Llego y hago como que lo ignoro y me siento en mi sitio. Seguimos en silencio, mientras el me mira y yo sigo trabajando (o al menos intentándolo), hasta que Lucas habla:
-María, perdóname por favor.- Su cara expresa una tristeza que me llega al corazón. Pero no, tengo que mantenerme fuerte. Al ver que no le hago caso y sigo haciendo mi trabajo, sigue hablando.- María no pases de mi por favor.
Decidida, levanto la mirada y con cara de mosqueo le recrimino lo que me hizo y como me sentí.
-¿Sabes lo mal que me sentí al ver como disfrutabas de la compañía de la zorra de tu hermana y de la zorra mayor? Me gustas Lucas, me gustas y mucho. Pero no voy a aguantar cosas así, porque no me las merezco.- Digo con un poco de lágrimas en los ojos.
Lucas al escucharme se sorprende y se acerca a mi. Se agacha a mi lado y me hace mirarlo a los ojos. Me aparta las lágrimas traicioneras que han caído por mi cara y me dice:
-María, no estaba disfrutando de la compañía de ellas dos. Estaba esperandote para poder irnos. De hecho, como tardabas mucho en el baño supuse que pasó algo y fui a buscarte dejándolas allí plantadas. Intenté llamarte pero no me lo cogías, fui a tu casa y una chica me dijo que te dejara en paz que no querías verme. Por eso estoy aquí. Dejame intentarlo otra vez, por favor.
No se que hacer. Pero como soy muy impulsiva, me dejo llevar por eso y le digo:
-Vale, te doy otra oportunidad pero como la vuelvas a cagar olvídate de mi.
Se le iluminan los ojos, y me coge en volandas y abrazándome empezamos a dar vueltas. No me arrepiento, la verdad.
Cuando acabamos de dar vueltas y mis pies tocan el suelo, me encuentro un poco mareada. Lo de dar vueltas queda muy bien en las películas pero en la vida real da un mareo increible.
-¿Te parece bien si esta noche te recojo a las 8:30? Necesitas ropa normal y una chaqueta que donde vamos hace un poco de frío.
Con una sonrisa sincera asiento y sin esperármelo, me agarra de la cintura y me besa profundamente. Pero como tengo tan mala suerte, en este momento sale mi jefa de su despacho y pega un grito de película. Nos separamos de golpe y la miramos. Tiene la cara desencajada y por extraño que parezca Lucas esta mirándola con una sonrisa.
-Hola hermanita.- Dice con voz guasona.- Por cierto, tu y yo tenemos que hablar. Como vuelvas a molestar a María ya sabes lo que puede pasar.- A mi jefa se le queda la cara más blanca que la pared y vuelve a entrar a su despacho aunque antes me mira con cara de asco.
Alucinada por lo que ha pasado, le digo a Lucas:
-¿Cualquier dia me contarás que acaba de pasar?
-No sé, tal vez. Pero te daré un dato, Sofía es mi hermanastra. A pesar de que mi padre y su madre llevan juntos desde que eramos pequeños, nunca nos hemos llevado muy bien. Se como es y no me gusta nada. Si conocieras a su madre lo entenderías todo, es verdad el dicho ese que dice de tal palo tal astilla.- ¿Todavía hay alguien peor que mi jefa? No me lo creo. Pobrecillo el padre de Lucas aguantando a una mujer como la madre de mi jefa.
Cuando me quiero dar cuenta ya he terminado mi jornada laboral, Lucas se fue a la media hora y me recordó la cita a las 8:30. Tengo el tiempo justo para ducharme, arreglarme y elegir la ropa. Lucas es muy puntual así que tengo que estar lista antes de las 8:30.
Cuando me quiero dar cuenta está llamando al timbre. Llevo una chaqueta color granate, una camiseta de manga larga blanca, mis vaqueros y unas zapatillas blancas. Le digo que ya bajo y al bajar, se me cae la baba. Lucas está como un bombón. Dulce por dentro y apetecible por fuera. Lleva unos vaqueros simples, camiseta blanca, una chupa de cuero y unas zapatillas negras.
Nos damos un beso corto y nos subimos en un coche que supongo que será suyo. No se donde vamos ya que le he preguntado y me ha dicho que por mas que pregunte no me va a decir nada. Pero al llegar, no se que decir. Estamos en una playa desierta con un recorrido de velas que lleva a una mesa preciosa cerca de la orilla. Lucas me dice que o ando o me lleva a cuestas y como se como es, prefiero andar. Nos sentamos en la mesa y no se de donde saca una rosa como las que me regaló un dia en la oficina.
-María, se que te decepcioné el otro día pero perdóname. Me gustas y quiero estar contigo, digan lo que digan. Aunque se que es demasiado pronto, ¿Quieres salir conmigo?.- Me he quedado helada. Pero al ver la cara de susto que está poniendo Lucas, me doy cuenta que sigo sin responder. Automáticamente le digo que si. Me levanto de un salto y le agarro la cara y le doy un beso que creo que lo he dejado sin aire.
"¿Se puede ser más feliz?"