Por la tarde Emily salió del trabajo, sintiendo la brisa fría que ya se encontraba presente a esas horas, lo cual agradecía ya que dentro del café hacía un calor insoportable. Siempre le sucedía que, al salir, se cuestionaba si se iba directo a su hogar o deambulaba por ahí un par de minutos, para tomar un pequeño respiro de lo sucedido en el día, pero decidió ir directo a su casa, debido a que extrañaba mucho esas pequeñas manitos que se vuelven locas por abrazarla cuando llega y esos besos basosos que le entregan la energía que necesita, todo de parte del pequeño Noah de 7 meses de vida.
Llego a casa y al abrir vio que su bebe estaba en brazos de Teresa, una señora ya de edad, la cual cuida de Noah mientras Emily trabaja.
- Hola porotito mío, mi pequeño regalón – lo lleno de besos y él a ella también.
- Buenas Tardes Señorita, como le fue el día de hoy – preguntaba Teresa con su actitud siempre pasiva y a la vez desprendiendo un cariño enorme hacia Emily y Noah.
- Bien Teresita, tuve una pequeña discusión con el jefe pero no es nada importante – bajo el perfil de la situación ya que no quiso que se preocupara – pero el resto del día todo tranquilo, usted sabe que al café acude mucha gente, pero pude salir a tiempo para venir a ver a esta hermosura – reía junto a su hijo y lo llenaba de besos y abrazos que tanto extrañaba cuando se iba a trabajar.
- Señorita disculpe si por mi culpa tuvo problemas en su trabajo, le prometo que haré lo posible para llegar más temprano a cuidar del niño – dijo Teresita con cara de preocupación y un poco de culpa, a lo que Emily trato de minimizar. Ella vivía al otro extremo de la ciudad, por lo que le es complejo llegar a la hora necesaria y debido a su avanzada edad, ya andaba mas lento y con un poco de dificultad.
- Teresita no se preocupe, su salud esta primero que todo, no sé qué haría si usted se enferma o no puede venir, así que ande con cuidado, y si tengo problemas en el trabajo, bueno, buscare otro, pero usted está por encima de esas personas – dijo Emily, tratando de dejar más tranquila a Teresa, ya que es como una madre para ella y fue su salvadora cuando no tenía quien cuidara de Noah. Estaba consciente de que encontrar otro ingreso no le sería fácil, pero si debía dejar los pies en la calle, lo haría.
- Gracias Señorita. Noah hoy estuvo muy bien, inquieto como siempre, usted sabe que su niño es un revoltoso – le decía con diversión.
Después de que Teresita se despidió de ella y de Noah, se retiró a su casa, ya era tarde por lo cual quedo de avisar cuando ya se encontrara en su casa, así Emily podía estar tranquila.
- Ahora quedamos solos tú y yo pequeño terremoto – Noah reía y como siempre la abrazaba y besaba con todo el amor que un niño le tiene a su madre. Jugaron un tiempo aprovechando que se encontraban solos y ella disfrutando el momento que tenía para estar con él.
Emily cansada, hacia todo lo necesario para que Noah ya durmiera, logrando esto casi una hora después, cayendo ella también rendida a su lado.
En la mañana ella despertó más temprano que Noah, por lo que se quedó admirando a su pequeño motor, viendo cada vez que tiene rasgos muy parecidos a su padre, como la forma de sus ojos que son más alargados, sus manos pequeñas pero arrugaditas. de todas formas seguía siendo aún más parecido a ella ya que había sacado su color de piel clara, su pelo rubio el cual ahora solo eran unas pequeñas pelusitas que se ven en su cabeza, sus ojos un color verde con tonos de café, los que para ella son los mas hermosos que jamas haya visto, todo él era perfecto. Divago en su mente, recordando todo lo ocurrido con el padre de Noah y como habría querido que las cosas hubieran resultado diferentes.
Emily y Thomas, el padre de Noah estuvieron en una relación algo toxica, donde malas palabras salían desde cada uno hacia el otro, insultos, recriminaciones, control sobre lo que ella hacia y lo que no. Duraron así aproximadamente 2 años, de los cuales el inicio de su relación todo iba bien, pero al pasar el tiempo y ella quedar embarazada, las cosas fueron cambiando y cada vez empeorando, por lo cual ella se armó de valor y salió de ese lugar, más que por ella, por su pequeño, ya que no quería que su hijo creciera en un hogar donde sus padres no se respetaban y el amor que antes existía ya no estaba.
Vino a su memoria el momento cuando supo que estaba embarazada, no sabía cómo reaccionar, en su interior florecieron dos sentimientos, un amor inmenso por el ser que en su cuerpo se estaba formando, y a la vez un miedo de no saber qué hacer, ya que ella siempre pensaba que no era capaz ni de cuidar de si misma y como lo haría ahora que tendría una responsabilidad tan grande como lo es un hijo. Pero siempre le dijeron que el instinto maternal iba a aparecer en ella y lo tendría desde el momento que asimilara su embarazo, pero sobre todo cuando ya tuviera a Noah en sus brazos, y así fue como paso, por lo que desde ese momento ella vive y muere por su pequeño terremoto.
Seguía divagando por sus recuerdos, cuando sintió que a su lado que Noah se movía y esos ojitos ya estaban abiertos y sonriéndole como tanto le gustaba, por lo que se giró y se acurruco a su lado.