Ophelia
Después de la conversación de Mason con Marco, nuestra rutina cambia nuevamente. Mason retomó su trabajo en Mindigo pero de una manera más oficial, todas las tardes va a allí después de clases y hace su trabajo, por el cual recibe un sueldo. Todas las noches yo manejo hasta Mindigo y espero a que él termine de trabajar, cenamos juntos ahí y luego nos vamos. Su relación con su padrastro ahora es una estrictamente profesional. No hablan de temas personales, solo de trabajo. Igualmente, el odio y rencor el uno por el otro sigue allí. Marco busca todo motivo o razón para denigrar el trabajo de Mason, y siempre busca encontrar cosas para agregar a su linea de tareas. Sin embargo, Mason no cae en su trampa, y actúa de una manera profesional sin decir ni una palabra y haciendo todo lo que se espera de él. Los empleados de Mindigo buscan el consejo, ayuda y aprobación de Mason. Como si él fuera su jefe y mentor, y no Marco. Su verdadero jefe no está muy contento al respecto, pero por mi parte yo estoy muy orgullosa de mi novio porque eso habla muy bien de sus habilidades de liderazgo.
Si, dije novio. Pasaron exactamente tres semanas desde que Marco apareció en mi departamento. Muchas cosas cambiaron desde entonces, lo que no cambió en absoluto es el hecho que Mason y yo seguimos viviendo juntos, pasando la mitad del tiempo en mi departamento y la otra mitad en el suyo. También decidimos que nuestra relación era lo suficiente madura como para ponerle el título. Desde que llegamos a ese acuerdo Mason busca cualquier excusa para referirse a mi como su novia. Y aunque la mayor parte del tiempo ruede mis ojos y actué como si es algo totalmente estúpido, la realidad es que cada vez que escucho esas palabras salir de su boca referidas hacia mí mi corazón late el doble de su velocidad y un calor recorre mi cuerpo.
Jure muchas veces que no iba a volver a caer en los juegos y palabras de un chico, que no quería una relación. Pero Mason no es Draco, y nuestra relación no se parece en nada a la que solía tener con él. Y si soy honesta conmigo misma, tengo que admitir que no había estado tan feliz y completa en... bueno, no recuerdo nunca haberme sentido así.
Todos mis demonios, la depresión, la tristeza, los pensamientos sobre mi pasado, estan todos durmiendo en algún recobijo de mi ser. No soy lo suficiente optimista, ni idiota, para pensar que desaparecieron, pero si ya no juegan un rol en mi presente como solían hacerlo. El poder levantarme todos los días con una sonrisa en mi cara, sin culpa, sin dolor es algo de lo que voy a estar agradecida toda la vida, y es todo por Mason.
En este tiempo juntos supo demostrarme que no estoy sola, que todos cometemos errores y que no debemos dejar que estos nos persigan de por vida. Si no nos perdonamos a nosotros mismos nunca vamos a poder ser felices. Me enseño que soy especial, importante, distinta (en un buen sentido), y que merezco todo lo que tengo, que merezco ser feliz. Y que por primera vez en mucho tiempo, alguien me ama. Nunca voy a olvidar ese primer momento en que esas dos palabras salieron de su boca dirigidas a mi.
Fue un sábado, dos semanas atrás. Fui a Mindigo a buscarlo, como todos los días, pedimos la comida para llevar, el manejo su auto hacia el descampado, el cual se convirtió en nuestro lugar especial. Cuando llegamos bajamos del auto, pusimos una manta sobre el césped, y apoyamos la comida. Cuando terminamos de comer, nos quedamos acostados en vueltos en los brazos del otro mirando las estrellas. El silencio entre nosotros nunca es algo incomodo, sino algo que disfrutamos, algo que expresa comodidad y relajación entre nosotros.
Luego de unos minutos de silencio, una estrella fugaz pasó en mi línea de visión y un recuerdo me golpeó fuerte en la cabeza. Lágrimas comenzaron a salir por mis ojos, un ruido de llanto escapo mi boca y Mason mi miro y me pregunto qué me pasaba. Me acurruque aún más en sus brazos, buscando el amor y apoyo emocional que siempre viene con sus abrazos. Él esperó pacientemente en silencio, sosteniéndome aún más cerca de él.
"Cuando era chica, cinco o seis años, las estrellas fugaces tenían un gran significado para mi." Acomodo mi cabeza para mirar el cielo una vez más y continuo. "Vivía en una pequeña granja en las afueras de Texas, por lo que las estrellas se veían aun más. Todas las noches me acostaba sobre el pasto y miraba las estrellas, mientras mi papá me mostraba las constelaciones. Cuando una estrella fugaz aparecía me hacía pedir un deseo. En ese momento sentía que lo que fuera a pedir se haría realidad, que el mundo era un lugar bueno y lleno de esperanzas. Y el hombre sentado al lado mío era la persona más sabia y bondadosa del mundo. Las estrellas eran parte de nuestra rutina y algo que hacía nuestro lazo más fuerte. Mi mamá siempre estaba celosa de que compartiera esos momentos y esa conexión con mi papá todas las noches."
Me río recordando como solía pasar horas tratando de convencernos de entrar o de participar en nuestro ritual. Pero yo siempre decía que no se podía, que era como si papá intentara venir de compras con nosotras o ayudarnos a cocinar la torta que hacíamos todos los domingos por la mañana. Mi mamá no quería compartir sus momentos especiales conmigo con él, lo cual la hacía entrar en razón de porque ella no podía estar en los de mi papá.