Yannis.
(recuerdos del día de ayer)
Ayer me quedé a pasar la noche en casa de mis padres. Después de cenar y charlar hasta saciarnos, se hizo muy tarde.
Por la mañana, bueno, más bien después de las diez, finalmente llegó el momento de los regalos.
Abro la maleta con un movimiento rápido…
¡Maldita sea! ¿Qué es esto…?
Saco con el meñique una prenda de mujer, parece una bata de playa.
¡Ah, maldito Pokémon rosa! Al final me llevé mi maleta de la cinta ayer y, si no fuera por esta rubia…
Me disculpé con mis padres y con mi hermana menor, tomé la carriola de mi padre y rápidamente fui al apartamento para cambiarme.
Sabía aproximadamente dónde buscar MI MALETA. La rubia dejó sus documentos en la mesa del avión y una esquina del voucher del hotel, con su nombre a la vista, sobresalía de la carpeta transparente. ¿Por qué me fijé en el nombre? Bueno, para mantenerme lejos de ese lugar. ¡Y ahora tengo que ir allí! ¡Qué ironía!
¡Y aquí estoy ahora!
Decido qué es más fácil: ¿deshacerme de la rubia y salir de aquí o jugar su juego y cambiar las maletas? Ahora me inclino más por la segunda opción.
- Espero que el resto de las cosas estén intactas - le pregunto.
- Pues… - responde ella alargando la palabra. - Las galletas estaban muy ricas.
- ¿Y qué gano yo si acepto ayudarte y seguirte el juego un poco?
- ¡Recuperarás tu maleta! - dice levantando la barbilla, como si devolverme mis cosas fuera ya una gran motivación.
- ¡No es suficiente! - sonrío, apoyándome con las manos a ambos lados de ella.
¡Tiembla! ¡Y yo disfrutando de nuevo! ¿Cuándo me volví tan pervertido? ¿O será que solo tengo esta sensación con esta rubia asustadiza? ¿Dónde quedó su carácter?
- ¿Qué más? ¡Puedo pagarte! - dice con ojos muy abiertos, sin parpadear casi.
- ¡Ey! ¿No estarás confundida, verdad?
¡Lo estaba esperando! ¡Perfecto!
¡Ninguna mujer en mi vida me ha pagado por un favor, ni lo hará!
- ¿Qué otras opciones hay? ¡No sé qué más hacer!
¡No sabe nada! Pero si se mete en problemas con tanta facilidad.
- ¡Cumplirás mi deseo! - grito lo primero que me viene a la mente.
- ¿Qué deseo? - pregunta asustada, parpadeando rápidamente.
- ¡Aún no lo sé! - confieso honestamente.
Como opción, por ejemplo, que nunca más te me aparezcas por delante… O quizás se me ocurra algo más interesante si realmente me molestas.
- ¿No hay otras opciones? - susurra con los labios, con una expresión en el rostro como si la hubiera obligado a correr desnuda por las calles.
- ¡No hay! - me acerco a su oído. - O aceptas, o encontrarás la manera de salir de tus mentiras tú sola.
De nuevo empieza a temblar, como un ciervo asustado acorralado en una esquina.
- Tú tú, no eres un caballero… tú… - susurra tartamudeando.
- ¡Soy aún peor! - guiño un ojo. - ¡Venga!
- ¿A dónde?
- ¿No ibas a presentar a tu prometido a tus padres?
- ¿Quizás mejor nos conocemos primero?
- ¡Cierto! - me detengo a tres pasos de la entrada. - Yannis.
- Yannis. - repite tras de mí, y yo ruedo los ojos.
- Muy bien, para ti solo Jan.
- ¡Livia! ¡Yo no sé nada de ti! - dice nerviosa, siguiéndome.
- ¡Eres una diosa de la improvisación, saldrás de esta! Un detalle importante: ¿Qué papel debo interpretar? ¿Uno que haga que tus padres dejen de presionarte para que encuentres pareja por un buen tiempo?...
- ¿En el sentido de un sinvergüenza? - termina la frase por mí.
- Sí. ¿O uno que haga que tu hermana babeé?
Pero no pudimos terminar la conversación porque aparecieron los familiares de mi "prometida".
Gabriela.
¡Qué raro que se tarden tanto en volver!
Verifiqué la hora en mi teléfono móvil. Efectivamente.
¿De dónde salió este “novio”? Si fuera un cualquiera, tal vez lo entendería. ¡Pero este chico sexy…! ¡Francamente! Hasta yo estoy sorprendida. ¿Qué pudo ver en mi hermana?
¡Algo en esta historia no cuadra!
Recorrí el apartamento con la mirada. Por supuesto, nada extraordinario, como lo esperaba. ¿En serio vamos a quedarnos aquí las próximas dos semanas? ¿Nada mejor se pudo encontrar? Aunque… Si nos quedamos aquí será más fácil exponer a mi hermana.
Miré a Ethan. Uff. Comparado con el chico de Livia, Ethan parece de provincia.
Hasta mi ánimo decayó bruscamente.
La euforia que sentí durante todo el viaje a Grecia se desvaneció. Yo esperaba humillar a mi hermana, aumentar su complejo de inferioridad, hacerla sentir una fracasada, ¡hacerla envidiarme! ¡Y resulta que no está sola y se ha enganchado a un tremendo galán! ¡No! ¡Tiene que haber una trampa en esto!
- ¡Estoy cansada, y tengo hambre! - me quejé. - ¿Dónde pueden estar tanto tiempo? Mejor vamos a buscarlos - dije dirigiéndome a la familia y a Ethan.
Todos se dirigieron hacia la salida detrás de mí.
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Editado: 25.08.2024