Kyle:
Camino por las oscuras calles abrazándome a mí misma debido al frío que impacta en mi cuerpo, el aire se siente fresco y las nubes grises se avecinan hacia la ciudad, pero a mí no me interesa si me mojo o si me enfermo, me vale mierda que me dé una pulmonía, en lo único que pienso es en Corey, la reacción violenta que tomó después de encontrarme en el ático, aunque sé que no debí haberlo desobedecido, debió haber escuchado mis razones para hacerlo, la razón por la que quise subir, para conocer más de él, para saber que oculta, para saber quién es Corey Fogelmanis en realidad, quiero saberlo, quiero saber todo de él y si no me lo dice él, me temó que tendré que descubrirlo por otros medios.
Subo las escaleras del edificio donde Andi vive, le llamé poco después de que saliera de la casa de Corey, al oír la historia no dudó de dejarme quedarme en su casa en lo que encuentro donde quedarme, no pienso volver a casa, antes muerta de volver con mi papá y Gemma.
-Pensé que te había pasado algo – dice Andi abrazándome y dejándome pasar a su apartamento.
-No te preocupes, estoy bien – digo mientras me siento en el sofá.
El apartamento de mi amiga no es la gran cosa, la sala es algo pequeña, decorada con dos sofás de color negro y una mesita igual, una diminuta cocina todo decorado con un tapiz de color naranja, nada combina con nada, pero el ambiente es cálido y familiar, siempre estoy cómoda en este lugar.
-¿Qué paso? ¿Te hizo algo Corey? – pregunta cuando se sienta a mi lado.
-No, no me hizo nada, pero, digamos que tuvimos un problema – ella se me queda mirando extrañada, la miro y le cuento todo lo que ocurrió en la casa de Corey, todo, incluso la advertencia que me hizo cuando recién llegue a su casa.
-Entiendo que se haya enojado – dice Andi cuando termino de contarle todo –. Pero que haya reaccionado de esa manera es muy exagerado.
-No entiendo que le ocurrió.
-Tal vez solo se enojó, no debes preocuparte por eso, ahora a dormir, mañana es sábado por lo menos.
Asiento, mientras la sigo a su habitación, mi celular vibra, miro la pantalla para ver de quien se trata y me encuentro con el nombre de Corey Fogelmanis con letras blancas, mis manos tiemblan al leer su nombre pero tomo valor y rechazo la llamada.
***
-Hola – dice Mario entrando al apartamento de Andi, lo saludamos y de inmediato corre hacia mí - ¿Estas bien?
-Sí, estoy bien, sólo algo... cansada.
-¿Qué ocurrió con Corey?
-Se volvió loco cuando Kyle subió a su ático – dice Andi cruzando la puerta de la salida –. Ya vengo – es lo último que grita.
-¿Subiste a su ático? – dice y yo asiento – ¿Qué encontraste?
-Una foto, había cuatro personas en ellas pero sus caras estaban ralladas, no se podían ver.
-Vaya, no pensé que la conservaría – dice Mario volteando al lado opuesto a donde yo estoy.
-Conservaría ¿Qué? Mario, por favor, dime que es lo que tanto me ocultan.
-Está bien – dice después de unos minutos de pensarlo –. Te lo diré, dudo mucho que Fogelmanis lo haga – se sienta en el sofá y yo a su lado –. Corey y yo nunca fuimos muy cercanos, yo era más cercano a su hermano, Carlie, y él a mi hermana Melissa...
-¿Tienes una hermana? – pregunto, él nunca me había contado de ella.
-Tiene veinte años, vive en San Francisco con su esposo – dice mientras se dibuja una tierna sonrisa en su boca –. En fin, nunca supimos porque, la verdadera razón por la que Corey lo hizo pero, una noche, mientras mi mamá lavaba los platos de la cena, le entró una llamada, su expresión se tornó a una de terror, como si hubiera oído a un ser extraño, volteo a mirarme y casi sin aliento me dijo que habían asesinado a mis tíos y a Carlie, le pregunte quien, y me dijo que fue Corey, Corey había asesinado a su propia familia, lo enviaron a un hospital psiquiátrico, donde le diagnosticaron Trastorno de Explosivo Intermitente, lo internaron durante unos meses hasta que lo dieron de alta, vivió en mi casa, pero todos le temíamos y él lo sabía, al poco tiempo se mudó y corto todo contacto con nosotros.
Siento mareos, siento que estoy a punto de vomitar, Corey es un asesino, Corey es un asesino, casi no lo puedo creer, Mario me mira preocupado, le hago saber que estoy bien, me paro de mi lugar y me encierro en la habitación de Andi.
***
Estoy aquí, con la cabeza en la almohada húmeda debido a todas las lágrimas que he derramado, a todo el sufrimiento que he liberado al saber que me había enamorado de un asesino, varias veces me tocaron Andi o Mario para que abriera la puerta, pero no lo iba a hacer, ocupaba algo de tiempo para mí, ya me he cansado de estar aquí llorando por alguien que no confía en mí, por alguien que me suplicó que le contara todo sobre mí pero que él no pueda ser honesto conmigo ni siquiera una vez.
Salgo de la habitación encontrándome con las luces de la sala apagadas, hay una nota en la mesita de noche.