Nuevos vecinos
Matthew
Miro por la ventana de mi habitación, fuera ya es más de media noche y una gran luna se alza sobre una ciudad que casi nunca duerme, agradezco que mis padres sean adinerados y vivan lejos del tráfico y el bullicio de la ciudad, aquí parado frente a la ventana puedo respirar con tranquilidad, puedo ser yo mismo, un simple chico de 19 años que está cursando su tercer año de preparatoria, al que le gusta estudiar y leer un buen libro, él que se emociona viendo series como CSI, que quiere estudiar para ser criminalista, el que quiere tener una novia linda y dulce que lo quiera de verdad, en este momento no tengo que ser el gran jugador de fútbol hijo de una familia rica perfecta, que también es un perfecto "mujeriego", el que solo saca notas medias para lograr estar en el equipo sin que nadie lo tilde de ser un nerd, el que se rodea de amigos y es el chico más popular de la preparatoria, el que en su futuro será jugador de fútbol profesional o el gerente de la empresa de su padre pero nada más que eso. Pensando así cualquiera diría que tengo dos personalidades, para los ojos del mundo y de mi padre soy el gran Matthew Thompson, pero para mi madre y para mí, cuando estoy en estos momentos de paz y tranquilidad solo soy Matt, un chico tranquilo a quién le gusta las estrellas.
Cierro mi ventana y me dirijo a mi cama para descansar, en el camino cojo el último libro que he estado leyendo en mis tiempos libres, observo la portada de "La ladrona de libros", hasta ahora ha sido un libro increíble contado desde una perspectiva que no había leído antes, lo abro donde lo tengo marcado y empiezo a leer hasta que al cabo de un rato me quedo dormido.
Despierto temprano y me organizo tranquilamente, el despertador suena cuando me estoy colocando mi camiseta azul oscuro con un jean negro y mis Nike, me miro al espejo y desordeno un poco mi cabello para completar mi look, antes de salir de la habitación miro por la ventana y me doy cuenta de que hay varios carros de mudanza en la casa de en frente, por fin alguien decidió comprar la casa que lleva vacía desde la muerte de Kathe Miller hace casi dos años.
Bajo a la primera planta para desayunar junto a mis padres que ya están sentados a la mesa esperando por mí, mi madre me saluda con una cálida sonrisa y mi padre ni siquiera baja el periódico que está leyendo, quisiera decir que me decepciona pero tengo dos razones por las que no es así: la primera es que ya me acostumbre a esto y la segunda es que prefiero que no me mire para que así no empiece a decirme con la mirada o con palabras todo lo que carezco, me siento y empiezo a comer mi desayuno de forma tranquila hasta que mi padre decide que somos merecedores de un poco de su atención.
—Tu entrenador me dijo que estás mejorando, tienes que esforzarte el triple por lo menos si quieres llegar a las grandes ligas, parece que ese es el único futuro que tienes así que intenta no perderlo— me mira de forma despectiva y yo asiento porque responderle hará las cosas feas.
—Parece que tendremos nuevos vecinos—dice mi madre emocionada tratando de cortar la tensión en el aire.
—Preocúpate por las cosas de esta casa, allá fuera no hay nada que te importe—le regaña mi padre mientras la fulmina con la mirada y yo aprieto mis puños bajo la mesa y muerdo mi labio para contenerme, pero cuando se trata de mi madre cualquier cosa que haga será en vano.
—Es difícil no percatarse de ello cuando hay más de 5 carros de mudanza estacionadas justo frente a nuestra casa, además será bueno ver gente nueva en el barrio, quizás mi madre y yo podamos hacer amigos— le sonrío cálidamente a mi madre.
—!Estúpido¡ no tienes nada que hacer buscando amigos, concéntrate en jugar bien y no parecer el pordiosero que me avergüenza siempre, tu madre no tiene nada que hacer buscando amigas nuevas ya bastante tiene con esas señoras estúpidas dañándole la cabeza todos los miércoles— me fulmina con la mirada y se levanta con un estrépito que sobresalta a mi madre y luego se va.
En cuanto mi padre sale y cierra con un portazo la casa queda en paz, la tensión desaparece de cada rincón, parece que tanto los empleados como mi madre y yo soltamos el aire que no sabíamos que estábamos conteniendo, todo se llena de sonrisas a nuestro alrededor, mi casa resuma calidad siempre que él no está en ella.
—Gracias por apoyarme Matt, pero no creo que sea buena idea que te metas en problemas por mi culpa, ya tienes suficiente carga que soportar para que también intentes soportar los míos—dice mi madre.
—No me molesta siempre y cuando pueda protegerte mamá— esa declaración no podría ser más sincera.
—Se supone que yo soy quién debe protegerte— sus ojos se llenan de lágrimas— llevo tanto años en los que no he podido protegerte y ahora te estás convirtiendo es esta otra persona que odias—sus palabras me golpean fuerte y preciso, justo como golpea la verdad.
—Siempre has hecho tu mejor trabajo protegiéndome madre la cosa es que no puedes protegerme de mi padre—la abrazo y beso su frente—debo ir a estudiar, incluso las grandes estrellas de fútbol deben ser puntuales.
—Siempre has sido una estrella Matt, lo triste es que ahora ya no brillas igual que antes mi pequeño, brillabas más cuando eras ese chiquillo que luchaba por sus propios sueños y no por los sueños de otro—me besa la frente y yo me voy porque no hay nada que yo pueda responder a eso.
Cojo mi carro y conduzco hacia la preparatoria Fairchild, afortunadamente aunque es una preparatoria prestigiosa dejan entrar alumnos de clase alta y clase media, aquellos que obtienen excelentes calificaciones para obtener una beca también pueden entrar, lastimosamente la mente de los alumnos no es tan flexible y a los de clase alta les divierte terriblemente humillar y pisotear a los de clase media y a los becados. Llego a la academia diez minutos antes de que las clases empiecen, estaciono mi coche en mi lugar y camino a mi casillero donde me esperan Thomas y Clarie.