Te quiero Celia

Capitulo 8: Tres meses

Tres meses de novios y me di cuenta que si era el típico chico tímido aunque tuviera más de veinte años no es un chico malo, es todo lo contrario y me gusta.

Mis regalos en cada una de nuestras citas siempre es un girasol. En el mes es un ramo de girasoles.

Parezco mamá, y parece que mis hijas son Clarisa y Jovanna, y claramente mi esposo es Edan.

Aunque esté no es nuestro final, y espero que sea uno muy feliz.

Aunque la felicidad no te hace que tu padre no te golpeé.

—¿Otra vez te golpeó tu papá? —me acerco a él, y como se todo de esto le pongo curitas en la cara —. Es un imbécil, deberías denunciarlo, amor...

—Estoy bien, no hacen falta —me besa, sonrió —. Es mi padre... Dónde se ha visto que un hijo meta a prisión a su padre...

—¿Y qué? ¡Te pega horrible! —nos damos otros besos en los que terminamos arriba del otro, cuando nos vemos a los ojos reímos.

Un silencio llega a nosotros.

—A penas somos novios.. podemos dejar esto luego —lo aleje con una sonrisita.

El sexo aún era muy raro para los dos, aunque no lo crea, el es virgen a sus veinte años, y en unos pocos días veintiuno, se hará viejo mi novio.

Hoy es 09 de Febrero del año 2021, paso tan poco tiempo y nos enamoramos de verdad.

El tiempo no importa, si no cuánto nos amamos.

—Quiero acabar la secundaria por ti... No quiero ser un bueno para nada, también el bachillerato y la universidad. Quiero darte una vida que sé que tú mereces, Celia.

—No me importa... Tu sabes que yo te quiero, como sea, y estamos juntos por amor —él me sonrió y acuno mi cabeza en sus manos

¥¥¥¥

—Siempre vamos a lugares lejos de casa.. podemos ir al parque que está a dos cuadras del departamento.

—Sabes que no puedo, corazón —veo sus lindos ojitos y beso su nariz, a lo que noto el pequeño sonrojo al estar en la calle, y en público.

—Siempre es tu papá o tu mamá, eres mayor de edad, no tiene nada de malo que seas mi novio —agarré su cara y acaricié su mano. Él se quedó observando.

—Mi mamá es una celosa, una vez se enojo de que Clarisa beso mi mejilla... Bueno, el tema fue que me besó con un gloss y mi madre lo noto, a lo que pensó que ya me habían besado... —hice un ligero gesto.

Empieza a levantar un poco su camisa asustándome, porque, estábamos en la calle.

—¡Espera...! —veo su abdomen con cicatrices, algo a lo que no le noto simplemente golpes —. ¿Qué te pasó...?

—Problemas.. esto es una cirugía que tuve hace años —me señala esa cosa a la que no le notaba diferencia —. Tenía como seis.

—¿Te lo hizo tu papá?.. —dije en un ligero susurro mientras lo miraba a los ojos.

—Empezo a golpearme más seguido cuando cumplí doce años, un poco después de que naciera Clarisa o Jovanna.

—Oh.. lo siento, y yo me quejaba de que no me querían...

—Tranquila —me da un beso en mis labios —. Todo en su tiempo es malo —se bajo la camisa y sonrió.

Nos paramos de la banca y caminamos un poco.

—Celia, me gusta mucho tu vestido, los tonos son muy lindos —le sonrió.

—Gracias, pensé que no habías notado los colores —le entrelazó la mano.

—Tengo dos hermanas a las que les molesta que no note nada diferente en ellas, y solo se cambian el peinado o cambian de ropa.

—Eres un gran observador —veo unas bicicletas —¿nos subimos? —él ríe nervioso.

—No quiero verme mal... No se andar en bicicleta.. —lo miro sorprendida.

—Claro que sabes, ¡solo que nunca lo has intentado! Vamos.

Pongo cinco libras para poder agarrarlas.

—No quiero pasar vergüenzas Celia —se ve más apenado agarrando la bicicleta que besándome en público.

—Nunca podrás hacer nada bien si no te equivocas al menos una vez.. así se aprende, yo me caí demasiadas veces de mi bicicleta.

—Pero tú sabes desde niña, yo no sé. No quiero pasar penas...

—Al menos cae una vez, cayéndose aprende la gente..

—Bien..

Agarra la bicicleta gris, y se sube a ella, se siente incómodo, le pasó un casco.

—Para que no seas el único, yo también me lo pondré —ajusto el casco en mi cabeza para luego subirme a ella.

Él suspira, se sube con nervios. Pero no cae.

—Solo pedalea y no te caerás, no tengas miedo de frenar, tu puedes...

Estamos andando un poco alejados, pero a la vista, él pedalea y creo que ya empezó a perder el miedo de caerse, o, se le olvidó literalmente que iba en una bicicleta.

Ahora vamos más junto y nos la pasamos en bicicleta en las calles de Cambridge, especialmente en el centro.

Los edificios son altos, lindos, dan iluminación, hay carteles grandes de televisión, estar ahí solos los dos no nos importa nada en ese momento. Vamos a dejar nuevamente las bicicletas, y se ve más que feliz.



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En el texto hay: parejas, romance, corto amor

Editado: 28.08.2024

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