Te conocí en "Hilltown"

CAPÍTULO 6: La cabaña

Unos momentos después una mujer que aparentaba unos 38 años atravesaba la puerta.

        Hola... - dije mientras mi voz temblaba – soy... - no pude terminar de hablar porque Mary me interrumpió.

        ¡Lidia!¡eres Lidia! – corrió y me abrazó a lo que yo también respondí con un abrazo, no sé por qué si casi ni la recordaba, pero en ese momento me sentí bien y unas cuantas lagrimas cayeron de los ojos de ambas, fue un momento muy especial.

        E-entonces... – dije tartamudeando mientras nos separábamos del abrazo – ¡sí me recuerdas!

        ¡Claro que te recuerdo mi niña! – dijo sonriéndome y soltando un par de lágrimas más – ¡te he extrañado tanto!

Me quedé callada ya que no sabía que decir entonces ella continuó...

        ¿¡Pero que esperas!? ¡Pasa! – entonces miré a Michael y mi tía continuó – Tu también...

        Michael – dijo el – un gusto señora Mary.

        Mary, solo Mary – sonrió dulcemente y nos cedió el paso.

¡La cabaña era preciosa, hermosa, y todo lo que termine en osa! Tenía un amplio pasillo que llevaba al patio trasero, había una escalera de madera en forma de espiral que llevaba a un segundo piso, se podía apreciar también un hermoso salón con muebles rústicos pero elegantes con fotos de mi familia y algunas que reconocí que eran mías. Había una cocina amplia de tonos blancos y marrones. Había un comedor que daba a una mampara amplia, mostrándose así el precioso riachuelo y parte del bosque. Finalmente, también en el primer piso se hallaba un espacioso baño para visitas.

Mi tía nos guio por el pasadizo y nos enseñó donde estaba el baño por si necesitábamos usarlo y luego nos condujo a través de la sala llegando así al comedor desde donde se podía apreciar la cocina. En todo ese tiempo estaba asombrada de la belleza de la cabaña y a la vez pensaba en que preguntas le podría hacer a mi tía. Luego nos hizo un gesto sutil de que nos sentáramos en la mesa:

        Espérenme ya vuelvo – dijo con entusiasmo.

Pronto regresó con una jarra de leche y unas galletas recién horneadas, el olor me resultaba familiar.

        Hermosa, estas eran tus galletas favoritas cuando eras pequeña – dijo con una mirada nostálgica – que suerte que has venido hoy, pero... ¿Qué haces aquí? 

 



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En el texto hay: drogas, amor, pueblo

Editado: 08.11.2020

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