la mañana, te has levantado muchas veces en lo que va de la noche y simplemente me dices que ¿no te pasa nada? Te conozco, cuéntame— me medio regaña mi prima, obviamente se siente preocupada.

Suelto el aire y decido que es mejor contarle lo que pasa, ella me conoce y siempre nos contamos todo, somos prácticamente como hermanos, pero de los que se llevan bien, bueno, la mayoría del tiempo.

—Grace está un poco extraña, distante—confieso sin mucho ánimo.

— ¿Por qué lo dices?—habla mientras se sienta en la silla junto a la mía.

—Cuando le mandé un mensaje, el cual fue cariñoso y romántico como soy yo— miré a mi prima intentado hacerla reír, pero ella solo hizo un gesto de aburrimiento— bueno, me dijo que estaba muy cansada y que sería mejor que hablásemos mañana.

—Quizás de verdad estaba cansada, Lucas, no busques cosas donde no las hay—toma una de mis manos para darme apoyo.

—Pero ella no es así, siempre tiene palabras lindas para decirme y hoy no fue así—bajo mi vista a mis manos.

—Tal vez la echas de menos, demasiado.

—Puede ser, estamos todos los días juntos, casi un mes que no duermo solo, puede ser eso—miro a mi prima y le sonrío, esta hace lo mismo.

—Pero ni pienses que dormiré contigo, ya tengo a Trent y me basta con sus exagerados abrazos por las noches.

Rio fuerte por lo que acaba de decir, ella esta locamente enamorada de su novio, en cuanto a él, está desquiciadamente enamorado, los admiro completamente son mi mayor ejemplo de relación sólida que quisiera formar.

—Igual lo amas.

—No podré negarlo ni en un millón años—dice y me hace sonreír— ¿Cuándo te vas?

—Pasado mañana, el lunes la podré ver.

—Te brillan los ojos, Lucas, esa chica está llegando más allá de lo que esperabas.

—Mucho más allá de lo que nunca imaginé, me siento muy feliz de estar con ella, quiero que estemos juntos todo el tiempo, quiero acariciarla y besarla a cada rato, de verdad que me gusta más de lo que imaginaba—Mels sonríe y mueve su cabeza, negando – ¿qué?—pregunto confundido

—Nada—niega nuevamente

—Dime—digo en tono de fastidio.

—Ya te darás cuenta—se levanta y besa mi mejilla, luego sube corriendo las escaleras.

Dejo el vaso sucio en el fregadero y me encamino hacia la habitación que me asignaron hoy en la casa de Ralph, ya que me seguía quedando en la casa de mi tía con Grace o en la casa de Grace, pero no había tenido la oportunidad de quedarme aquí, tampoco es que me guste la idea, pero extraño a mi chica y no quería estar solo, la soledad no siempre es buena, aunque a veces se disfrute.

Estoy a punto de entrar a mi habitación cuando alguien sale del baño, es Camila, esta vestida con un diminuto pijama, camina a paso lento hasta donde estoy y me da un sonoro beso en la mejilla.

—Buenas noches—dice lentamente y luego se muerde el labio

—Lo que digas—abro la puerta de mi habitación

—Nos vemos luego—guiña uno de sus ojos.

Le hago una mueca algo extraña y entro a mi habitación, apago la luz y me acuesto .Como las veces anteriores comienzo a dar vueltas, ninguna posición es cómoda, me estoy acostumbrando a que Grace me abrace o yo a ella. Luego de algunos minutos alguien golpea la puerta, sé que es Mels, así que le indico que pase.

No veo nada, solo sé que se sienta en el borde de mi cama.

— ¿Puedo acostarme contigo?—habla Camila, me sorprendo en el acto y me siento en la cama rápidamente.

— ¿Qué haces aquí?—pregunto irritado.

—No puedo dormir—apenas logra decir—sé que tampoco puedes, por favor, déjame estar contigo esta noche.

—No,  Camila—rasco mi nuca nervioso—no creo que a tu padre le guste la idea.

—A mi padre no le intereso, desde que se casó con tu tía, ni siquiera me llama para saber cómo estoy— dice con voz apenada.

—No, Camila, sería una falta de respeto para Grace.

—Por favor Lucas, ni que te estuviera pidiendo sexo. —dice sarcástica—solo quiero acostarme a tu lado, sé que lo necesitas tanto como yo—se sienta un poco más cerca.

—Prefiero que no, ve a tu habitación, si quieres mañana hablamos— digo para que se marche.

—Está bien—dice un poco apenada. —Pero mañana no te salvas de mi—se mueve rápido y planta un beso cerca de mis labios—buenas noches, guapo. Niego ante sus actos.

Esa niña está loca, me logro acomodar y me quedo dormido pensando en mi chica, mi hermosa chica.




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