Teresa y el misterio de Groween [corrigiendo]

Capítulo 15 [Parte 2]

Capítulo 15 [Parte 2]: Fantasmas del pasado.

La respuesta llegó más rápido que inmediato.

–Cariño, que bueno que llegaste –exclamó con emoción la madre de Pierre.

–Mi mejor amiga cumple un año de fallecida, claro que iba a venir –esbozó una sonrisa nostálgica, pero esta no llegó a sus ojos.

Ambas se abrazaron con efusividad y noté como Pierre se tensaba a mi lado. “Tranquilo” modulé con mis labios, no era momento para sus rabietas. Soleil estrechó la mano del señor Hoffman y se dispuso a colocar el ramo de girasoles junto a la lápida de la difunta, reparó en mi presencia y sus ojos adquirieron un brillo especial.

–Hola bella, ¿Cómo estás? –me saludó con un beso en la mejilla.

–Bien –respondí un poco cohibida por la atención que estábamos recibiendo por parte de todos.

Soleil dedicó unas palabras a su difunta amiga, que hicieron a la madre de Pierre llorar nuevamente. Conversaron por un buen rato, recordando todo lo que vivieron con Irina, Pierre evitaba a toda costa meterse en la conversación que mantenía Soleil con sus padres.

¿Por qué odiaba tanto a esa chica?

A simple vista era un amor, amable, sociable, inteligente y carismática. Yo no le veía lo malo por ningún lado, pero como decía el dicho:

Caras vemos, corazones no sabemos.

–Bueno, nosotros ya nos retiramos, estoy muy agotada –anunció Cathe mientras se enganchaba al brazo de su esposo.

>> Sole cariño, ¿Te llevamos a casa? –la mencionada negó con la cabeza.

–Me quedaré aquí un rato más –ambos señores asintieron y luego posaron su vista en mí.

–Un gusto conocerte, Teresa –me dijo la madre de Pierre extendiendo su mano libre, correspondí a la despedida de inmediato.

–Esperamos verte pronto –dijo el señor Hoffman.

Sí, claro.

–El gusto es mío –dije en general, ambos se dieron la vuelta y se encaminaron hacia la salida del cementerio.

¿Acaso no le iban a preguntar a su hijo si se iba con ellos?

–Vámonos –dijo Pierre tomándome un poco fuerte del brazo, se notaba a leguas que trataba de ocultar el fastidio que le causaba estar cerca de Soleil, pero era inevitable, brotaba ira por sus poros.

Me solté de su agarre y me observó con los ojos bien abiertos, no se esperaba esa reacción de mi parte.

–Vete, yo también me voy a quedar –se quedó atónito por mi respuesta, luego del shock, llegó la evidente confusión en su rostro.

–Teresa no estoy para juegos o intentos de reconciliación, vámonos –aseveró con la mandíbula apretada, estaba acabando con su paciencia.

–No estoy jugando, me voy a quedar y punto –se pasó la mano por esa mata de cabello castaño que tenía y resopló con frustración.

–Bien, nos vemos más tarde –dijo finalmente y se alejó a grandes zancadas del lugar.

Como nos habíamos alejado un poco de la lápida de su hermana, me volví a acercar nuevamente, quedando de pie junto a linda chica de ojos verdes, ésta ni se inmutó y siguió con la vista fija en el epitafio de su difunta amiga.

–Me odia –dijo de repente, acabando con el silencio.

–¿Quién? –pregunté haciéndome la desentendida.

–Pierre –arrugué la nariz ya que nunca esperé que esas palabras salieran de su boca y no sabía que se sentía creer que alguien te odiara.

–Él no te odia, solo esta…

–Resentido, arrepentido, frustrado, enojado… –suspiró con pesadez y yo la observé con asombro.

¿De qué está hablando?

–No quiero meterme pero, la verdad no sé qué pasó entre ustedes dos para que él no soportara respirar el mismo aire que tú –rió con ironía y eso me desconcertó aún más.

–Es una larga… muy larga historia –comenzó a caminar entre las tumbas y yo la seguí en completo silencio.

Entonces noté que nos estábamos acercando hacia un banquito de madera, ella tomó asiento e imité su acción, nos quedamos así por un buen rato, ambas sin pronunciar palabra alguna.

Podía sentir que tenía un debate dentro de ella, entre si desahogarse conmigo o no, al parecer era algo que le afectaba demasiado y aunque no pareciera, le dolía de sobre manera.

–Vengo aquí todos los fines de semana… sin falta –comenzó y yo la observaba con suma atención –, sé que como yo, hay varias personas que día a día se culpan por la muerte de Irina, hasta el mismísimo Pierre –sonrió con ironía.

>> Pero lo que yo le hice –negó con la cabeza y vi como sus ojos comenzaban a cristalizarse –, lo que yo le hice no tiene perdón de Dios. Y lo estoy pagando, lo pago todos los días al despertar en este pueblo que se ha convertido en mi infierno, mi condena.

Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y me acerqué lentamente a ella, levanté mi mano para limpiarlas con delicadeza, como si se fuera a romper en cualquier instante y lejos de todo lo que sucedía, en mi cabeza solo rondaba una pregunta.

¿Tan malo era para que se martirizara de esa manera?

–Y la veo, la veo a ella todos los días, a cada instante. Cuando salgo, cuando me veo al espejo, cuando estoy en la cafetería, la veo sonriéndome con dulzura y observo esos ojos verdes por los que daba mi vida, pero que ya no están. Sé que no es más que un fantasma del pasado que me atormenta y eso es lo que no me deja vivir en paz –acuné su rostro entre mis manos y la observé con tristeza.

–No sé qué es lo que habrás hecho, pero de algo estoy segura. No puedes seguir atormentándote de esa manera, no es sano y creo que deberías hablarlo con algún profesional, no deberías guardarte esas cosas, porque en algún momento consumirán todo lo bueno que queda de ti.

–Bella, es increíble que aunque no sepas de lo que te estoy hablando, te preocupes tanto por mí –sonreí con ternura y la miré directamente a los ojos.

–Porque te considero una amiga y créeme, conozco a alguien que pasó por lo mismo que tú –y sí que la conocía.



#8562 en Thriller
#4819 en Misterio
#3377 en Suspenso

En el texto hay: aseinato, suspenso drama, misterio aventura

Editado: 22.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.