Chaeyoung bañaba a Mina por cuarta vez, ese día. No había dicho una sola palabra desde la experiencia con Soyeon, casi no comía, no habla, despertaba gritando y mucho menos se movía — Amor, háblame — sus ojos cafés se posaron en los suyos, empezó a llorar en silencio sin decir nada, su corazón se encogió nuevamente. Siguió untándola de agua caliente para relajarla — nena, soy yo — pegó sus frentes con inmensas ganas de llorar — ¿quieres que te cante algo?
Asintió — Frío — dijo con voz entrecortada.
Chaeyoung sintió como su cuerpo reaccionaba, la sacó con sutileza, la envolvió para llevarla en brazos para la habitación — ¿Chaeyoung? — llamó Dahyun con el ceño fruncido.
Retomó su rumbo a la habitación, se sentía cansada. Encargarse de Mina y cumplir con todo la agotaba el doble, debían poner un hechizo de protección en el hogar para evitar la entrada de Soyeon o alguien más, pero la energía de Mina era inestable, todavía Momo no daba signo de la suyo y ninguna dominaba la suya en totalidad, además de eso, debía conseguir la fulana biblioteca donde debían estar los escritos. Seco, peino y vistió a su novia, la acostó para cantarle un pedacito de rimas.
¿Qué es amor? ¿Llegará el amor a mí algún día?
Sólo de pensar que esto es verdad.
Llega la ansiedad y se juntan mil emociones.
Mmm, que bien se siente.
Si, algún día será de verdad.
Es probable que, estas lágrimas caigan solas.
Mmm porque hoy deseo sentirme amada.
La abrazó con fuerza — No quiero verla.
Acarició su espalda, calmándola — No la verás — Chaeyoung le sonrió, llenándola de seguridad — Nayeon y Dahyun, limpiaron el lugar con sus pequeños hechizos que han creado, les prohibirá el paso de forma temporal hasta que encontremos la biblioteca de la que habla Tzuyu.
Chaeyoung negó — Debes descansar, Mina.
La chica se levantó, se tambaleó un poco, pero permaneció lo más erguida posible — Iré.
Asintió lentamente, aún le dolía la herida del cuello — lo prometo.
Se agachó para ponerle los tenis negros y tomarla de la mano — Aquí estamos — anunció entrando al cuarto de Momo, todas gritaron corriendo abrazar a Mina, tirándola al suelo. La rubia se sonrojó.
Se vieron por un momento para estallar en carcajadas — Ja, ja — su sarcasmo las hizo reír aún más.
Las chicas revolvieron la pequeña habitación, Mina revisaba las cosas del estante cuando una estatuilla en forma de un lirio araña en color plata, llamó su atención ¿la flor de la muerte y la resurrección? Tenía sentido, después de todo, eso era lo que hacían. Cuando trató de tomarlo, el lirio se tornó rojo, se empezó a sacudir el librero para después abrirse hacía un lado, revelando un oscuro pasillo — Bueno, creo que no podríamos hacerlo sin Mina — comentó Momo burlándose.