—¡Ya deja de reproducir el jodido video que me da vergüenza ajena! —explota Katy cuando lo veo por quinta vez.
—¡Katy!
—¡No me toques diva! —grita tomando una distancia prudente de Pamela —Así como ella ayer libremente se expresó, ¡yo también puedo hacerlo!
—¿Segura que quieres expresarte libremente como yo? —murmuro arrimada a mi brazo y dándole una mirada de: ¿Enserio? ¿No ves las consecuencias?
La rubia es rápida pillándolo porque sonríe incómoda.
—Uh, no, retiro lo dicho. Míralo de nuevo, solo bájale el volumen cuando tu mini yo empiece a gritar.
No le respondo, en su lugar hago un like con las manos y cuando aparecen las letras de nuevo, apago el teléfono y suspiro con frustración mientras miro a Katy evitando el contacto con Pamela cuando ella le dice que se quede quieta.
—¡Olvídalo! —grita Katy detrás de una silla —Si me dolieron las costillas.
—Ya no lo haré, pero quédate quieta.
Katy extiende las manos al frente cuando Pamela logra ponerse frente a ella sin la silla de por medio.
—¿Cómo puedo confiar en ti? ¡Algo roto jamás es restaurado!
Pamela gruñe y toma las manos de Katy entrelazando sus dedos.
—¡No te he roto nada!
—¿Mi corazón es nada?
Pamela se queda estática por alguna razón y luego Katy también se vuelve seria. Abro la boca con intenciones de advertirles, pero es tarde, Katy retrocede más y termina cayendo en la silla llevándose a Pamela consigo.
Es una suerte que Sofía las haya visto y tenga el respaldar de la silla con sus manos evitando que esta se estrelle contra el piso. Sin embargo, eso no reduce todos los daños y perjuicios que vienen a continuación.
Pamela cayendo a horcadas sobre Katy es uno de ellos.
Cierro los ojos mientras hago una mueca imaginando el dolor que debe tener Katy en el trasero por caer de esa manera.
—¿Estás bien? —pregunta Katy y Pamela sonrojada la mira y…le tinga en la frente.
Ahora Katy se queja de que le duelen dos cosas mientras Pamela se levanta y trata de alizar su uniforme.
—¡Eso era innecesario! —se queja Katy —¡Fue un accidente! No es como si quisiera tenerte sobre mí.
Río levemente por verlas de ese modo, pero me pongo seria cuando veo a Sofía enmarcar una ceja y de inmediato aclaro mi garganta.
—Katy, opciones —le digo y ella se pone de pie rápidamente, toma los lentes de Pamela y se los coloca mientras con un cuaderno finge leer.
Por supuesto la segunda se le quiere subir encima de nuevo, pero Sofía la detiene.
—Por un lado tenemos una ebria desvergonzada que debe afrontar las consecuencias y por el otro, no es por presumir, pero…no, realmente no es algo para presumir, pero hay una caja.
—¡Katy!
Alzo una ceja.
—¿Hay una caja?
Se sube los lentes y asiente.
—Dame un día y la tengo lista.
—¡No vamos a usar una caja! —grita Pamela y niega —Sofía, dile que cuenta con nosotros para ayudarla, pero no enterraré a una amiga.
—Cuanta camaradería viene de un ser que por poco aplasta a su amiga —masculla Katy negando.
—Tampoco quería caer sobre ti.
—Siéntete afortunada porque no sucederá de nuevo —afirma Katy y le saca la lengua para luego taparse la cara con el cuaderno y mirarme —Ahora, señora Cooper, ¿quiere la caja o no?
—Quiero cortarte la lengua —mascullo haciéndola reír, sonrío levemente y miro a Pamela —No voy a morir —deseo hacerlo, pero no lo haré ¿de acuerdo? —Solo… ahora necesito pensar qué hacer. Esto… es muy vergonzoso.
Dejo caer mi cabeza arrimada a mis manos mientras acaricio mi cuero cabello tratando de calmarme y de reojo veo a Katy devolverle los lentes a Pamela y sentarse a mi lado.
—¿Saber que bailas muy bien cuando siempre decías que no? —pregunta y niego.
—También es vergonzoso, pero no es eso.
—¿Qué besas terriblemente mal?
Mis mejillas se colorean y aprieto las manos.
—No sabía eso Katy, gracias por la información.
—De nada. Oh, entonces ¿qué todo lo que hiciste ayer te parece vergonzoso?
Amo su forma de recalcar que todo lo que hice era algo de lo que avergonzarse.
—Que jamás pensé hacer algo como esto. Es vergonzoso cuando ni siquiera sé coquetear y al parecer con unas cuantas gotas de alcohol yo…
—¿Te vuelves jodidamente loca e impredecible?
Eso era quedarse corto.
Para comenzar ¿cómo se le denominaba a mi acto de complejo de can donde olfateé e invadí un espacio personal? Lo demás lo puedo clasificar en alguien que arma desorden público. Lo primero seguía sin tener categoría, o sí tenía una, era una acosadora.
Ja, pensar eso no era reconfortante.
El rubor crece hasta mis orejas mientras asiento y suelto un bufido tapándome el rostro.
—Abi…no quiero echarte la culpa de esto, pero…te dijimos que no debías ir a esa fiesta. Sabías que ninguna de nosotras iba a ir.
—Lo sé, Pamela.
—Pero igual decidiste ir —continua.
—Eso también lo sé.
—Y ahora tienes algo con tu caliente Bad Boy —interrumpe Katy.
—Eso tambi… ¡Katy! —sacudo la cabeza negando mientras Katy se ríe, inevitablemente hago lo mismo —No, eso no sé. ¡Dios! No puedo tomarme enserio esto si me sales con estas cosas. ¡Aléjate! Necesito reflexionar y ver la jodida metida de pata que hice.
—De acuerdo. Tienes el resto de las clases para eso.
El timbre suena y me asombro creyendo que lo predijo, pero río levemente al ver que está mirando la hora en su teléfono. Las chicas van a sus asientos, pero Katy después de levantarse y antes de irse, se voltea.
—Oye, no es por nada, pero por si acaso ¿no tengo lista una caja?
Río entre dientes y niego.
—No, no voy a morir por esto.
—Si te dicen algo sabes que sé enterrar cadáveres —mira a las chicas y sonríe —y ellas son excelentes secuaces.