The Black Cards

Capítulo XIV

Se dirigían a un bar ubicado en el corazón de la capital. Gabriel no podía localizarse en el sector, puesto que pocas veces venía a Santiago ya que la odiaba, con toda su alma para ser más exacto. No la cambiaba por Valparaíso, cuna que le vio nacer dentro de un taxi el cual fue indicado a llegar con toda la velocidad que disponía ya que su madre no podía ya retenerlo más en su vientre. Pero el taxista, un experimentado en su oficio, no arriesgó la vida de sus dos pasajeros a bordo, optando por no ir a más de cien kilómetros por hora. El feto salió expulsado de su entrepierna la cual no podía estar más cerrada. Fue vanidad todo ese esfuerzo en hacer que lo primero que viera del mundo fuese a dos profesionales quienes con su vasta experiencia lograran aquel mágico espectáculo de la vida. Pero no fue así. No. Lo primero que vio fue la cara del taxista quien no podía estar más pálido mientras que trataba de no vomitarle encima. La vida no siempre se basa en lo planeado le decía su madre.

Mateo le decía que no estaban a más de cinco minutos del bar que le platicó su amigo. Emprendieron marcha, más apresurados que antes con ese paso tan suave y desesperante. Ambos iban casi vestidos de la misma manera: pantalones oscuros, zapatillas blancas y arriba iban cubiertos con una chaqueta, café era la de Mateo mientras que la de Gabriel era gris. La ola de frío venía arrasando por la capital desde el miércoles pasado, ya en ese entonces era sábado. Los ciudadanos no comprendían a que se debía aquello, muchos culpaban a los efectos del calentamiento global, hipótesis que no tardó en provocar alarmas en los medios, la verdadera causa según ellos es la culpa de las cordilleras las cuales generan más nieve de lo común, lo que detonaba la invasión de un aire más frío. A pesar de la temprana respuesta, no logró cautivar a muchos televidentes. Ya no confiaban mucho hacia los medios, eran tiempos nuevos.

El Bar EL HORMIGUERO era uno de los más conocidos por el grupo más joven de los santiagueños. Los universitarios, principalmente los de primer año, luego de una extensa jornada no ven nada mejor que partir por un trago el cual les venía como anillo al dedo, pues según los que sale de sus bocas, es mejor dormirte ebrio que recordar horas y horas de oratoria por parte de un maestro. Al llegar a aquel bar, podías sentarte junto a un extenso grupo de gente en sillones donde compartían una pequeña mesa para dejar los tragos. La música era la esencia del lugar, noches completas de músicos amateurs luciendo su prometedor potencial a las masas. Cada noche variaba el género que se presentaba. En mayoría se prefería reggae allí. Pero no significaba que el rock o blues no se imponía ante el público, le respetaban y era lo importante. Especialmente para Mateo y Gabriel quienes se dirigían allí con aquel motivo, entregar un categórico show de música ambiental para un anoche de sábado, un sábado para olvidarse de todo. Esto surgió gracias a Gabriel quien es el más demandado en el ámbito de los eventos puesto que sabe lidiar con ello, lo sabía él, y lo sabía también Mateo, y lo admiraba por eso. En el trayecto le contaba anécdotas, entre la más destacada fue un concierto en el cual fue telonero junto a su banda, el público no estaba interesado en ellos, para nada, y los abucheos que se agrandaban más y más lo demostraban. Insultos que salían de la galería, algunos bastante fuertes, mientras que otros solo causaban carcajadas entre ellos mismos. Era todo un reto para él enfrentar todo ello y más aún, convencerles. A lo único que reaccionó fue a simplemente comenzar a tocar. Las primeras canciones no se escuchaban debido a los silbidos y abucheos, aunque ya pasada la quinta canción el público comenzó a callarse —prefería que se callaran antes que me pagaran, le dijo Gabriel—, y le dieron el paso a la banda a seguir cautivándoles, ¿y lo lograron? Sí. Se despidieron de aquel público que ya no loes pifiaba. Los ovacionaban hasta no poder más. E incluso juró haber visto los senos de una chica que levantó su camisa —la cual traía estampada el nombre de la banda anfitriona, le dijo también—.

Una verdadera locura lo definió Gabriel. Mateo lo miraba asombrado y a poco lo envidiaba, ese sentimiento le avergonzaba, pero era la verdad. La luz que se salía del cartel el cual traía el nombre del bar, era bastante brillosa. Dilató las pupilas en ambos chicos. Gruñeron sus ojos manteniéndolos casi cerrados hasta ya estar ambos dentro del bar. La poca luz que había dentro del lugar delataba la gran cantidad de humo que se albergaba dentro, el cual estaba allí culpa de excesivos fumadores. Algunos de ellos tan solo iban a fumar y no por el verdadero significado del lugar el cual trataba de hermanar a los jóvenes haciéndoles olvidar todo aquello que les frustraba, tan solo por unas horas que para ellos les eran valiosas para un nuevo día. Mateo esperaba en la orilla del lugar en donde se encontraba la puerta de entrada y también salida. Mientras que Gabriel conversaba con el dueño del local quien también era el encargado de programar todo lo relacionado al escenario. Miraba atento al público. Nadie de ellos estaba serio, o triste. Todo era risas, las cuales se multiplicaban como ecos de mesa en mesa. Miraba fijo a una mesa, la cual estaba conformada sola por chicas. No sobrepasaban los límites de los veinte años. Todas fumaban, todas tenían su propia cajetilla. Todas reían. Aquella imagen que su mente fotografió sólo le trajo frustración. Pudo haber estado la noche entera dedicado a observarlas, para solo meditar por ellas. Pero Gabriel se lo impidió. Su amigo volvió a donde se hallaba Mateo, le hizo una seña con su cara de la que se infería que le siguiera. Y eso hizo. Llegaron hasta una puerta sólo para trabajadores del Bar. Esperaron menos de un minuto en lo que demoró en llegar uno de los tantos guardias con los que contaban. Les dio una seria y amenazante mirada mientras abría la puerta con su tarjeta que colgaba de su cuello. Y acto seguido entraron.



#12947 en Joven Adulto

En el texto hay: amigos, banda de musica, musica rock

Editado: 02.05.2018

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