EL ARMARIO DE LOS SUSURROS
Había una familia que había adquirido una vieja y misteriosa casa en una venta de garaje. La familia estaba compuesta por el padre, la madre y dos gemelos de quince años, Tomás y Lucía. Las remodelaciones de la nueva casa estaban en proceso, por lo que los gemelos compartían una habitación temporalmente.
Todo comenzó una noche mientras los hermanos dormían juntos. Tomás estaba acostumbrado a los extraños acontecimientos que ocurrían en muchas casas antiguas, así que no prestó atención cuando escuchó un ligero ruido proveniente del armario. Pensó que era simplemente el crujir de la madera vieja. Sin embargo, a la noche siguiente, el ruido se repitió, pero esta vez, se mezcló con un susurro suave que llamó a Tomás por su nombre.
—Tomás... Tomás... —murmuró una voz misteriosa.
El corazón de Tomás se aceleró y se levantó rápidamente de su cama. Intentó pedir ayuda a sus padres, pero por alguna razón, su voz no salió. Aunque gritó con todas sus fuerzas, nadie parecía escucharlo. El susurro continuó cada noche, haciéndose cada vez más fuerte y persistente.
El miedo se apoderó de aquel niño. No quería volver a dormir, pero el cansancio finalmente lo vencía cada noche. Sin importar cuánto intentara explicarle a su familia lo que estaba sucediendo, nadie le creía. Pensaron que solo era el resultado del estrés por el cambio de hogar y las remodelaciones.
Con el tiempo, las voces se volvieron más claras y persuasivas, llamando a Tomás hacia el armario cada noche. Aterrado y desesperado por resolver el misterio, decidió enfrentar su temor. Se armó de valor, respiró profundamente y se acercó al armario entreabriendo la puerta.
Dentro del armario, en la oscuridad, se reveló un mundo completamente diferente. Un lugar sombrío lleno de formas extrañas y luces tenues. Aunque estaba asustado, algo en ese lugar lo atraía, como si una fuerza invisible lo empujara hacia adelante.
Sin pensarlo dos veces, Tomás se adentró en el interior del armario. Trató de encontrar a su hermana, pero ella parecía haber desaparecido por completo. La voz misteriosa, ahora más clara que nunca, lo guiaba más profundo en el armario, como una dulce melodía que le susurraba al oído.
En ese momento, la puerta de madera se cerró violentamente detrás de él. Tomás se dio cuenta de que estaba atrapado. A pesar de todos sus intentos por abrir la puerta, esta permanecía cerrada con fuerza.
La familia buscó incansablemente a Tomás al día siguiente, pero fue en vano. Había desaparecido sin dejar rastro. La tristeza y la angustia se apoderaron de la familia, pero nunca pudieron explicar lo que realmente había sucedido.
La casa fue vendida nuevamente después de ese trágico evento, y aunque la familia que la adquirió siguiente nunca mencionó haber escuchado voces o susurros, el armario siempre permaneció cerrado y sin uso, como si encerrara un oscuro secreto.
Desde entonces, la leyenda del armario de los susurros se extendió entre los vecinos, quienes advirtieron a futuros compradores de la casa sobre su misterioso pasado. Pero nadie supo realmente qué había ocurrido con Tomás. Algunos creen que fue arrastrado a otro mundo por la fuerza malévola que habitaba el armario, mientras que otros creen que simplemente se perdió en la oscuridad dentro de la antigua casa.
La verdad sobre el destino de Tomás sigue siendo un misterio, y la casa con el armario de los susurros permanece en silencio, ocultando su secreto siniestro.
La Sombra de la Madrastra
Había una vez un chico llamado Daniel que vivía con su padre y su nueva madrastra, Amelia, en una antigua casa en las afueras del pueblo. Desde el día en que su padre se casó con Amelia, Daniel sintió una extraña presencia a su alrededor, como si una sombra lo estuviera observando constantemente.
La sombra se aferraba a él en cada momento del día. En la escuela, durante las comidas, incluso cuando se bañaba o dormía, siempre estaba presente. Al principio, Daniel pensó que era su imaginación, pero pronto se dio cuenta de que no podía ignorar esa sensación inquietante.
Una noche, mientras todos dormían, Daniel decidió investigar. Sigilosamente se levantó de la cama y siguió a la sombra que se movía por los oscuros pasillos de la casa. Lo llevó hasta la habitación de Amelia, donde la vio sosteniendo un extraño libro con símbolos y runas desconocidas; al verlo, la sombra se desvaneció.
Intrigado y asustado, Daniel volvió a su habitación sin que nadie lo supiera. Al día siguiente, decidió buscar información sobre las extrañas apariciones que lo atormentaban. Encontró viejos libros de leyendas y supersticiones en la biblioteca local.
En uno de los libros, leyó sobre la existencia de brujas y cómo podían manipular sombras para espiar y controlar a sus víctimas. Cada pieza encajaba en su mente, y supo que debía seguir investigando. La sombra que lo perseguía estaba relacionada con su madrastra.
Mientras profundizaba en sus pesquisas, descubrió que Amelia era descendiente de una antigua familia de brujas, conocidas por sus oscuros poderes y malevolencia. La sombra que había estado acechándolo era el resultado de un hechizo siniestro que la nueva esposa de su padre había lanzado sobre él desde el momento en que se convirtió en su madrastra.
Editado: 17.06.2024