CAPITULO I
— Mi madre esta furiosa porque estoy aquí. Sabes perfectamente lo que mi familia piensa de las tradiciones, y esa tradición incluye que no te vea hasta que camines al altar — me reprende severamente el hombre que tengo en frente. El hombre que en unos minutos se convertiría en mi esposo.
Sin poder evitarlo lo contemplo por un momento a través del gran espejo de cuerpo completo que hay en la suite de aquel hotel. Su hermoso rostro esculpido, una barbilla definida, unos pómulos sólidos, sus increíbles ojos verdes y ese cuerpo que parecía de estrella de televisión. Era la envidia de miles de mujeres, me iba a casar con uno de los empresarios mas ricos y atractivos del mundo. Entonces ¿como era posible que lo hubiera llamado para decirle que no podía casarme? Por lo menos no este día.
—Es importante necesito hablar contigo —
Su rostro severo se ablanda cuando por fin tomo el valor para mirarlo. Con la dulzura que siempre lo ha caracterizado y con la que me conquisto, se acerca para quitarme un mechón que cae en mi cara y con preocupación me mira.
— ¿Quieres que te traigan algo? Te ves un poco pálida. No te preocupes bella, yo también estoy algo nervioso, pero hoy vas a ser mi esposa y quiero que el día de nuestra boda te veas mas hermosa que nunca. —
Una fuerte opresión se adhiere a mi pecho, como un chicle a un zapato, y siento un nudo tan grande en la garganta, simplemente no puedo evitar sentir como mis ojos se aguan. No puedo creer lo que estoy apunto de pedirle, pero es necesario. Esto es necesario. Y espero que todo salga bien. Con pesar y con un dolor como nunca había sentido antes, tomo la mano del hombre que me mira preocupado.
— No puedo casarme contigo —
Su semblante preocupado ha desaparecido por completo, cambiándolo por una mueca de enfado que para mi no era desconocida. Con brusquedad se aparta de mi para mirarme fastidiado.
— ¿Es una broma? Es una estúpida broma de esas que tanto te gustan ¿verdad? Ya te he dicho que tienes que madurar — prácticamente me esta gritando
—No es una broma — respondo con firmeza — No puedo casarme contigo, por lo menos no hoy —
—Ya basta Bonnie no es gracioso — sin poder evitarlo hago una mueca al escuchar mi segundo nombre. El sabe que lo odio y la única persona que me detesta tanto para llamarme así, es la vieja gárgola de mi suegra. —Entiendelo, es una de esas crisis que les da a las novias momentos antes de casarse. Superalo. Me voy. Mi madre tenia razón, son puras tonterías lo que dices hoy. —
Se da la vuelta para salir de la habitación sin escucharme, como siempre, pero esta vez no puedo permitirle irse. Es necesario que el entienda todo esto. No le permito dar dos pasos cuando lo atrapo del brazo y le doy la vuelta.
— Espera por favor — Con una mirada de desprecio habitual me señala que lo suelte. Sin pensarlo dos veces de inmediato lo hago y agachó la cabeza, sin atreverme a mirarlo a los ojos. - De verdad no podemos casarnos hoy. Posterguemos el matrimonio por favor. —
Una risa seca y sarcástica sale de el mientras cruza los brazos y me dirige una mirada cargada de seriedad.
— Llamare a mi madre, ya que la tuya no se ha dado el lujo de aparecer. Ella te ayudara a superar la crisis. Te espero en veinte minutos abajo y nos casaremos HOY —
Sin mas se alejó dirigiéndose a la puerta. Cuando estaba apunto de salir, lo intento una ultima vez. ¿Que acaso no va ni siquiera a escucharme? ¿Es tan difícil que preste atención a lo que digo aunque sea por una vez?
— Mi familia no puede venir — digo finalmente. Al menos eso logra que se detenga. Nuevamente me observa, y no pienso desaprovechar la oportunidad. — No puedo casarme si ellos no están aquí. El padre entrega a la novia, y mi madre, mis hermanas, quiero que todos estén aquí. Se supone que hoy debe ser el día mas feliz de mi vida pero sin ellos estaría incompleto. Es por eso que te pido que posterguemos el matrimonio. —
Los ojos verdes de mi prometido brillan de una forma extraña, y de un portazo cierra la puerta que había abierto instantes antes, en menos de cinco pasos ya esta frente a mi de nuevo.
— La mia vita. Es la mejor noticia que me has podido dar hoy — su sonrisa es tan genuina que lo miro con horror. Pareciendo comprender que no me hace gracia su comentario voltea los ojos — Entiendo. Estas mas sensible de lo normal hoy. Te escucho. Explícame ¿que les pasa? —
Gracias a sus ultimas palabras siento como si mi alma volviera a mi cuerpo y con mas seguridad lo observo.
— La pequeña Krystal ya viene. Mamá entro en proceso de parto hace unas horas, se cree que en un promedio de cuatro horas ya estará con nosotros. Es por eso que papá no puede venir, no puede dejar sola a mamá y a Aura —
— ¿Tu hermana? ¿Que no iba a nacer en dos semanas? —
— Si y no. El parto se adelanto — digo con alegría. Es la primera vez que me escucha y parece que me esta entendiendo.
— ¿Y tu quieres que aplace una boda que valió millones de dólares por el nacimiento de un bebe? — mi sonrisa desaparece cuando el comienza ha aplaudir —Claro. Es lógico que dejemos todo aquí tirado para ver como nace una bebé. Es mas porque no vamos y contratamos un periodista para que cubra la noticia y todo el mundo se paralice porque esta naciendo tu hermana. ¿Porque no me lo habías dicho antes?—