Telekinesis: Todo el poder está en tu mente.

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Hace unos años:

Horvat sentía que estaba maldito, todo lo que amaba, lo que en verdad quería se había ido, su hija Kinlly fue diagnosticada con cáncer sólo al año de nacer y tuvieron que amputarle sus dos piernas, el cáncer desapareció pero más tarde, a la edad de cinco años, sé le encontró un tumor en el cerebro demasiado grande como para tratarlo.

A la edad de seis años, murió, pero Hovart no se rindió, congeló a su hija y experimentó con ella sin tratar de dañar su cuerpo, hasta que encontró la cura contra su enfermedad y su muerte, el A25L.

Kinlly volvió a la vida, y era la misma niña que el había llevado en sus brazos al nacer, sólo que otra vez, la tendría por muy poco tiempo.

Meses más tarde:

El Doctor Horvat fue corriendo a la oficina de su compañero, el Doctor Pereira. El Doctor Horvat fue detenido por dos porteros que trabajaban para Pereira.

— ¿¡Por qué robaste mi fórmula!? —Gritó Horvat exasperado, decepcionado, sintiéndose traicionado— ¿Qué harás con ella Jefferson? —Pereira echó una leve carcajada y le indicó a sus trabajadores que lo soltaran.

—Mi querido amigo, George, ¿Cómo vienes hasta acá después de tú traición? —Pereira movía un anillo que estaba entre sus dedos, sin buscar siquiera la mirada de Horvat.

— ¡Yo no te he traicionado!

—Me ocultaste por años tú magnífico experimento George.

— ¡Sólo hice ese experimento para salvar a mi hija!

—Claro, es verdad, tu hija llevaba un año con un tumor cerebral imposible de reparar, pero con esto —se detuvo para sacar la fórmula del A25L y mostrársela— con esto, le salvaste la vida, o la volviste a vida mejor dicho.

—Eres un... —Horvat se lanzó sobre Pereira pero los porteros lo sostuvieron— ¡Desgraciado! —gritó.

Hace unos años las cosas hubieran sido distintas, pero tras el accidente de tránsito de ellos con sus esposas causó la muerte de la esposa de Pereira.

—Tu hija, Kinlly, mejoró en un sólo día y durante los siguientes dos meses la observé detenidamente, su comportamiento ya no era el mismo, y, caí en cuenta después de tanto tiempo que me ocultabas algo, durante más de veinte años trabajamos en experimentos con animales, entonces supe, inventaste algo fabuloso para sanar, y al inspeccionar el laboratorio que tenías en el sótano de tú casa, encontré toda tú investigación sobre desarrollo mental. Que no sólo sirve para sanar, sino, que, también provoca que las personas tengan poderes, ¿Sabes lo que eso significa?

— ¿Qué es lo que planeas hacer? —Horvat estaba, enojado, sólo quería salvar a su hija como no pudo hacerlo con Samantha, su esposa que murió de cáncer.

—Planeo hacer máquinas George, eso planeo hacer, ¿Sabes cuántos pagarían los militares por seres así para la guerra?

—Las personas sienten Jefferson.

—Pero yo sé cómo educarlos de manera que, olviden su pasado y lo que son, eso, George, incluye a tu hija.

— ¡No! ¡No te atrevas Jefferson!, ¡No lo hagas!

—Tráiganla —al instante llevaron a una pequeña niña de al menos seis años, la cual llevaba un vestido rosa y cabello oscuro a la sala.

—Kinlly —dijo el Dr. Horvat con lágrimas en sus ojos. Volvió su mirada a Pereira— ¿Qué le hiciste a mi hija? —preguntó tras verla pálida y sin expresión alguna en su rostro.

—Pues, simple, borré su memoria, ahora sólo obedece órdenes, admira su rostro George, porque es la última vez que la verás.

— ¿Por qué haces esto? —preguntó llorando. Pereira evitó mirar su rostro.

—Y si quieres qué ella siga con vida George, tendrás qué trabajar para mí. Llévenselo. —ordenó.

Al Doctor Horvat se le partió el alma, los meses que estuvo con su hija después de su muerte, fueron maravillosos, su vida era normal y ella era la misma a pesar que el poder de la telekinesis se estaba dando a mostrar.

Ahora, no había nada que él pudiera hacer, nunca se imaginó que él Doctor Pereira fuera capaz de tener un corazón tan cruel. Antes era noble e incluso después del accidente siguieron siendo amigos a pesar de qué ya no trabajaban juntos, pero en él fondo Horvat sentía que Pereira le guardaba rencor pues él era el qué conducía, a pesar de eso, Horvat nunca imaginó que Pereira sería capaz de guardar tanta maldad.

Pero lo que el Doctor Pereira no sabía, es que si Kinlly no era tratada constantemente, podría volver a morir.




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