Teresa y el misterio de Groween [corrigiendo]

Capítulo 15 [Parte 1]

Capítulo 15 [Parte 1]: Fantasmas del pasado.

Hace tantas noches que no dormía tan bien como lo hice el día en que Sergio me llevó hasta mi casa después de haber ido a tan maravilloso lugar y decirnos te quiero un montón de veces más. Por mi cuerpo recorría cierta paz, una que no tenía desde que comenzó mi tormento en el dichoso pueblo.

Mantuve la vista fija en el techo durante varios segundos más, quería quedarme así, inmóvil, y no dejar que nada arruinase la paz que abarcaba hasta la última célula de mi anatomía. Pero tenía que levantarme ya que Pierre pasaría por mí dentro de unas horas para ir al cementerio, su hermana cumplía un año de fallecida y también conocería por primera vez a sus padres.

Me levanté, tomé una larga ducha y bajé a desayunar con mamá, no hablamos mucho ya que ambas seguíamos un poco enojadas por nuestra pequeña discusión de ayer, pero pronto se arreglaría, no podía estar enojada con la mujer que mido la vida por más de dos días y sé que ella tampoco.

Opté por uno de mis suéteres color crema y unos jeans oscuros, las sandalias eran perfectas para la ocasión ya que la primavera estaba cerca. Esperé y esperé, ordené un poco mi habitación, también ayudé a ordenar un poco la casa y en un santiamén tenía a Pierre haciendo sonar el claxon de su auto afuera de mi casa.

–¡Ya voy! –grité, esperando que me hubiese escuchado.

Tomé mi bolso donde llevaba las cosas necesarias y salí de casa un tanto nerviosa.

Iba a conocer a los padres de Pierre.

Si bien es cierto no era muy fan de su papel como padres ya que desde que era amiga de Pierre, nunca los había visto poner un pie en el pueblo, tampoco cuando el asesino atacó a su hijo, dejándolo inconsciente en el hospital. Pero si me sentía como si fuese a conocer a mis suegros o a gente muy importante.

–¿Lista? –preguntó en cuanto terminé de abrochar el cinturón de seguridad.

–La verdad, no –me observó un poco desconcertado por mi respuesta.

–¿Qué pasó? ¿Ya no me quieres acompañar? –negué rápidamente al notar su decepción.

–Si te quiero acompañar Pierre, es solo que… estoy nerviosa.

–¿Y nerviosa como por qué?

–Porque voy a conocer a tus padres –bufó mientras rodaba los ojos.

–Pequeña Sherlock Holmes, no te preocupes, claro que mi madre puede llegar a ser un poco… intensa y papá, pues no dejes que te afecten sus comentarios déspotas –me tienes que estar jodiendo.

–¿Y así me dices que no me preocupe? – chillé y masajeé mis sienes.

–Tranquila, no me voy a separar de ti en ningún momento –asentí un poco desconfiada y Pierre puso el auto en marcha.

El camino hacia el cementerio se me hizo eterno, las manos me sudaban por los nervios y la incertidumbre por saber cómo tomarían mi presencia los padres de Pierre, la palabra nerviosa me quedaba corta en esos instantes, sentía unas poderosas ganas de abrir la puerta del copiloto y lanzarme del auto en movimiento.

–Llegamos –anunció Pierre sacándome de mis pensamientos suicidas.

Quise dedicarle una sonrisa en respuesta, pero me terminó saliendo una mueca temblorosa. Salí del auto como si el aire dentro de este me fuese a asfixiar, noté un auto estacionado frente al de Pierre y deduje que era el de sus padres. Seguí a mi amigo por el cementerio en un silencio bastante incómodo, hace tiempo que no nos encontrábamos en una situación similar y la verdad es que quería salir de aquello lo antes posible.

Después de pasar por un montón de lápidas y esculturas que parecían salidas de una película de terror, divisé a una pareja que se encontraba arreglando unas bellas rosas blancas en cada esquina de una lápida.

Eran ellos.

Me tensé un poco a medida que nos acercábamos más hacia los padres de Pierre, la mujer dejó de arreglar las rosas y se incorporó por completo, se volteó y reparó en nuestra presencia.

–¡Al fin llegaste! –exclamó en cuanto vio a Pierre y este le dedicó una sonrisa forzada. Cuando me vio, no se molestó en inspeccionarme de pies a cabeza.

–Mamá ella es Teresa, es una amiga y quiso acompañarnos hoy –la señora se acercó y extendió su mano para que la tomara.

Me quedé estática durante unos segundos ya que no pude negar que me intimidó mucho, era alta, de cuerpo estilizado y mirada feroz. Sus ojos miel eran iguales que los de la foto, pero estos se veían cansados, su cabello castaño llevaba algunas canas pero aun así no dejaba de verse bastante joven. Llevaba puesto un vestido negro que se ajustaba a su figura y tacones que la hacían lucir más alta de lo que ya era.

–Mucho gusto señora –me obligué a reaccionar y estrechar mi mano con la suya.

–Nada de señora, dime Cathe –asentí un poco aliviada por su amabilidad.

Tarde noté que el padre de Pierre se había colocado junto a ella, este me observaba con el entrecejo fruncido y una mirada desaprobatoria, me cohibí un poco ante su descarado escrutinio, pero traté de verme lo más calmada posible.

–Simon Hoffman –habló el hombre con voz grave mientras extendía su mano hacia mí, le correspondí al saludo.

Sus ojos verdes eran igual de hermosos que los de Pierre, pero al igual que los de su mujer, estos se veían cansados. Conservaba su figura, pero ya no era igual a la que había visto en la foto de su casa y definitivamente a ese hombre podían pasarle los años encima, pero nunca perdería la elegancia. Llevaba un traje negro de camisa blanca y sin corbata, su cabello bastante canoso estaba bien peinado hacia atrás. Todo en él gritaba poder y solo esperaba que este encuentro no resultara tan fatídico como lo imaginaba.

–Teresa Crymble.

–¿Crymble? ¿De los Crymble de Virginia? –preguntó Simon y vi a Pierre negar con la cabeza mientras tomaba el puente de su nariz entre su dedos índice y pulgar.

Ehhh, no. Crymble del apellido de mi padre –respondí y noté como me observó despectivo.



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En el texto hay: aseinato, suspenso drama, misterio aventura

Editado: 22.01.2021

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