Pasas adormecida tanto tiempo que dejas de ser una persona y te mueves entre los demás como si fueses un fantasma más.
Insípida.
Transparente.
Sin voz
Fría.
Pero no fría con los demás… Tú te sientes fría como un tempano de hielo que entumece por dentro hasta reunirse del todo en el centro de tu pecho.
Te estas congelando, esperando por quien sabe qué.