Tequila & Café

Capítulo 0

—¡Vamos¡ ¡Apresúrate! No quiero llegar tarde esta vez —Christofer estaba frente a la puerta de su hogar saltando de pura emoción por ir al parque recreativo.

—Sí, tranquilo, ya vamos. Ahora estás muy activo ¿A qué se debe? — preguntó Tita, era su niñera desde que el pequeño era un bebé, ahora Christofer tenía 8 años y durante ese tiempo su relación se había hecho muy estrecha.

—Es que la última vez llegamos muy tarde y no pude hacer tantos amigos, además quiero que todos vean mi atuendo porque está muy bonito.

—De acuerdo, solo déjame ir por las llaves.

Salieron hacia el parque recreativo que no quedaba lejos de su casa así que perfectamente podían ir caminando. Esa era una tradición que tanto Christofer como Tita disfrutaban demasiado, salir al parque cada viernes.

Christofer gustaba de salir y hacer nuevos amigos y no le resultaba difícil gracias a su personalidad extrovertida. Ella siempre supo que Christofer era especial y diferente a la mayoría de niños, a él se le daba muy bien iniciar y mantener conversaciones ya fuese con pequeños de su edad o mayores, siempre estaba hablando de cualquier cosa que llegara a su mente; pero sobre todo, Tita supo que el pequeño era diferente porque a su corta edad empezó a cuestionarse sobre los estereotipos de la sociedad.

Lo recordaba muy bien, la primera vez que le cuestionó por qué las niñas tenían el cabello largo y los niños no, por qué las niñas usaban colores tan llamativos y él no. "papi dice que yo soy niño y debo verme como uno, pero ¿Qué tiene de malo querer usar el cabello largo y vestir con camisas rosadas? Me gusta ser niño o al menos eso creo, pero también quiero verme como a mí me guste" Christofer apenas tenía 6 años cuando le soltó tal comentario mientras veían un programa infantil en la televisión.

Al principio, no supo qué decir y no porque fuera homofóbica y en su cabeza empezara a imaginar mil escenarios de Christofer siendo gay o volviéndose trans, sino que la inundó la sorpresa y preocupación. Sorpresa de que pensara de esa forma con apenas seis años y preocupación por lo difícil que sería lograr ser feliz siendo él mismo en medio de la sociedad porque sabía que sería juzgado, pero por sobre todo se preocupaba por George Collins, el padre de Christofer, que siempre estaba contradiciendo los gustos de su pequeño hijo.

Él había sido un poco duro con el niño, pero también había terminado accediendo a las peticiones de Diana, su esposa, quien le repetía que solo era una etapa del pequeño así que no era demasiado problema dejar que tuviera su cabello largo y vestirse como quisiese.

—¡Sí! Mira Tita ahora hay muchos niños en el parque — la aguda voz de Christofer interrumpió sus pensamientos — ¿Por qué todos están usando la misma ropa?

—Para identificarse como grupo, de seguro algún colegio vino de excursión.

—¡Genial! Iré a presentarme, diviértete Tita — Ella solo sonrió porque el pequeño salió corriendo sin darle tiempo a responder.

El parque recreativo era bastante grande y se dividía en dos áreas, una dedicada a jóvenes o adultos que quisieran caminar, hacer deporte o simplemente descansar en las bancas bajo los árboles y otra que era especialmente para los pequeños, ahí era donde se encontraban en ese momento.

Ese lado del parque contaba con diversas estructuras para que los pequeños pudieran divertirse; había columpios, deslizaderos, sillas giratorias, sube y baja, y mucho más. Frente a la zona de los juegos se encontraba el área verde que contaba con grandes árboles y mesas con bancas de cemento.

Era en esas bancas donde Tita solía sentarse mientras observaba a su pequeño de ondulada cabellera rubia cayendo sobre sus hombros, por su complexión física que era bastante delgada, bajito y rasgos faciales afinados como los de su madre, fácilmente era confundido con una niña.

No habían pasado 15 minutos desde su estadía cuando la señora Diana llamó a su celular diciéndole que regresaran a casa inmediatamente. Empezó a buscar al pequeño para llevarlo de nuevo a casa. No tardó mucho en ubicarlo, se encontraba sentado en el suelo atrás de la estructura de castillo junto a un niño. Sabía que Christofer se decepcionaría porque se veía riendo animado.

—¡Ahí estás! Lo siento corazón, pero tu madre acaba de llamar — Movía su mano derecha donde sostenía su celular — dice que es urgente que regresemos a casa ahora mismo, lo siento, pero debemos irnos.

—De acuerdo – Notó cómo los hermosos ojos color ámbar del pequeño se apagaron – bueno, ya oíste que me debo marchar – dijo en dirección al chico que estaba con él, también parecía decepcionado — ¡Ya lo tengo! Yo vengo a este parque todos los viernes así que podrías venir para jugar. ¡Nos vemos el otro viernes! — Se despidió poniéndose de pie y tomó la mano de Tita para volver a casa.

En el camino Christofer se encargó de contarle a Tita lo que había hecho mientras estaban en el parque. También le contó cómo había conocido al niño con el que lo encontró. "¿Cómo se llama él?" había preguntado Tita y Christofer golpeó frustrado su frente con su pequeña mano libre y dijo "Olvidé preguntarle su nombre, lo haré el otro viernes".

**

Toda su alegría se esfumó cuando puso un pie en casa y vio maletas en la entrada. Él conocía muy bien las maletas que su padre utilizaba cuando salía de viaje por el trabajo, pero en esta ocasión eran muchas maletas como si se fuesen... ¿todos?

—Vamos hijo, Tita te ayudará a asearte. Debemos irnos lo antes posible — Su madre terminaba de acomodar las maletas.

—Mamá ¿Qué está pasando? ¿a dónde nos vamos? — preguntó Christofer, estaba demasiado confundido con toda la situación.

—Papá dará apertura a un nuevo hotel y debemos mudarnos ahora mismo hacia nuestro nuevo hogar, no te preocupes porque es una casa muy bonita y está cerca del trabajo de papá. — Sí, los Collins tenían tanto dinero que podían darse el lujo de mudarse así sin más.




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