-Jimin, ¡para! Ven aquí o me voy a enfadar. Es la hora del almuerzo, no te puedes estar paseando por la empresa como si nada-gritaba la encargada de la planta donde se encontraba el chico.
-P..perdón, ¡Vamos a comer!-grito corriendo hacia la chica que le seguía.
Era el primer día del rubio, y se encontraban en la hora de comer. Después de un trabajo extraordinario de su parte, como contable. Al decirle que era tiempo de descanso se levantó y empezó a correr y reír por toda la empresa. Los compañeros del trabajo lo miraban con ternura, pero otros solo lo miraban con pena o irritados por el alboroto que estaba armando.
Por otro lado, se encontraba Jungkook, que salía de su oficina para dirigirse a comer algo. Pero se detuvo al escuchar mucho ruido viniendo por el pasillo de la cafetería. Llegó hasta el lugar donde encontró a un rubio saltado de felicidad, mientras gritaba que le encantaba el pudin, a la mujer que servía el almuerzo de los trabajadores.
-Pues que te parece si te doy dos pudings- le dijo la señora mayor a Jimin, el cual se tapó la boca y miro hacia los lados, para cerciorarse de que nadie lo miraba por lo que ha dicho la señora.
-D..de verdad me va a dar dos- dijo en un susurro acercándose a la cocinera, la cual asintió con una gran sonrisa.
-Por supuesto, pero tienes que comerte todo lo demás- le respondió también susurrando. El rubio afirmó con la cabeza y la mujer le entrego la bandeja con la comida y los dos pudings, haciendo que los ojos de Jimin se iluminara y no parase de agradecer a la señora.
El pelinegro se encontraba aún en la puerta de la cafetería, viendo desde lejos al chico que se llevó su corazón cuando rompió con él. No podía entender que es lo que le ha pasado a su pequeño Jimin, no parecía estar bien y estaba muy intrigado a saber que es lo que le ha sucedido durante todo ese tiempo. Al entrar a la cafetería atrajo la mirada de todos los presentes, algunos mirándolo con deseo y otros con respeto. Pero sus ojos estaban puestos en el pequeño rubio que se sentó en el suelo con la bandeja delante de él y sus piernas cruzadas.
Sin pensarlo demasiado se dirigió hacia él, para levantarlo del suelo.
-Jimin, no puedes sentarte en el suelo- le dijo haciendo que este levantara la cabeza y lo mirase con ojitos curiosos, ya que estaba siendo agarrado del brazo para ser levantado del suelo. Esta acción hizo que todos los que se encontraban en la cafetería mirasen a su jefe, el dios griego e impasable, ayudar al chico nuevo, con cierta deficiencia mental-Te puedes enfermar si te sientas en el piso-termino de decir mientras cogía la bandeja con la comida.
-P..pero yo quiero sentarme ahí-dijo con un puchero y mirando al pelinegro con ojitos de cordero degollado, que hizo que se moviese algo dentro de Jungkook.-Por fiiiii, déjame quedarme en mi lugar favorito- sonrió mientras ponía sus manos juntas en forma de súplica. Jungkook no se podía negar a esa carita de ángel, por lo que decidió dejarle sentarse en el suelo. Pero antes, hizo algo que dejo a media cafetería, por no decir toda, con la boca abierta de la sorpresa. Se sacó su chaqueta Dior y la puso en el suelo para que el rubio se sentara encima y no cogiera frío.
-La próxima vez que quieras sentarte en el suelo, te tienes que traer, al para poner antes, ¿vale?-pregunto a Jimin, que se estaba sentando en la chaqueta con sus piernas otra vez cruzadas.
-Te lo prometo, novio-dijo, dejando al pelinegro congelado. Preguntándose si le recordaba o solamente lo dijo porque eso creía de todo el mundo.- M..me puedes dar mi pudin-pidió con un puchero, porque el hombre no le daba su bandeja.
-Sí, claro toma, perdón-le dejo la bandeja donde estaba antes de que la sujetara. - A que tú eres mi novio-pregunto comiendo y Jungkook lo miro expectante, ya que no sabía que decir y más con todo el ruido de los cuchicheos de fondo.
-¿Por qué lo preguntas?- intento indagar en lo que decía el chico sintiéndose algo nervioso. Porque a pesar de que el rubio fue quien le dejo, ahora que lo veía no podía sentirse enfadado. Al contrario, se sentía triste por lo que le pasaba a la vez que su corazón se agitaba demasiado antes su presencia.
-Mira- saco su teléfono un poco roto y le mostró el fondo donde aparecía él y el rubio con caras raras-¿A que eres tú?-el pelinegro al ver la imagen no pudo evitar que una lágrima se le escapara y su corazón se apretujara ante el recuerdo de esa imagen. "Ese día fueron al parque de atracciones para celebrar su primer aniversario, Jimin tenía un gorrito blanco gigante en la cabeza mientras sacaba la lengua y él ponía una cara graciosa"- Mi amigo Taetae, me dijo que somos los novios más bonitos del mundo cuando le enseñe la foto-afirmo con la cabeza mientras aplaudía sus pequeñas manitas.
Los que estaban en la cafetería, no dejaban de mirar a su jefe y el comportamiento tan extraño que tenía con el chico. Además, de que este se había arrodillado para estar a su altura,por lo que no podían ver era su rostro el cual estaba lleno de lágrimas.
-Sí Minnie, soy tu novio- afirmo mirando al rubio que se levantó de golpe para abalanzarse encima del pelinegro.
-¡Lo sabía!- grito rodeando sus brazos encima de la cabeza de Jungkook aplastándolo contra su pecho. Ya se encontraban casi tumbados en el suelo y las manos del pelinegro alrededor de la cintura de Jimin, apegándolo más a su cuerpo.-¿A que somos la pareja más bonita del mundo?- le pregunto sonriente, mirándolo por encima de la cabeza.
-La más bonita, cariño- dijo Jungkook aun con lágrimas. No sabía porque le había dicho eso al rubio pero en ese momento le surgió la necesidad de estar junto a él de nuevo. Lo echaba de menos y mucho aunque Jimin no le recordara le era suficiente con estar juntos y averiguar el motivo de su problema y porque lo abandono sin motivo.