Capitulo 2

Los gemelos llegaron a su destino, la cabaña del misterio. Aunque el pánico se hizo presente, como podrían sus tíos o sus amigos reconocerlos ya prácticamente ya no eran unos niños los dos habían crecido, ya no eran los mismos chicos pequeños de antes. 

Dipper se armó de valor para no darle más vueltas al asunto. Toco la puerta, Un anciano salió, pero al ver a los chicos, los trato como a los típicos turistas, peces gordos o calteras con patas.

—Tío Stan ya basta —grito Mabel somos nosotros tus sobrinos Mabel y Dipper.

—Mis sobrinos — agrego stan como si nada—Cuales sobrinos pasen por aquí hay cosas que les encantarán. 
Después de un rato Stan se dio cuenta que nada de lo que les mostraba a los dos chicos les interesaba. Pero miro atentamente a los chicos de algún lugar los recordaba pero de donde.

—Acaso son ustedes Dipper y Mabel— pregunto Stan incrédulo.

—Si somos nosotros —regaño Mabel— es lo que hemos tratado de decirte toda la mañana.

Stan rápidamente tomo a los chicos abrazandolos fuertemente, tanto que parecía que serían aplastados en cualquier momento.

Fue una sorpresa bien recibida, su tío en serio los extraño y pensaba que ya nunca podría ver a sus sobrinos favoritos.

—Claro que somos tus sobrinos favoritos — agrego Dipper — claro somos los únicos que tienes.

Después de esa cálida y aplastante bienvenida los chicos subieron a su vieja habitación. Apenas habían llegado y ya querían volver a ver a sus viejas amistades. 

—Sabes hermano — dijo Mabel llamando la atención de Dipper—Quiero que este verano sea como el anterior pero, sin raromagedon por supuesto.

Fue un mal chiste de Mabel hacia su hermano aunque eso no le molestó, no tenía cabeza, solo pensaba en esa chica y por alguna razón también pensaba en Pacifica.

Se preguntaba que había pasado con ella y si en su corazón había lugar para el, no como un amor eso es lo último que cruzaba su mente. Si no que si el era recordado como una amistad o algo.

Creo que estoy perdiendo la cabeza. No dejo de pensar en pacifica creo que soy patético. De que sirve recordarla si ella de seguro no recuerda mi nombre.

Solo espero que este verano sea de lo mejor, tanto a mi hermana como a mí nos han partido el corazón en pesados y ya estamos cansado de recoger los trozos, reparando nuestros corazones solo para ser destruidos de nuevo.

Es triste pero Mabel y yo no podemos creer en las palabras te amo.