1
Eran casi las once quince de la noche cuando la jefatura policial se halló en completo silencio. Entre las oficinas y sus pasillos únicamente se lograba escuchar el sonido de los teléfonos y a los agentes que se despedían para regresar a sus hogares. ¿Quién pensaría que aquella noche algo se iba a turbar? No había motivos para pensarlo, hasta que una mujer de nombre Sophie Grey entró corriendo, con su ropa desgarrada, golpes en el rostro y la blusa manchada de sangre. La mujer gritaba histéricamente que alguien la había atacado. Corrió entre las personas, gritó y se tropezó con un par de mesas de cómputo hasta que finalmente alguien consiguió detenerla.
—Señora, por favor. Nosotros la ayudaremos, pero necesito que se tranquilice. ¿Qué fue lo que le pasó?
—¡Hay un hombre allá afuera, me quiere matar! ¡Tienen que detenerlo!
—¿Quién, quién la quiere matar?
Shopie señalaba desesperada la puerta de entrada, pero no había nadie.
Los paramédicos llegaron, le dieron un tranquilizante y finalmente, después de un par de horas, la atormentada mujer consiguió explicarle a la policía lo que había sucedido.
Esta vez los agentes decidieron dividirse de una manera bastante peculiar. Rodrigo y Michelle Stefan se dirigieron hacia el hospital en el que habían enviado a la señora Grey luego de estabilizarla, mientras que Elaine y Martha Susan tomaron camino hacia la escena del crimen. Vaya que era una noche silenciosa y fría, muy fría.
—Elaine —Martha Susan la miró—, ¿te ocurre algo?
—¿A mí? No. Todo está perfecto.
—Collins, desde que trabajamos juntas en el caso de las Allen aprendí a entenderte. Sé cuando estás mal, cuando algo te molesta, cuando algo te preocupa o te inquieta. Y hoy puedo asegurarte que estás mal. ¿Qué es eso que te preocupa?
Ella le sonrió, necesitaba desviar su atención.
—Tú también estarías preocupada si un lunático te amenazara de muerte.
—Está bien, entiendo que la amenaza de Dante puede tenerte inestable. Pero siento que hay algo más. Elaine, ¿tú quieres a Volker?
—En ningún sentido, Susan.
—¿Qué piensas de la pena de muerte que se le ha dado?
—Susan, de verdad si Volker va a la silla eléctrica o no, no es asunto que me competa. No quiero saber nada más de nadie hasta que Dante no esté preso o enterrado cien metros bajo tierra.
Pasaron pocos minutos antes de que llegaran a su destino. Una vez ingresados al negocio de los disfraces, las dos agentes pusieron manos a la obra e investigaron por su propia cuenta.
Las señales de una pelea eran claras; había cosas rotas, estantes fuera de su lugar, vestidos regados y los vidrios de los exhibidores estaban salpicados de sangre, incluso el cuerpo de un hombre se hallaba tendido en el suelo con un rastro de sangre detrás de sí.
—¿Qué fue lo que le sucedió? —Elaine le preguntó a uno de los peritos.
—Le dispararon dos veces; una vez en el pecho y la otra le destrozó el rostro.
—Según el relato de la señora Grey; dijo que ella se encontraba atendiendo la caja registradora cuando el sujeto irrumpió en la tienda.
Elaine y Susan caminaron hasta ella, y una vez ahí, corroboraron la versión de la víctima, pues aparte de encontrar signos de pelea, la caja abierta y algunos dólares regados por el suelo, hubo algo que llamó la atención de la agente Collins.
—Imaginemos que Sophie Grey estaba parada justo ahí, atendiendo la caja. Dante entra por aquella puerta, le dispara al único hombre que está dentro; dos veces: una en el pecho, la sangre salpica y le ensucia la ropa a Sophie, después, ese mismo hombre se arrastra hasta la puerta de salida y es cuando Dante le dispara en el rostro para evitar que escape.
—No entiendo, ¿para qué dejó viva a la señora Grey? ¿Crees que intente regresar por ella?
—Susan, ¿logras ver eso? —Collins señaló la pared—. Si Dante le disparó al hombre aquí, su sangre salpicó la ropa de Sophie Grey, y también salpicó está pared. Entonces… ¿qué impidió que la sangre la manchara por completo?
—¿Crees que…?
—Por eso no se llevó a la señora Grey… Más bien, se llevó a la otra persona que estaba con ella.
—Esa persona era la razón por la que Sophie Grey estaba en la caja, estaba registrando la compra cuando el asesino llegó.
2
Rodrigo apoyó su cuerpo en el umbral de la puerta mientras Michelle Stefan se encargaba de interrogar a la víctima.
—Señora Grey, ¿recuerda cómo fue que escapó?
—Estaba en la caja, registrando una compra cuando escuché la campana de la puerta. Un hombre entró, se acercó a nosotros y le disparó al sujeto que estaba esperando en la fila. Después de eso, yo me escondí detrás del mostrador y comencé a escuchar gritos y golpes… —comenzó a llorar— y después nada. Ya no se escuchó nada.
Rodrigo y Michelle se miraron.
—Dice que el sospechoso le disparó a un hombre que se hallaba en la fila, y que después de eso escuchó gritos. ¿Recuerda de quién fueron esos gritos?
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Editado: 07.05.2024