Decido volver antes a casa con Kathe, sé que quizás debería quedarme con mi madre, seguir compartiendo con ella, pero ya no tengo ánimos de estar acá, solo necesito llorar y llorar, pero en privado. Me siento tan confundida, estos días sin Lucas han sido horribles, él no me ha llamado y mi orgullo no me permite pensar si quiera en que yo pueda hacerlo.
Mi madre se puso triste cuando me vine, pero de todas maneras ella no sabía la cantidad de días que me quedaría, sería una sorpresa, le di un fuerte abrazo a ella y a mi hermano, Ignacio se ofreció a llevarme, no me negué, había comenzado a llover.
— Puedes decirme que te ocurre, Grace — suelta de pronto, me remuevo en un pequeño salto, estaba sumida en mis pensamientos.
—No pasa nada— respondo.
—Cuando las mujeres dicen que no pasa nada, es porque pasa todo— niega riendo y yo sonrío, sigue siendo el mismo chico que en su momento fue todo para mí, solo que en este momento quien es todo para mí es otro.
—No pasa nada, de verdad— suelto el aire en un suspiro.
—Claro— alarga la palabra — no pienses tanto, Grace, lo que sea que te aflige se solucionará.
—Quizás...— digo para terminar nuestra conversación y lograr sumergirme en mis pensamientos aunque Ignacio me acabara de decir que justo eso no hiciera.
No puedo dejar de pensar en que habrá hecho Lucas, pero nada viene a mí, confío demasiado en él para pensar si quiera en que hiso algo que pudiera lastimarme. Siento como poco a poco un nudo se forma en mi garganta, no puedo llorar, no quiero llorar, mi vista se nubla por las lágrimas contenidas, inclino mi cabeza hacia atrás para que estas no caigan, obligo a mi mente a pensar en otra cosa, cosas felices para evitar que las lágrimas corran por mis mejillas y lo logro, por ahora.
Llegamos al terminal y Ignacio me da un fuerte abrazo, seguido por un cuídate y te estaré llamando para saber que te encuentras bien. Sé que el viaje será eterno, solo ansío llegar a mi cuarto y llorar hasta secar todo lo que hay dentro de mí, esperando expulsar todo, cada momento, cada alegría, cada caricia, todo.
Ruedo los ojos instantáneamente al ver al chico que será mi compañero de viaje, él se limita a sonreír.
—Hola de nuevo— saluda el chico que me invitó a tomar algo cuando venía llegando a mi ciudad natal.
—Hola— decido ser amable, el chico no me hiso nada.
Luego de algunos minutos, el chico que he pensado puede ser un sicópata me habla.
—Felipe— me ofrece su mano y yo la estrecho mientras digo mi nombre — lindo nombre...Grace, la que tiene encanto natural.
Yo asiento ligeramente sorprendida de que supiera el significado de mi nombre, él mira hacia el libro que tengo en mi regazo y así comenzamos un ligera charla sobre nuestros libros favoritos, Felipe resultó ser un lector apasionado y le gustan toda clase de libros; terror, romance, eróticos, suspenso, etc. Agradecí internamente la charla que tuvimos, dejé de pensar un poco en eso que tanto me aflige.
—Ya que estaremos en la misma ciudad ¿saldrías a tomar algo conmigo? — pregunta tímido, sé que se debe a que fui un poco dura la última vez que preguntó.
—Me gustaría, tenemos que seguir hablando de libros, además quiero saber más de ese libro que te encanta — su rostro forma una sonrisa rápidamente.
— ¿Me das tu número? — hago un mueca dudando— sé que si te lo doy yo quizás nunca me llames— dice y comienza a levantarse de su asiento.
Tiene razón, quizás después me vuelva paranoica y piense que es un asesino en serie o algo parecido. Asiento y el me entrega su celular, nunca me he fijado en lo que las personas usan o tienen, pero no puedo evitar fijarme en que tiene un celular de última generación, anoto mi número y se lo entrego, el pasa el dedo por la pantalla y me muestra que está llamándome, corta la llamada.
—Guarda mi número, no quiero importunar en algún momento — dicho eso se acerca y besa mi mejilla — hablamos— dice para luego sonreír e irse.
Me quedo paralizada unos segundos, luego saco mi celular del bolsillo de mi chaqueta, tengo un mensaje de un número que no tengo en mi agenda.
"Fue un gusto conocerte, espero podamos vernos pronto"
Guardo el número con el nombre del sospechoso chico que conocí hace unos días y que he vuelto a ver por las casualidades de la vida.
Tomo un taxi, para no demorarme tanto, ya no pienso demasiado en las cosas que pasaron, pero sé que esta tranquilidad mental acabará en algunos momentos, una vez que ingrese a mi habitación y abrace a mi almohada.
Entro sigilosamente, ya que es más de media noche y Kathe debe estar durmiendo, ya que es mitad de semana y mañana hay clases, sin embargo no es así, una luz proviene de la cocina y me acerco, pero mi amiga no está sola, esta con Liam, él la está abrazando. Carraspeo sonoramente para que me miren.
— ¡¿Pero qué haces aquí?! — Pregunta mi amiga alterada, yo hago el intento de levantar una ceja — espera, dime que paso ¿Por qué volviste?