Capítulo 3

Rodrigo me deja en la esquina de mi casa, me despido de él y el me recuerda que tenemos una conversación pendiente. Me da a mi que la conversación tiene algo que ver con el idiota ese de Lucas.

Cuando al fin entro a casa, dejo las llaves en el mueble de la entrada y me dirijo a mi habitación para ponerme cómoda. Mi casa es bastante simple, tiene tres habitaciones (la mía, la de Ana y la de invitados), una cocina americana conectada al salón y dos baños. Lo que mas me llamo la atención de esta casa, fue su gran terraza en la que da el solecito casi todo el día. 

Ya más cómoda con mis leggins, mi camiseta rosa chicle y mi moño mal hecho me dispongo a sentarme en el sofá a leer el nuevo libro de Megan Maxwell, una de mis autoras preferidas, cuando con toda la positividad del mundo entra en casa mi mejor amiga con su particular sonrisa. 

-¡Ya he llegadooooo!- Dice gritando como si se le fuera la vida en ello. Al verme en el sofá mirándola, se tira a mi lado y me da un abrazo. No hay nada mejor que estos momentos con ella.

Cuando me pregunta como me ha ido el día, al ver que hago un mohín con la boca y que no estoy por la labor de contarle nada, me suelta:

-O me cuentas ahora mismo lo que te ha pasado o te torturo con cosquillas hasta que te quedes sin aire. Así que elige.- Pone cara de enfado, pero como la conozco demasiado se que esa cara es pura fachada.

-Pues bueno, después de que mi jefa me torturara con millones y millones de informes que yo tenia que redactar mientras que ella estaba fuera con su novio de turno, salí de la oficina con tan mala suerte que me crucé con un tipo y me caí al suelo de culo. Menos mal que me vio poca gente.

-¿Estaba bueno?- Al ver mi cara de "¿Eso es lo único que has escuchado?" rápidamente vuelve a decir: - No me mires así sabes que soy de alma curiosa y necesito saberlo, ¿estaba bueno?

-Sí, estaba bastante bueno. Pero como no lo voy a volver a ver, que más te da. -Pongo los ojos en blanco y me levanto dispuesta a pedir dos pizzas y a elegir una película mientras que Ana me sigue mirando con cara de "necesito saber mas y no me estás ayudando". 

Necesito evadirme del mundo una noche.