The boy with the green eyes.

VIII

Recuerdo aquel sentimiento de nuestra primera pelea, aquella en dónde dos jóvenes adultos inexpertos estaban dolidos y preferían no hablar.

¿Por qué nos habíamos callados en vez de habernos gritado y perdonado?

La verdad todo empezó desde ese día, a pesar de que mi mente no quiere volver a ello, sé que ya es tarde cuando las hojas están sucias por las lágrimas que recaen mientras escribo estos.

Me pregunto sí fue una buena decisión y créeme que entre suspiros y lágrimas ahogándome, digo que no.

Me arrepiento haberme callado, la soledad hoy en día me consume como aquel día, me pregunto si te sientes igual.

Me pregunto si la vida nos hubiera dado algo más si nos hubiéramos arreglado, aunque lo hicimos.

Pero sin embargo, todo seguía ahí como una piedra en un camino que se convierte en algo que nunca saldrá.

Entendí que la vida pesa cuando en tus hombros aún hay culpa.

Entendí que la vida no pasará más rápido por haber callado lo que yo pensaba.

Y hoy, a luego de dos años de haberte dejado ir, te pido perdón porque sé que esto nos sigue afectando a pesar de que no nos veamos.

L, lamentablemente la vida es así, por más que uno intenta hacer un cambio, no sé puede, o somos tan cobardes para afrontar la realidad;

Aquella realidad en dónde ya te perdí.

Y hoy, me sigo arrepintiendo de haberlo hecho.

 




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