Te Lo Prometo

6. Exclusivos

SEIS


 

Exclusivos


 

Quería ver a Damon otra vez. Quería besarlo, oler su perfume, ver sus tiernos ojos, y hablar, solo hablar de cosas. Quería oír su voz. Tenía una voz muy sexy.
 

Pero no podía, debía esperar al viernes.
 

El maldito tenía razón, después de nuestra cita yo no iba a poder de pensar en él. Que bastardo con ego de Zeus, acertó.
 

Que débil soy.

 

— Señorita Hope, deje de ver el piso, de ahí no le saldrán las respuestas del examen.  — había dicho el maestro Joyce durante el examen de biología esa mañana.

 

Última semana de clases, pero debía de hacer grandes sacrificios, y se me había olvidado estudiar para varios exámenes. Era culpa de Damon, no podía dejar de pensar en él.
 

Que horrible esta sensación.

 

Mi futuro escolar se puede ir al carajo por unos labios apetitosos.

 

Que sea lo que diosito quiera...

Entregué mi examen así.
 

Volteé en dirección de Karla, fingía estar concentrada pero estaba peor que yo.

 

En la hora del almuerzo, los cinco sentados en una mesa, Karla, Sara, Carlos y Julian, discutíamos como copiar en los exámenes finales sin ser atrapados. Hablábamos en clave, habíamos desarrollado un sistema de comunicación infalible.
 

Sara estaba recostada en el brazo de Carlos. No eran novios, pero tenían "algo". Hacían una linda pareja, Carlos era atractivo, igual Sara, pero creo que su relación no iba más allá de sexo.

Julian se dedicaba a cazar a chicas de otros grados, y Karla se limitaba a salir con un chico llamado Brandon de otra escuela. Eran mis amigos, de algún modo nos complementábamos. Hasta que llegó el día de la confrontación.

 

— ¡Mierda! — dijo Julian viendo su celular. — Eres tu Hope. Eres tú y Damon, juntos.

 

Me mostró fotografías tomadas por paparazzis la noche de nuestra cita.
 

Cita que olvidé mencionar que tuve.
 

Sara y Karla se pusieron en modo alerta. Sacaron sus celulares para confirmar lo que Julian decía. Me miraban ofendidas.

 

— ¿Por qué mierdas no nos dijiste? — susurró Sara.

 

—  Tu primera cita y no nos dijiste nada. Somos tus mejores amigas, Hope. — dijo Karla. — Se supone que nos contamos todo.

— Lo sé, no se enojen, por favor. Todo pasó de repente. Me daba pena que supieran.

 

— Te conocemos desde hace siglos... — comentó Carlos.
 

— Saliste con él... Eso significa que tienes su número. Mierda, tienes su número. ¿Dormiste con él? ¿Puedes llamarlo y saludarlo por mi?— preguntó emocionado Julian.
 

— ¡Julian! — gritamos todos.
 

— Dios, esto no es Gossip Girl, no se debían de enterar de esta forma, les juro que se los iba a decir. Es solo que no me imaginaba que iban haber paparazzis.
 

— ¿Cuándo nos ibas a contar? ¿el día de su boda? — la mirada de Sara era aniquiladora. — Es un beisbolista famoso, sexy y rico. ¿Cómo te pudiste guardar tremendo evento en tu vida?

 

— Lo compensaré, lo prometo.

 

— Acabas de afectar nuestra confianza ¿cómo harás eso? — preguntó Karla aniquilándome con la mirada.
 

— Hey, no me incluyas a mi — confesó Carlos — Hope puede dormir con quien quiera. Es libre,  no nos tiene que contar todo. Es su vida privada.
 

— Gracias — susurré mientras me sonreía.

 

— Además, piensen en los asientos que tendremos en el estadio... — comentó Julian. — Acceso a todo VIP.
 

Ignoré a Julian, su fanatismo me estaba afectando.

 

— El mejor amigo de Damon hará una fiesta este viernes y dijo que podían venir. La pasaremos bien.
 

— Estás perdonada — dijo Julian. — ¿Es fiesta casual o elegante?
 

— Vamos chicas, es una fiesta, se que quieren ir... Habrán chicos, alcohol gratis y pasaremos tiempo juntas. — les dije juntando mis manos en forma de suplica.

 

Seguí rogando.

Muchos minutos.

 

Ambas aceptaron. Pero sabía que ese día algo entre nosotras se había perdido. Ocultarles un hallazgo así, no estaba en los límites de amistad de una amistad. Era mi primera cita.

 

Pero vamos, fue épica.

...


 

No dejaba de ver las fotos en mi teléfono. Nos mirábamos guapísimos. Que buena elección de vestido. Que auto tan fabuloso. La fotografía mostraba a Damon abriéndome la puerta, y yo tomando su brazo para subir al auto. Todo después de esa candente escena en el ascensor. Los chicos de Aerosmith estarían orgullosos de nosotros.


 

Estuve sin dormir días por esos besos. Por lo que sentí al tenerlo cerca. Y por imaginar lo que pudo seguir pasando si no lo hubiera detenido.

 

Alguien llamó a la puerta, habían interrumpido mis pensamientos.

 

Me encontraba en la sala de estar, acostada en un sofá, con el celular en mi cara. Tenía que levantarme, así que me dirigí a abrir la puerta.
 

— ¡Yo abriré!

 

Al abrir la puerta me quedé sorprendida. Era Karla, tenía una sonrisa gigante y a su par estaba un chico altísimo, rubio de ojos azules, pero clarísimos con el cristal. Con una sonrisa tímida, mejillas rosadas y lunares rebeldes en su precioso rostro.

 

Que cara tan bonita.
 

— ¡Sorpresa! — dijo entrando a mi casa y arrastrando al chico de la muñeca al mismo tiempo.

 

— ¿A que se debe tu visita? — le pregunté cerrando la puerta. El chico parecía apenado.

 

— Él es Dean, mi nuevo vecino. Es francés, tú hablas francés, ahora hablen.

 

Dean solo sonrió.
 

El ambiente de algún modo se había puesto muy incómodo entre Dean y yo. Aún así nos presentamos oficialmente.
 




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