Ted

el cuadro en la pared

Y allí estaba yo, decidiendo algo que iba a cambiar completamente lo que aria de una vez por todas, y que estaría enmarcado y era un lienzo de posibilidades de lo que en realidad quería dar a conocer de mí.

― creo que te estas tomando mucho tiempo para pensar que vas a pintar en ese lienzo en blanco. ― me dijo Ted que estaba encima de una silla al lado de mí.

― No. Tengo que obtener la inspiración perfecta para que sea hermoso.

― vas a ser el mismísimo picazo. ― dijo sarcásticamente.

― ¿quién es ese?

― es un artista de la antigüedad.

― Mmm... ok. No entendí pero bien.

― Yo menos, y tengo más de 1minutos viéndote con la paleta de colores y el pincel y no has trazado ni una sola línea.

― Bueno si es tan fácil, porque no pintas tú.

― Con todo gusto. ― le entregue los implementos para pintar.

― Gracias... ― tomo las cosas y se recoloco para que el banquito en el cual estaba parado quedara adelante del lienzo.

― empieza.

― ya va. ― Ted cerró los ojos por unos instantes y luego comenzó a pintar.

Empezó dando pinceladas gruesas de verde, luego utilizo el Marrón con más delicadeza y lo mezclo con el blanco y el negro, se colocó más oscuro el color, limpio el pincel con el agua y lo seco, tomo el azul y coloco una mancha encima del verde y bordeo delicadamente el Marrón, luego de un instante se alejó un poco y cerro un ojo, saco la lengua y como que le estaba viendo al forma que tomaba desde lejos.

― Ah...

― ¿Qué? tu dijiste que no se pintar. ¿No? ― dijo en un tono irónico.

Ahora estaba usando el color rojo, que tomo con toda confianza y empezó a pintar encima del azul y arriba del Marrón una esfera, a la cual después le coloco como una línea verde más claro, tomo, morado, amarillo y naranja, los cuales coloco lado a lado con diferentes formas.

Al terminar me aleje un poco de la pintura e hice lo mismo que Ted y me di cuenta de que no eran solamente formas, era una cesta de paja en una campo verde con una manzana, uvas, una naranja y una banana.

― quedo muy bonito, quien t enseño a pintar.

― El mismísimo... Picasso.

― ¿enserio?

― no, para nada, aprendí por mi cuenta. ― se bajó del banquito en el cual estaba parado. ― ¡ahora te toca a ti! ― tomo el lienzo pintado y lo cambio por uno limpio, luego me señalo.

― ¿a mí? ― me señale.

― No el que está detrás de ti.

― ¿quien? ― voltee pero no vi a nadie. ― No hay nadie.

― dije detrás pero no dije a qué altura.

― ¡...! ― voltee y mire hacia abajo. Me asuste.

― Hola. ― Sam me miraba de una forma penetrante y sin parpadear.

― ¿Sam?

― Hola... ― siguió saludando Sam. ― Adiós... ― se fue por la puerta de la sala en donde me encontraba.

― ¿qué hacía Sam, aquí?

― no lo sé, estaba allí desde hace rato, pero no había dicho nada porque pensé que lo habías visto.

― la próxima vez dime si vez a Sam.

― ¿porque?

― Sam da un poco de miedo.

― no solo es que no lo has conocido en verdad, cuando lo conozcas veras que es una buena persona.

― enserio.

― Si. ―me respondió Ted y añadió. ― Si porque la pregunta, ni que fura un monstruo o algo así.

― es que da miedo.

― ¿Por qué?

― No lo sé.

― será, por... su mirada penetrante que entra en tu alma y busca la más mínima imperfección y siembra en miedo en ella, será por sus colores deprimentes que representan la batalla entre la luz y la oscuridad, será porque todo lo que conocemos es solo un sueño del cual despertamos cuando morimos, o será porque solamente no habla, pero transmite sus pensamiento tan fríos como la nieve.

― si lo describes así, ahora me da más miedo del que tenía.

― No vale es un buen amigo note va hacer nada, descuida.

― Seguro.

― Sí, segurísimo. ― alzo el pulgar y me guiño el ojo. ― Pero cambiando de tema, ajan... tienes que empezar a pintar.

― Quien yo... ― dije como sorprendido.

― No san.

― ¡...! ― rápidamente voltee para ver si estaba pero no.

― Ah... si eres miedoso, te dije que l no te va a hacer nada, solo espera a conocerlo mejor y veras.

― eso espero.

― Pero bueno, dejemos de estar cambiando de conversación, ponte a pintar. ― Ted me tomo del brazo y me coloco delante del lienzo.

Me quede totalmente quieto no sabía qué hacer en realidad.

― Ah... ― suspiro Ted. ― vamos a hacer algo.

― ¿Que?

― tengo una forma de que pintes.

― ¿Cuál?

― tienes que hacer todo lo que te diga.

― Si claro lo hare.

― enserio.

― Si.

Y de un momento a otro me di cuenta de que estaba estafado, después de hacer como seis o siete posiciones muy extrañas de ese librito que tenía Ted en la mano. Desde donde me encontraba ósea en la alfombra de la sala que estaba al lado de la cocina, veía a Ted con ese libro que se llamaba "C-sutras" pero bueno.

― Ted, creo que nada de lo que estás haciendo funciona o te estas burlando de mí.



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En el texto hay: mitologia, infancia, personajes magicos

Editado: 31.12.2019

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