“si no es nada tuyo, no me interesa, si produce escándalo, tampoco es bueno, ni para ti, ni para mí”.
Salí de su oficina furioso. Eso daba explicación a mi pregunta, del porque quería saber de mis sentimientos hacia verónica.
Yo conocía a mi padre pero aun asi no dejaba de sorprenderme, y nunca fue en la buena impresión.
Esta vez, fue la primera en mi vida…
Salí del trabajo a medio dia, y llame a allí, la cual acudió lo más rápido que pudo reclamándome, porque me encontraba en ese estado.
Le conté a allí todo lo que había sucedido y en especial el cómo me sentía, o la sensación de ya conocerla, yo no la recordaba pero mi cuerpo sí.
A lo que ella respondió…
“no creí que te olvidarías, de la pelirroja de hace 18 años”… con una expresión un poco decepcionada.
En ese momento mi cabeza, dio un giro dejándome mareado, al punto de querer caer al suelo.
“vamos a ver el atardecer”…
Esa fue la voz que se me vino a mi mente, y una mano tan blanca, casi pálida.
Este bien…
Levante mi cabeza y con una visión algo borrosa, me puse de pie.
“si, si lo estoy”.
Pero al ponerme de pie, no podía ver bien, todo daba vueltas en mi cabeza, y no paraba de forzarla a recordar episodios de mi vida…
“oye… oye! Estas bien?...”
Solo puedo escuchar la voz de ALLI, no logro recordar que fue lo que paso en mi cumpleaños número nueve y diez…
Ni mucho menos el por qué mi madre y mi padre me pidieron perdón… solo… que no se desde cuando deje de recordar, cosas tan insignificantes… algo que me prometí nunca olvidar… el rostro de mi abuelo, es una de las cosas que no puedo recordar.
“el hilo, no son los sentimientos”…
En ese instante abrí mis ojos, y me encontraba en una camilla de hospital, y allí sentada a mi lado.
“¿estás bien?”…
“si, lo siento, creo que es el cansancio”…
“no lo creo, pero dime…”
“¿Qué cosa?”
“lograste recordar algo de hace dieciocho años”
“no… pero tú sabes algo” tomando sus manos.
“solo lo que en contabas”…
“dímelo… por favor”
“no puedo… me pidieron que no lo hiciera”…
“no puedo… me pidieron que no lo hiciera”…
“quien te lo pidió”
“eso es algo que pronto lo sabrás”
En ese momento su mirada que siempre era penetrante, no estuvo presente, aparto su mirada de la mía, sosteniendo mi mano con fuerza… y sus ojos estaban cristalinos, como si estuviera a punto de llorar.
Tal vez era la impotencia que lo provocaba su promesa… desde que yo la conocí, fue un apersona la cual siempre cumplía su palabra, asi que por más que se lo pidiera ella nunca me lo contaría.
Asi que no insistí más…
Ese dia decidí salir del hospital, y allí me acompaño, pero en la entrada estaba verónica esperándome con un ramo de flores en la entrada.
“lo siento, me entere que estabas aquí asi que vine a ver si estabas bien”
“no te preocupes yo te llevo”
“no, solo vine para verte, asi que adiós” entregándome un ramo de rosas y saliendo a la derecha.
“es ella?”
Me pregunto allí, a lo que yo asentí… su mirada parecía desnudarme el alma y los recuerdos que ni siquiera yo había logrado entender.
Asi que esta vez, fui yo el que aparto su mirada…
“te llevo”
Me dijo ella, a lo cual yo quede mudo…
“no trajiste auto ¿verdad?”
Dándome cuenta de que en verdad no lo había traído conmigo lo olvide en casa…
“bueno adiós” al decirme eso, sentí que, le había hecho pasar mal, y sin embargo mi impotencia era mayor al no poder recordar.