★(Adam)★
Aun es como la recuerdo, todo está intacto: no la han cambiado aún. Tiene mis balones de fútbol americano y mi vieja guitarra, hay tantas cosas que me pertenecían, hasta algunos trofeos que había ganado en diferentes juegos. Todo sigue donde lo dejé.
—Te estaba esperando.
Su cuerpo está solo con bragas, su cabello está en una coleta, la habitación se encuentra a oscuras, pero la luz del patio se cuela por la ventana iluminando una parte de ella.
Verla así me da escalofrío, mis manos quieren tocarla, pero algo me lo prohíbe, necesito besarla, pero algo me prohíbe dar un paso hacia el frente. ¿Me estaré enamorando? ¿Será real después de tanto tiempo?
No puedo descubrir lo que la hace especial, pero la siento diferente a las demás.
Mi corazón se acelera al ver que empieza a caminar hacia mí lentamente, sus manos tocan mis manos y suben delicadamente por mis brazos hasta llegar al primer botón de mi camisa. Quita cada uno de los botones mientras me mira con esos ojos celeste y hermosos que tiene.
Me está empezando a gustar todo de ella.
Dejo que me quite la camisa, nos miramos por un momento. Sé que espera que haga algo, pero es que estoy frío.
Me gusta todo lo que veo.
Ella lo entiende, ¡me está entendiendo! Agarra la hebilla del cinturón y me empieza a mover hacia la cama. Todo está en silencio, no me atrevo a decir nada, ella no dice nada. Llegamos y se sostiene de mi cuello dejándose caer en la cama y haciendo que quede encima de ella.
Nos besamos y nos tocamos con intensidad. Paso mi mano derecha por su abdomen y voy recorriendo toda esa parte hasta llegar a uno de sus pechos y acariciarlo con amabilidad. Esa parte suele ser muy delicada, así que no la quiero lastimar.
Sus manos vuelven a tomar el control: Mientras nos besamos ella nos hace girar haciendo que sea yo el que esté abajo. Se sienta sobre mí y va pasando sus manos por mi pecho hasta llegar al cinturón, pero no hace nada. Se desliza por mi pantalón, se pone de rodillas frente de mí y me quita los zapatos y las medias por lo cual me siento para poder mirarla y admirar su cuerpo.
Vuelve a acercarse con lentitud, me besa cortando el beso barias veces y quitándome el cinturón y desbotonando el pantalón. Deja de besarme y se enfoca en quitarme el pantalón, al terminar me desespero y tomo el control de ella; tomándola por el cuello y sumiéndola a la cama. El beso se vuelve aún más intenso, rápido y delicado.
Empiezo a besarla por las mejillas, por el cuello y por cada uno de sus pechos. Voy dejando besos por todas partes. A ella le gusta, le encanta y lo da a demostrar. Sus manos se encuentran en mi cabeza y me las quito suavemente, no hay razón para eso, solo no las quiero ahí.
Bajo mi mano a su cadera y sostengo sus bragas, se las quito lentamente mientras beso su abdomen, termino de quitársela con un poco de su ayuda.
Ella es perfecta.
Es perfecta para mí.
Observo cada parte de su cuerpo como si fuera una obra de arte, porque es lo que creo que es. Es una pieza única que no muchos pueden tener.
Y vaya que soy afortunado.
Paso mi mano por su muslo derecho y dirijo mi mano hasta esa parte que justo ahora se encuentra caliente y húmeda. Está más excitada que yo. Entro dos de mis dedos en su parte; está totalmente caliente y humedecida. Los muevo con gentileza y presión, ella los puede sentir, soy testigo de como lo disfruta.
Su cuerpo se estremece y varios gemidos salen de su boca provocándome mucho más. Otra vez no podré aguantar.
Saco mi mano de ahí y la dirijo a su cuello, la vuelvo a besar en el cuello hasta llegar a su oreja y sonreír porque no le he hecho nada y ya está débil y necesitando de más.
—¿A caso eres una diosa? —le susurro al oído.
—¿A caso eres un dios? —me susurra con la misma intensidad.
—Tengo secretos— digo y la beso para que no vuelva a hablar.
Me pongo de rodillas en la cama y la volteo a boca abajo, la tomo por la cintura alzándola y poniéndola de rodillas. Saco mi miembro y lo acomodo en aquella zona deseable antes de sostenerla y penetrarla con deseo.
Empiezo suave y lento, pero me desespero y la empiezo a penetrar con rapidez y a fondo. Ella empuña las sabanas y grita de dolor poniendo una de sus manos hacia atrás tratando de pararme, pero no podrá, no es la única que siente dolor.
—Oh por Dios— dice aguantándose.
Me detengo y me inclino hacia delante.
—Trata de no hacer tanto ruido, mis padres viven aquí— le susurro al oído.
—Es imposible.
—Si es posible.
Le doy un beso rápido en el cuello y le meto un trozo de la sabana en la boca, ella no hace nada y solo ríe.
—Te lo dije.
Vuelvo a moverme por escala; suave, lento, rápido, mucho más rápido. Es demasiado bueno para ser real. ¿Será un sueño? Porque si lo es, quiero soñar esto todos los días.
Debo terminar...
Ahora estamos de frente, nos estamos besando, debo callarla de alguna manera. Se siente bien estar dentro de ella y consumir su energía.
—Déjame hacerlo— dice interrumpiendo el beso.
Sé a qué se refiere, pero no estoy seguro de si dejarla hacerlo o no.
—¿Estás segura?
—Más que eso— me da un beso corto y le doy espacio—, ven.
Me extiende una mano sonriéndome y actuando un poco torpe, pero eso me hace reír. Es muy divertida. Ya parados ella me detiene y me suelta la mano para ponerse de rodillas frente a mí. Me está sonriendo y es una locura.
Se acomoda, se lame los labios poniéndome un poco nervioso, toma mi pene en sus manos y....
Es una larga historia, así que no se las voy a contar.
Adiós pervertidos.
¡Hola!
JAJAJAJAJAJA