Las cosas pasaban tan rápido que le resultaba difícil de digerir claro que Dipper amaba a Pacifica. Todo era tan lindo que parecía un sueño. los dos juntos caminaron un buen rato hasta encontrar una banca donde se sentaron juntos mirando las atracciones.
Todo era perfecto luces a la vista y estrella en el cielo.
***
Mabel miraba detenidamente la ecena entre los dos chicos justo después de ver que su hermano ya no necesitaba más de su ayuda se marchó.
La castaña quería despejar su mente estar sola era lo mejor, pero en el momento que Dipper estuviera con Pacifica ella se sentiría sola.
Pero no había nada más que hacer las horas pasaban, poco a poco la temperatura bajaba Mabel comenzaba a sentir frío sus manos temblaban.
También podía ver su aliento en el frío de la noche abrasaba su cuerpo y frotaba sus manos buscando conseguir calor finalmente logró lo que necesitaba.
Su cuerpo fue cubierto por una gruesa chaqueta negra, levantó la mirada solo para encontrarse con un enorme peluche de oso de color rosa.
Leon estuvo ocupado mientras Mabel cuidaba de Dipper había paseado por algunas atracciones y ganado barias cosas también tenía las manos llenas de golosinas.
Mabel se mostró indiferente ante el acto de aquel muchacho, Leon solo le pidió que aceptara el peluche como regalo.
El no tenía mala intención era solo que Mabel ya no era la misma y ese peluche rosa no era nada apropiado para un niño.
- a ti te vendría mejor - hablo León tratando de entregárselo.
Mabel no quería discutir ya estaba cansada y con frío solo tomo el peluche sin decir nada.
Ya se hacía tarde después de su cita romántica Dipper y Pacifica se reunieron con los chicos listos para irce.
***
Mi hermano se veía muy feliz tenía una enorme sonrisa en el rostro.
Fue incómodo cuando me había preguntado sobre aquel peluche que cargaba en mis manos para ser sincera no entendía por qué todavía lo tenía.
Justo al llegar a la cabaña todos entraron yo tenía todas las intenciones de dejarlo en la basura y sin darme cuenta ya lo tenía en la cama y en mis brazos.
Que ocurría con migo por que rayos no pude arrojarlo al basurero, odio a esa cosa y aún así lo abrasaba como si fuera algo valioso.