Te enamoraré (versión nueva)

Capítulo 8 "La maldición de las fiestas (parte 1)"

 

—¡Ya llegué! —grito entrando en la casa.

—Ya era hora —murmura mi hermana recostada en el sofá.

—¿Qué haces aquí? —me desconcierto.

—Vivo aquí —responde de manera obvia.

—Sabes que no me refiero a eso. ¿Qué haces aquí? Fuera de tu cuarto, no encerrada en tu cueva, ya sabes, ¿qué haces conviviendo con los demás seres humanos como una persona normal?

—Estoy de buen humor, deberías alegrarte.

—Sí, hoy podría incluso encontrar una olla llena de monedas de oro.

Río levemente mientras me dirijo a la cocina y dejo el helado que he comprado en la refrigeradora. Sonrío ante mi crimen cubierto.

—¿Y mamá? —pregunto al no ver señales de ella.  

—Está por llegar, se fue con Ben a comprar lana. Ya sabes, están teniendo ese día.

—Oh…

—Pobre Ben, me siento culpable de estar tan cómoda en este sofá y que mi pequeño hermanito este…

—Te estás riendo.

Se carcajea.

—¡Amo que él naciera! ¡Sin ese enano yo hubiera muerto joven!

—Y tú ataúd estaría lleno de lana.

Se ríe y me guiña un ojo.

—No lo dudes, con mamá sobre eso, no lo dudes.

Niego sonriendo y subo a mi cuarto. Al entrar me saco las zapatillas y lanzo mi mochila en la cama junto a mi cuerpo. Suspiro y veo a mi lado los muñecos hechos por mi mamá. Puede que Hailey lo haga ver terrible, pero no lo es tanto. Mamá ama tejer, y sabe mucho de ello, en cambio, para Hailey y para mí, lana es lana y solo es más gruesa o más fina, también si es suave o muy tiesa.

Mamá sufre migrañas cuando nos escucha, y creo que su venganza secreta es llevarnos de compras con ella porque no nacimos con la configuración que tiene para saber diferenciar los tonos. ¡Hay demasiados nombres, y ni hablemos de los tipos de puntadas!

—Aunque el resultado es bonito —murmuro sosteniendo a una osa con un vestido hecho por mamá —Si sabes hacerlo…

Lo último es dicho con una mueca al ver los zapatos que tiene y que mis manos hicieron. No, renuncie a eso después de varios intentos fallidos.

Y de que la persona a quién se los regalaba ya no esté.

 

***

 

—¡Ma! ¡Madre! ¡Mamá! ¡Mamita! ¡Madre mía! ¡¿De verdad está ignorándome?! ¡Soy su pequeño retoño! ¡Su copia juvenil! ¡Su cara es mi cara! ¡¿Cómo puede ignorarme, madre?! Puede ignorar a Abigail, ¡pero a mí…!

Se escucha una carcajada ante los gritos indignados de Hailey y más murmullos. Trato de ignorarlas, pero que estén subiendo y bajando las gradas no ayuda. Me viro y trato de taparme con la almohada la cabeza, cuando no sirve quiero llorar.

¡Vamos Hailey! ¡Cierra el pico, quiero dormir!

Me levanto de mala gana y descalza bajo hacia la cocina para decirles que continúen su charla abajo y dejen de subir, e incluso con solo abrir la puerta puedo escucharlas.

—¡Eres muy terca cuando quieres, Hailey!

—¡Tú has dicho que quien persevera, alcanza!

—¡Lo único que alcanzarás, es el límite de mi paciencia! ¡Y deja de tutearme!

—Ay, perdón, se me escapó. ¡Pero mamá! ¡Vamos! ¡Nunca te pido nada!

—Me has pedido un montón de cosas Hailey, ¡en la mañana me pediste algo también!

—Pero no me trajo nada, así que no cuenta.

—¡Hailey!

—¿Sí, señora Belinda? Ahora no le he tuteado, ¿lo notó?

—Oh, mocosa, voy a desheredarte —me mira —¿Abi? Veo que ya te despertaste.

Sonrío sin gracia y asiento guardándome que por mi voluntad no fue.

—Mamá —le llama Hailey y mamá suspira.

—¡Renuncio Hailey! ¡Renuncio! ¡Ya te dije que…!

—¡Espera mamita, tengo una idea!

Mi hermana me mira y empalidezco cuando sus ojos brillan. Oh, mierda. Mala señal, pésima señal. ¡Malísima señal!

»¿Y si me lleva Abigail?

¿Qué yo qué?

—Hailey...

—Madre, tú misma has dicho que Abigail es responsable.

—Ajá ¿y?

—Además, ella conoce a la mayoría, por no decir a todos, los que van a estar en esa fiesta.

Frunzo el ceño. Todos en este pueblo se conocen entre sí. Es muy difícil que alguien no lo haga, pero lo más extraño es que mi hermana me esta, como dice Katy “lamiendo los pies” con mamá. Solo una vez hizo eso y fue con papá para conseguir a Golum.

Así que la miro con ojos entrecerrados. Ella quiere algo, y ese algo para mi desgracia me requiere a mí.    

—El problema no es ese Hailey.

—Querías que no fuera sola, ¡no estaré sola! ¡Seremos las dos!

Mamá se ríe.

—¡Eso me preocupa más! Una hija con poca resistencia al alcohol que ni recuerda cómo llegar a casa —mis mejillas se sonrojan —Junto a un torbellino que puede vender a su hermana si se lo propone. Hailey, si haces bailar a Abigail estando sobria, ¡no quiero imaginar lo que le harás ebria!

—¡No soy una amenaza!

—¡Solo tomé por primera vez! —grito a la par de Hailey —¡Y no lo volveré a hacer!

—No confío en ninguna de las dos con estos antecedentes. Además —me mira —Abigail está castigada.

—¡Genial! —se emociona Hailey —¡No hay mejor castigo que enviarla ¿no crees?!

—¡Hailey! —le reprocho, a lo que ella sonríe.

—Mamá, sabes que Kayle es mi amiga, dije que estaría ahí. Y no habrá alcohol, así que no habrá tentación para Abigail.

—No soy una alcohólica Hailey…

—¿Qué dices ma? —le pregunta ignorándome —Puedo incluso ayudarte con las ideas de como castigarla luego. Se arrepentirá mucho de haber roto tus reglas, lo prometo.

Oh, está tipa…

Mamá se tapa la boca, pero se le nota divertida con lo que dice Hailey. Al final sonríe y se sienta asintiendo.

—Bien —le dice, y cuando Hailey sonríe victoriosa agrega —Solo si Abigail acepta.

Su sonrisa, tan rápido como apareció, se desvanece. Me mira rápidamente y con sus labios forma un puchero.  

—Oye, hermanita…




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