-¡No llamaré a Abigail!-gruñó el pequeño alejándose de su niñera.
-¡Es tu hermana mayor Ben!-le reprendió Margot, su actual niñera.
-¡Lo sé! P-pero...p-pero...Hailey dijo...
-Hailey te ha dicho que puedes hacerlo, no tienes excusas Ben-mustió Margot cruzándose de brazos.
Es verdad.
Ben tomó aire y lo soltó ligeramente sonrojado. Él en realidad ansiaba hablar con Abigail, era su hermana y desde pequeño le había cuidado.
Pero él no podía hablar con ella. Y eso era porque Ben había heredado la manía de su madre de hablar de más. Por ello, Hailey y su madre le habían impedido hablar con Abigail por miedo a que en alguna conversación expusiera todo.
Ahora podía hacerlo, podía hablar con ella, pero no se sentía capaz de hacerlo.
>>Oye, Ben-dijo Margot-Ten esto.
Ben estiró la mano aun pensativo y se tensó cuando vio el teléfono en su mano sonando.
-¡Margot!-chilló horrorizado de tener el electrónico sonando en su mano.
-¡Iré a la cocina!-fue el grito de la anciana que efectivamente, se alejaba en esa dirección.
-¡Espera, espera!-gritó desesperado Ben y mientras la llamada sonaba pensó en colgar. Sus mejillas se tiñeron del rojo más puro y cuando oyó la voz de su hermana se congeló.
-¿A-abi?
-¿Ben?-su corazón saltó-¡Hola! Yo...me alegra oírte.
¿Se alegra de oírme?
Esas palabras le resetearon el windows al pobre niño.
-Y-yo...y-yo...-su voz tembló al igual que su labio inferior-¡tengo miedo Abi!-gritó sin saber que más decir y empezó a llorar.
¡Rayos! ¿Por qué no puedo dejar de llorar? ¡Qué vergonzoso!
Margot salió de la cocina al oír el grito y se acercó al niño de nueve años que lloraba para limpiar sus lágrimas. Ben estaba avergonzado, pero lo dejó pasar porque Margot le daba una mirada cálida que le tranquilizaba.
-Calma, calma pequeño-susurro Margot mientras secaba sus lágrimas.
La voz de su hermana a través del teléfono trató de confortarlo también, pero al contrario de ayudarlo, sus lágrimas parecían no tener fin. Cosa que le molestó y lo demostró cuando gritó en respuesta a su hermana.
Pero ese reproche era un mero acto de resentimiento que su corazón tenía hacia la ausencia de su hermana. Pero por más que él justificara diciendo eso, no evitó que Margot le diera una mirada mortal que congeló al pequeño vándalo.
La línea se quedó en silencio y Ben sentía que, con cada segundo, sus latidos aumentaban.
¿Ella...se enojó?
-Tienes razón, no lo sé-dijo su hermana con voz suave, como siempre-No tengo idea de lo que sucede ¿de acuerdo? Lo siento-se formó otro silencio-Llamaré a Hailey y ella seguro te explicará todo.
Margot frunció el ceño al oír eso y Ben empalideció.
-Abigail...
-Yo debo colgar-su voz pareció vacilar-buenas noches Ben.
-¡No dejes que cuelgue!-masculló Margot en un susurro.
-¡Espera!-gritó avergonzado-L-lo siento...no quise decirte eso.
-Lo entiendo Ben. De todos modos, es lindo oír tu voz...Bueno-la chica soltó una pequeña risa-creo que ya es muy tarde por allá, espero estés con un abrigo, mamá dijo que los odias y luego te resfrías. Cuídate ¿sí?
-¡Dile que la extrañas!-susurró Margot pero Ben negó-¡Que la amas! ¡Qué quieres que regrese! ¡Dile algo Ben!
Sus pequeños labios se apretaron ante la duda, pero al final sonrojado de su boca salió:
-Abi...te quiero.
Margot sonrió complacida de eso y le acarició la cabeza con cariño al tomate pequeño.
-Y-yo también Ben-respondió Abigail riendo-yo también te quiero.
Abigail tal vez no supiera el impacto de esas palabras en su hermano pequeño, pero era tanto, que le sacó una tan sonrisa resplandeciente al pequeño y Margot en definitiva estaba complacida con haberlo obligado a llamarla.
-Buenas noches...
Margot se dio un golpe en la cabeza al oír eso del pequeño.
-Sí, buenas noches para ti también.
Y la llamada acabó.
-¿Ves? No fue tan difícil Ben.
Ben no dijo nada, solo se sonrojó al punto de que cualquiera podría confundirlo con un fruto rojo.
¿D-de verdad acabo de hablar con ella?
-Hermana...-susurró sonriendo.
Margot al ver el estado de Ben fue a dejar el teléfono y parecía encantada con el pequeño. Ciertamente las dos hermanas son preciosas, pero ese pequeño...sin duda ese pequeño les gana a las dos. No solo era hermoso, sino muy adorable.
En ese momento el timbre sonó y al otro lado de la puerta el visitante sonrió escribiendo un mensaje.
“¿No me vas a abrir la puerta?”
Ben se levantó de golpe y corrió hacia la puerta, incluso se adelantó a Margot y abrió la puerta. Al ver al extraño parado dio una sonrisa resplandeciente.
-¡Alan!