Lo más probable es que cuando esté más sobrio me arrepienta de escribir esto, pero hoy mismo estoy extasiado, rodeado de siluetas bailarines pero sobre todo, puedo verte en nuestra cama. ¿Por qué tu fantasma aún me enloquece? ¿Por qué aún te veo cuándo sé que no estás acá?
Tal vez mis lágrimas que se van depositando en mis labios saben la verdad, pero ahora mismo, te juro que nunca me hizo más feliz estar en un estado de ebriedad, tenerte frente a frente mientras puedo imaginar tu sonrisa y tu pasividad al tocar mi rostro.
Oh, ¿Por qué esa triste sonrisa? ¿Cuándo volverás a regalarme una sonrisa auténtica? A decir verdad... ¿Volverás?
Mi pecho arde mientras mis ojos batallan con más agua salada, mis ojos humedecidos me dicen que nunca volverás, pero tu tacto y tu suave hablar, me dice qué no es tiempo de llorar.
Qué la mañana vuelva a brillar, que yo vuelva a brillar.
Y sobre todo, que ambos volveremos a reinar.
¿Pero por qué lo siento tan irreal y tan estrecho cómo un lugar sin salida?
Desapareciste y me dejaste con el corazón roto, me jurabas amor y me cantabas a la par labias diciendo ser el amor de tu vida, ¿Entonces? ¿Qué es lo que nos hizo mal? ¿Las peleas o las peleas silenciosas en nuestra mente nos hizo bajar los brazos?
¿Nosotros éramos nosotros o simplemente éramos dos cuerpos sin almas vacías?
Tu jugar, extraño tanto como un nene extraña a su mamá.
Te extraño, ese pensamiento viaja desde mi mente, hasta mi cerebro y que baja hasta mis labios, en dónde solamente tu fantasma y yo...
Supimos callar.
La verdad, la verdad es que te extraño mucho más, tal vez extraño el hecho de tener que bajarte el cereal en las mañanas, tal vez extrañe el besar tus ojos mar... Pero sé que nada se compara con el sentimiento que resguardo en mi alma, el hecho de que a pesar de todo, sos mí hogar.
Entonces me pregunto, ¿Esta distancia estará bien? ¿Podría algún día no llorar?
Le digo a tu fantasma que me deje de mirar, mientras mis ojos me juegan en contra, ya que es inútil decirte que me dejes de ver, cuando yo no puedo observar. Y sé, de verdad que es culpa de las lágrimas, una vez más. La nota aún no termina, deseo escribirte más, pero ¿Por qué no puedo escribir? Cuando antes eras mi inspiración, hoy sos mi destrucción.
Pero aún así, mí corazón es tan idiota y piensa aún en esos ojos azules que me hacen suspiran.